Un aparato que no necesita de complementos externos visibles permite a los pacientes leer letras y ver caras.
Un microchip inalámbrico ha devuelto parcialmente la visión a pacientes de un pequeño ensayo experimental según informan investigadores en la revista Proceedings of the Royal Society B.
La empresa alemana de tecnología médica Retina Implant ha desarrollado esta retina artificial, que se implantó en uno de los ojos de cada participante dentro de un ensayo financiado por la empresa. Todos los pacientes estaban ciegos debido a la retinosis pigmentaria u otra enfermedad hereditaria que hace que los bastones y conos fotorreceptores del ojo se degeneren y mueran con el tiempo. En teoría, el aparato también podría beneficiar a pacientes con enfermedades degenerativas como la degeneración macular, afirma Katarina Štigl, investigadora clínica y oftalmóloga de la Universidad de Tubinga (Alemania) que ha dirigido en estudio.
Con el implante, ocho de los nueve pacientes que formaban parte del estudio fueron capaces de percibir luz. Cinco de ellos pudieron detectar patrones de movimiento en una pantalla, así como objetos cotidianos como cubiertos, pomos y teléfonos. Tres pudieron leer letras. Lo que más impresionó a los pacientes fue ver sus propias manos y las caras de sus seres queridos, explica Štigl. "Las cosas muy personales, como una sonrisa o la forma de una nariz, son las más emocionantes para ellos", afirma.
El aparato implantado consiste en un chip cuadrado de tres milímetros de lado con 1.500 píxeles. Cada pixel contiene un fotodiodo, que recoge la luz entrante, y un electrodo y un circuito amplificador que potencia la débil actividad eléctrica emitida por el diodo. Un fino cable que recorre la cuenca del ojo conecta el implante con una pequeña bobina implantada bajo la piel detrás de la oreja, lo que significa que la mayoría del sistema es invisible. La bobina de debajo de la piel recibe energía de una batería externa que se puede sujetar detrás de la oreja con imanes.
Estos resultados siguen al anuncio hecho la semana pasada por la empresa californiana Second Sight de que su sistema Argus II se había aprobado para su uso comercial en Estados unidos (ver "Una prótesis que devuelve visión a las personas ciegas, aprobada en Estados unidos"). cada una de estas tecnologías sigue un enfoque distinto para restaurar la visión en pacientes con degeneración de la retina. En el sistema de Second Sight, una cámara montada sobre unas gafas recoge las imágenes, que se convierten en señales eléctricas mediante un pequeño ordenador portátil. Los datos se envían a un chip implantado de 60 electrodos para estimular las neuronas en la retina. El aparato de Retina Implant intenta reemplazar directamente los fotorreceptores perdidos, permitiendo que los circuitos de la retina que quedan procesen los datos.
Hay más de 20 grupos en todo el mundo trabajando en alguna forma de prótesis visual, según Joseph Rizzo, neurooftalmólogo de La Clínica del Ojo y el Oído de Massachusetts (EE.UU.) y la facultad de medicina de la Universidad de Harvard y quien también está desarrollando una retina artificial. "Cada diseño tiene sus ventajas y sus inconvenientes", afirma. Como el sistema de Retina Implant usa fotodiodos, ha habido que incluir una fuente de electricidad, lo que significa que el sistema no se limita al ojo, explica.
Cada paciente del estudio tuvo una experiencia distinta con el implante. Uno no experimentó ninguna mejora, mientras que otro fue capaz de leer las letras de los carteles de restaurantes y tiendas; otro podía reconocer coches parados y en movimiento de noche gracias a sus faros. Štigl explica que estos resultados se pueden ver influidos por muchos factores, incluyendo si otras células del ojo se han degenerado y dónde se coloca el chip en la retina.
En estos momentos la empresa se encuentra probando el aparato en Alemania, Reino Unido y China y aún está reclutando pacientes.