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Un poco de ayuda externa logra que el 'smartwatch' de Apple empiece a ser útil
Su monitor cardíaco está muy lejos de ofrecer algún beneficio médico pero, si se combina con un software de inteligencia artificial, podría llegar a ser capaz de detectar dolencias del corazón. De momento, es lo máximo que ha conseguido este cacharro
El Apple Watch no es un dispositivo médico. Cierto es que puede rastrear grandes cambios en el ritmo cardíaco del usuario, lo que le permite rendir bastante bien a la hora de indicar durante cuánto tiempo ha estado haciendo ejercicio el usuario. Pero cualquier cosa más allá de eso queda bastante fuera de su alcance actual.
Por eso resulta interesante un estudio del pasado jueves que sugiere que las lecturas de un Apple Watch en realidad sí pueden ser empleadas para detectar la fibrilación auricular, un preocupante trastorno cardíaco que no suele presentar síntomas evidentes a menos que el paciente esté conectado a un monitor cardiaco.
El estudio, realizado por el investigador de la Universidad de California en San Francisco (EEUU) Greg Marcus y su equipo, en colaboración con una start-up llamada Cardiogram, emplea un software de inteligencia artificial (IA) para extraer información de los datos procedentes del Apple Watch.
Para ello, los investigadores recopilaron las lecturas de 166 personas que cumplían varios criterios: portaban un Apple Watch, habían sufrido fibrilaciones auriculares en el pasado y también tenían un dispositivo AliveCor, un electrocardiograma (ECG) aprobado por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos que se conecta a un iPhone. La empresa también está desarrollando una correa de reloj compatible con el Apple Watch, pero aún no ha sido aprobada por el organismo regulador.
Cada uno de los usuarios generó dos flujos de datos de forma simultánea: uno procedente del reloj y otro procedente del ECG, el cual se sabe que es capaz de demostrar con precisión cuándo fibrila el corazón del usuario. Al entrenar un algoritmo de aprendizaje automático con los dos flujos, el equipo consideró que el algoritmo debería ser capaz de autoenseñarse a identificar el aspecto que presenta una fibrilación dentro de los datos menos precisos del Apple Watch. Y una prueba realizada con las lecturas de otras 50 personas parece darles la razón: el algoritmo fue preciso en un 97% a la hora de señalar una fibrilación.
Es un resultado alentador, aunque el muestreo es demasiado pequeño para poder cantar victoria. El estudio también tenía algunas limitaciones que obstaculizarán la implantación en el mundo real. Los sujetos tenían que estar quietos mientras realizaban las lecturas, por ejemplo, porque Apple ha señalado que algunos movimientos pueden provocar resultados imprecisos.
Cardiogram, que dispone de casi dos millones de euros en financiación procedente de Andreessen Horowitz y otros inversores, según BuzzFeed, se adentra en un campo que ha estado plagado de problemas. Si no, pregúnteselo a los fundadores de Quanttus, una start-up que aprendió una durísima lección sobre lo difícil que resulta lograr lecturas biológicas precisas de dispositivos portados en la muñeca.
También es un sector con mucha competencia. La empresa de tecnologías de salud de Alphabet, Verily, también está desarrollando lo que denomina un "Monitor Cardíaco y de Actividad" que probablemente integrará un ECG, entre otras capacidades. Este aparato forma parte de un estudio de salud a gran escala que está realizando Verily. Cuando lo vimos el año pasado, parecía estar diseñado específicamente para rastrear la salud de la gente. Tenía un aspecto corriente e incluía una pantalla de tinta electrónica que preservaba la vida de la batería para que pudiera ser usado durante periodos más largos que la oferta de Apple, que, después de todo, no es más que un cacharro.