Esta es la principal conclusión de un nuevo informe de expertos independientes encargado por la OMS. Los científicos arremeten contra los Gobiernos por su inacción y torpeza ante las primeras señales de gravedad y ofrecen varias estrategias para poner fin a la crisis actual y evitar otras futuras
La pandemia de coronavirus (COVID-19) es una catástrofe que se pudo haber evitado. Así lo afirma un grupo de 13 expertos independientes encargados de evaluar la respuesta global a la crisis.
Su informe, publicado el 12 de mayo a petición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), arremete contra los líderes mundiales por no prestar atención a las repetidas advertencias, perder el tiempo, hacer acopio de información y suministros tan desesperadamente necesarios, y no tomarse la crisis en serio.
Aunque algunas naciones adoptaron medidas agresivas para frenar la propagación del virus, "muchos países, incluidos algunos de los más ricos, devaluaron la ciencia emergente, negaron la gravedad de la enfermedad, retrasaron la respuesta y terminaron sembrando desconfianza entre los ciudadanos con consecuencias literalmente mortales", afirmó el miércoles la copresidenta del Grupo independiente de preparación y respuesta frente a las pandemias y antigua primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark.
El informe, COVID-19: Make It the Last Pandemic (COVID-19: hagamos que sea la última pandemia), analiza detalladamente por qué no pudimos frenar la propagación del coronavirus. También mira hacia el futuro y destaca varias estrategias para poner fin a la crisis actual y evitar otras futuras.
Las cinco conclusiones clave
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Tuvimos la oportunidad de evitar el desastre a principios de 2020 y la desperdiciamos. "La combinación de malas decisiones estratégicas, la falta de voluntad para abordar las desigualdades y un sistema descordinado creó un cóctel tóxico que permitió que la pandemia se convirtiera en una crisis humana catastrófica", escriben los autores.
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Se debe aumentar el suministro de vacunas y redistribuirlas. El informe pide a los países ricos que proporcionen 1.000 millones de dosis de vacunas a los países de ingresos bajos y medianos hasta septiembre de 2021 y otros 1.000 millones para mediados del próximo año. También insiste a los fabricantes de vacunas para que ofrezcan acuerdos de transferencia de tecnología y licencias. Y si esos acuerdos no llegan dentro de los tres meses, será necesaria una exención automática para que la producción pueda comenzar donde hay más necesidad de vacunas.
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La Organización Mundial de la Salud necesita más poder y más dinero. La OMS debe tener la autoridad para investigar los patógenos con potencial pandémico en cualquier país con urgencia y para publicar información sobre los brotes sin tener que depender de la aprobación de los gobiernos nacionales.
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Se necesita una nueva organización para ayudar a la OMS. El informe propone la formación de un Consejo Global de Amenazas para la Salud compuesto por los jefes de estado para garantizar que los países sigan comprometidos con la preparación para una pandemia y para responsabilizar a aquellos países que no logran frenar los brotes.
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Es difícil exagerar el impacto de la pandemia en casi todos los aspectos de la vida diaria. Más de tres millones de personas han muerto a causa de la COVID-19, incluidos al menos 17.000 profesionales sanitarios. La crisis proporcionó "el impacto más profundo a la economía global desde la Segunda Guerra Mundial y la mayor recesión simultánea de las economías nacionales desde la Gran Depresión", escriben los expertos. La crisis empujó a más de 100 millones de personas a la pobreza extrema. "Lo más desalentador es que aquellos que tenían poco antes de la pandemia ahora tienen aún menos ", añaden.