Cadenas de bloques y aplicaciones
El plan para que Bitcoin deje de consumir tanta energía como Nigeria ya está en marcha
El protocolo diseñado por Satoshi Nakamoto obliga a gastar enormes cantidades de energía para asegurar la cadena de bloques, pero algunas criptomonedas más pequeñas emplean un proceso alternativo más eficiente. Y Ethereum podría empezar a probarlo este mismo año
Es un elemento básico de cualquier debate sobre el futuro de Bitcoin: "Sí, es genial que elimine la necesidad de una autoridad central para intercambiar valores. ¿Pero te das cuenta de cuánta energía consume?"
Es cierto. Actualmente el consumo energético anual de Bitcoin es el mismo que el de toda Nigeria. Ethereum también engulle electrones, al igual que la mayoría de las criptomonedas. La cosa pinta bastante mal, pero ahora hay razones para creer que hay una solución a nuestro alcance.
Pero primero, hablemos de los mineros. Las cadenas de bloques reciben muchos piropos, pero no son más que un conjunto de datos compartidos. Lo que hace que las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum cobren vida es la forma en la que los ordenadores en sus redes se ponen de acuerdo, una y otra vez, en que lo que dice una cadena de bloques es verdad. Para ello, emplean un algoritmo llamado mecanismo de consenso, que probablemente usted conozca como "minería" (ver: ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?).
Los mineros hacen mucho más que desbloquear monedas nuevas. En el proceso, revisan la cadena de bloques para asegurarse de que nadie esté gastando criptomonedas de forma fraudulenta y después agregan nuevas listas de transacciones (los bloques) a la cadena. Es el segundo paso, destinado a proteger la cadena de bloques de los ataques, el que consume tanta electricidad.
Los mineros deben transformar cada grupo de transacciones recientes en una firma digital que pruebe que la información es fidedigna. Para ello utilizan una herramienta criptográfica que convierte cualquier dato entrante en una cadena de caracteres aparentemente aleatorios. Pero el creador de Bitcoin, Satoshi Nakamoto, hizo esta parte especialmente complicada.
Nakamoto organizó una competición, cuyo reto consistía en ser el primero en determinar una forma muy específica basada en tres datos entrantes: la firma del bloque anterior, la lista de nuevas transacciones y un número aleatorio. Como los mineros no conocen el tercer número, deben generar firmas digitales repetidamente hasta dar con el correcto. Esto consume una inmensa cantidad de energía, lo que indica al resto de la red que se puede confiar en la contabilidad de un minero.
Pero aunque este método particular de llegar a un acuerdo, conocido como "prueba de trabajo", es el más común, no es el único. Un creciente número de tecnólogos está explorando diferentes enfoques, y algunas criptomonedas menos conocidas ya están usando métodos alternativos.
El que mejor posicionado está para suplantar este proceso se denomina "prueba de participación". Mientras que la prueba de trabajo recompensa a los participantes por gastar recursos computacionales, las cadenas de bloques que empleen la prueba de participación seleccionan validadores en función del tamaño de sus respectivos depósitos monetarios, su participación. Esto resultaría enormemente más eficiente en términos de energía, pero el concepto todavía no ha sido probado a gran escala y tiene varios problemas que deben resolverse.
Aun así, si todo sale según lo planeado, Ethereum hará la transición a una prueba de participación dentro de poco, quizás a finales de este año. Eso sería impresionante, dado que su creador, Vitalik Buterin, ha calificado el desarrollo de un algoritmo de consenso efectivo como "uno de los problemas más difíciles del desarrollo de criptomonedas".
La realidad es que probablemente no nos libraremos de las criptomonedas que consumen mucha energía, al menos durante un tiempo. Mientras tanto, tal vez los verdaderos creyentes harían bien al invertir sus monedas digitales en fuentes de electricidad renovables.