El año pasado el mercado de las criptomonedas alcanzó un punto de inflexión gracias a las ICO, cuya popularidad ha aumentado exponencialmente. Pero esta estrategia parecida a la venta de acciones no está bien regulada y ya hay quien se está aprovechando de eso. ¿Qué pasará este año?
2017 acaba de terminar y el interés de Floyd "Money" Mayweather por las ofertas iniciales de moneda (ICO, por sus siglas en inglés) vuelve a ser noticia (ver Las criptomonedas están sustituyendo a las acciones y parece que todos ganan). El que quizás el boxeador más famoso del mundo, promocionó al menos tres ICO el año pasado. Una de ellas, organizada por una compañía llamada Centra Tech, está envuelta en una nueva demanda colectiva que alega que la oferta violaba las leyes de valores de Estados Unidos.
Es un ejemplo emblemático de cómo se gestó este llamativo nuevo plan de recaudación de fondos el año pasado. Después de irrumpir en escena en 2017, este año las ICO se convertirán en un tema de intenso escrutinio para los legisladores y reguladores financieros que, como muchos de nosotros, tratan de encontrar la forma de dar sentido a un área legal gris en la que de repente se están moviendo miles de millones de euros.
Una ICO implica vender unidades digitales de valor, llamadas tokens o fichas, que se pueden transferir entre los usuarios de una red blockchain, de la misma manera que los usuarios de Bitcoin mueven bitcoins (vea ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?). Los tokens son intercambiables, por lo que se parecen un poco a las acciones. Pero en algunos casos también pueden servir como una forma de pago por el almacenamiento de archivos o los servicios de administración de datos personales proporcionados por los miembros de una cadena de bloques, algo que sus defensores denominan "aplicaciones descentralizadas".
Como era de esperar en un rincón candente y no regulado del mundo financiero, las ICO experimentaron varios comportamientos sospechosos en 2017. Una de las ventas de tokens más lucrativas del año, una ICO de 232 de unos 194 millones de euros para un proyecto llamado Tezos, que promete ser un sistema parecido a Ethereum para aplicaciones descentralizadas, se enfrenta ahora a cuatro demandas por parte de inversores que alegan que los organizadores violaron las leyes de valores de los EE. UU.
Algunos gobiernos han tomado medidas enérgicas contra las ICO. China, por ejemplo, las prohibió en septiembre y después también cerró los mercados de criptomonedas (ver La represión china no ha matado a Bitcoin, lo ha hecho más fuerte). Corea del Sur también ha prohibido las ICO y es probable que más naciones hagan lo propio el próximo año.
El enfoque en Estados Unidos ha sido mucho más comedido. En julio, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC por sus siglas en inglés) publicó un informe que concluía que algunos tokens sí representan valores y deberían registrarse como tal. En las últimas semanas, la SEC ha intensificado su acción sobre las ICO. En noviembre emitió una advertencia de que las ventas de tokens respaldadas por celebridades podrían ser ilegales (Una pena, Floyd). Casi inmediatamente después, el presidente de la SEC, Jay Clayton, afirmó en un comunicado improvisado que "aún no había visto una ICO que no tuviera suficientes características de un valor".
Poco después del comentario, el regulador intervino y detuvo dos ICO. Después, Clayton emitió una larga declaración en la que explicaba la posición de la agencia sobre las criptomonedas y las ICO, incluyendo una clara afirmación de que no todos los tokens representan valores necesariamente.
¿Y qué son, entonces? Por el momento, parecen ser una forma rápida de meter dinero en los bolsillos de quienes los venden, y potencialmente meterse en problemas legales. Quizás en 2018 descubramos si pueden ser algo más que eso.