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Inteligencia Artificial

Después de probar el escritorio del futuro, me quedo con el del pasado

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Estoy deseando que el sueño de Meta de incorporar la realidad aumentada al entorno de oficina se cumpla lo antes posible. Pero después de probar su casco y su aplicación de prueba, creo que aún falta bastante para que se haga realidad 

  • por Rachel Metz | traducido por Patricia R. Guevara
  • 03 Noviembre, 2017

Estos días he estado añadiendo un poco de realidad aumentada (RA) a mi trabajo. He instalado unas pantallas virtuales en mi oficina y he estado usando un casco especial para poder hacer cosas como escribir correos electrónicos y leer noticias y tuits sin necesidad de usar mi pequeño portátil. También he incorporado objetos virtuales a mi escritorio, como una pequeña pila de troncos ardiendo que formaban un fuego encantador pero sin humo ni calor.

Todo esto gracias al casco Meta 2, un dispositivo de casi 1.300 euros de Meta, una start-up de Silicon Valley (EEUU) que es una de las pocas que intentan llevar la realidad aumentada al mercado masivo (ver Ya puede tirar la pantalla de su PC y los pósits con este escritorio de realidad aumentada). Además, su fundador, Meron Gribetz, fue uno de nuestros ganadores de 35 innovadores menores de 35 globales, seleccionado por MIT Technology Review en 2016). El Meta 2, destinado a desarrolladores, necesita estar conectado a un ordenador potente para funcionar, pero cuesta aproximadamente la mitad que el dispositivo HoloLens de Microsoft (que también está limitado a desarrolladores), tiene un campo de visión más amplio y también produce imágenes tridimensionales muy atractivas en entornos reales.

Poder añadir elementos digitales al mundo real parece una idea genial, ¿verdad? Lamentablemente, la respuesta es no. Aunque me gustaría poder decir que el escritorio del futuro está a la vuelta de la esquina, la verdad es que está al menos a varias manzanas de distancia, o incluso más lejos.

Como tengo curiosidad sobre cómo la realidad aumentada se puede utilizar para un día normal de duro trabajo de ordenador, ya me había imaginado usando la aplicación de prueba Meta Workspace. Me veía a mi misma haciendo gestos con la mano para abrir muchas ventanas del navegador web y colocarlas a mi alrededor, dejando que los vídeos de YouTube se reprodujeran en un segundo plano, sacando una ventana gigante de Twitter y escribiendo correos electrónicos, todo en realidad aumentada. Me imaginé que pondría todas estas cosas a mi alrededor para interactuar con ellas cuando fuera necesario mientras continuaba trabajando en el ordenador portátil. Pero eso no fue lo que pasó.

El mayor problema que tuve fue que la aplicación se quedaba colgada. Muchas, muchas veces, después de unos minutos de uso, un objeto con el que estaba interactuando en Workspace se quedaba de repente en frente de mi cara, moviéndose conmigo sin importar hacia dónde girara la cabeza. Traté de recalibrar el casco, reiniciar la aplicación, cambiar la iluminación e incluso cambiarme de habitación (de hecho, probé varios espacios de trabajo y escritorios diferentes). Con la asistencia del soporte técnico de Meta, obtuve una versión más nueva del SDK que mejoró un poco el asunto, pero siguió siendo un problema.

Cuando funcionaba correctamente, las imágenes se veían bien. Workspace utiliza una visualización similar a una estantería como inicio de aplicaciones, con iconos de aplicaciones 3D colocados de forma ordenada en los estantes que se abren para acceder a ellas. Es genial abrir una ventana del navegador, comenzar a ver un vídeo, pausarlo, y luego girar la cabeza para concentrarse en otra cosa; después de todo, siempre se puede regresar a ello más adelante.

Meta tiene muy buenas ideas sobre cómo debemos interactuar con los elementos virtuales. Los gestos con las manos no son difíciles de adivinar: para agarrar, por ejemplo, una figura virtual de Batman y moverla, hay que mantener la palma abierta frente a ella, apuntando a Batman, y cuando un círculo cerrado aparece en el dorso de la mano, se cierra el puño, se mueve el objeto donde se quiera y luego se abre el puño. El mismo tipo de gesto funciona para abrir aplicaciones, y también se puede agrandar un objeto siguiendo los mismos pasos de agarre con ambas manos sobre un objeto, y luego estirando los puños hacia afuera.

Sin embargo, a riesgo de parecer débil, este tipo de interacciones ( y otras como intentar seleccionar un enlace) me resultaron agotadoras (algo que también he notado con el gesto de "golpear el aire" que usa Microsoft con su casco de realidad aumentada HoloLens). Para casi todo, era más fácil usar con un simple ratón inalámbrico y un teclado para hacer clic en las cosas.

También descubrí que el peso del casco, de más de medio kilo, era excesivo como ​​para usarlo durante más de 25 minutos seguidos sin dolor de cabeza. Si está interesado en usar un casco de realidad aumentada para tareas específicas y limitadas, como ver un modelo tridimensional para disponer de una sensación más realista de la que puede dar una pantalla plana, esto no sería un problema. Sin embargo, si desea convertirlo en una parte integral de su día de trabajo, el peso puede hacer que sea imposible.

Otro punto débil que localicé: me di cuenta de que cuando no quería enfocar la mirada en ningún objeto de realidad aumentada, sino que quería mirar un compañero que entraba o al monitor de mi ordenador (ahora, aparentemente anticuado), tenía que desplazar la línea visual por debajo del visor transparente del casco para ver sin obstáculos. Esto hizo difícil poder cambiar de tareas, y no estoy segura de la forma en que Meta puede solucionar el problema sin rediseñar la forma del visor.

Cuando Meta 2 no funcionó como yo quería, me recordé a mí misma que estaba usando un software de prueba y que el casco no estaba listo para el consumidor. Aún así, me irrité, porque yo quería que funcionara.

Estoy cansada de esperar una experiencia de realidad aumentada sin límites que no se ciña a un smartphone; quiero creer en la visión que Gribetz compartió conmigo hace un año y medio, cuando dijo que imagina que dentro de cinco años (por lo tanto, aproximadamente a mediados de 2021) los cascos de realidad aumentada serán tan sencillos como una tira de vidrio "casi invisible" sobre los ojos.

Soy escéptica sobre esa línea temporal, pero creo será posible en un futuro no muy lejano. Espero que el software que se está creando para hacer que estas experiencias sean increíbles llegue también allí.

Inteligencia Artificial

 

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