El prototipo de Buddy, diseñado para ser asistente doméstico, todavía no entiende bien las órdenes y te mira con cara de pena
Foto: El robot Buddy tiene el tamaño aproximado de un gato subido a un Roomba, y, la verdad sea dicha, sólo resulta un poco más útil.
No pude evitar sentir lástima del robot Buddy [NdelaT. en inglés, 'buddy' significa 'colega'] cuando visitó nuestras oficinas. Parecía un poco sordo, olvidadizo y en general un poco desconcertado por lo que sucedía a su alrededor.
Buddy es un robot de compañía y asistente doméstico desarrollado por una empresa llamada Blue Frog Robotics, con sede en Paris (Francia), y varios de sus ejecutivos están haciendo una gira por Estados Unidos para demostrar el prototipo.
El pequeño robot blanco es bastante mono, y atrae un grupo de curiosos y admiradores mientras estira el cuello al hablarle la gente. Pero apenas parece útil. Buddy podía realizar algunos trucos, como presentarse, describir el tiempo local y hacer un pequeño baile. Pero no entendía bien las órdenes y era incapaz de mantener una conversación con sentido. Al decirle los ejecutivos en voz alta repetidamente, "Baila, Buddy", la cara del robot mostraba una serie de gestos raros, y repetía la triste y confusa frase: "Estar cansado para hablar".
Después de hacerle un par de preguntas a Buddy, yo también estar un poco cansado para hablar. Quizás el robot simplemente estaba algo agotado por la experiencia. Sólo era un prototipo, después de todo. Y quizás la versión terminada esté mucho más pulida, y quizás los desarrolladores harán rápidamente unas impresionantes apps nuevas.
Pero las carencias de Buddy sí parecen ilustrar la distancia entre las expectativas y la realidad de los robots. El vídeo promocional producido para una campaña de crowdfunding para recaudar fondos para el desarrollo de Buddy, por ejemplo, promete algo sumamente sofisticado e inteligente: un robot capaz de desplazarse por la casa, conversar con la gente de forma natural y ayudar con las tareas domésticas.
En realidad, antes de que algo así se pueda convertir en una realidad, serán necesarios avances en el procesamiento del lenguaje natural, la visión de máquinas y la interacción entre humanos y ordenadores. Por ejemplo, Buddy lleva incorporado un software de reconocimiento facial, pero su ejecución resulta complicada desde un ángulo tan bajo y con la luz que brilla desde detrás de las cabezas de la gente.
No quiero ser demasiado duro con Buddy ni con sus inventores. Por el precio estimado (de 749 dólares, lo que equivale a unos 666 euros), Blue Frong Robotics ha creado algo relativamente sofisticado. El hardware consiste de una tableta de pantalla táctil conectada a unas cámaras, y cámaras de ultrasonido y térmicas. La versión final incluirá un sensor de mapeo 3D de Intel. Los desarrolladores también están empleando un enfoque inteligente al crear el interfaz de Buddy con Unity, una popular plataforma utilizada por los videojuegos, facilitando así que los desarrolladores puedan diseñar apps para el robot.
Pero la suma de todo eso no es un robot asistente en condiciones. Así que mientras que fue un placer conocerte, Buddy, no te voy a invitar a mi casa aún.