Los vídeos de cámaras colocadas sobre la cabeza ofrecen información relevante que permite identificar a su creador
Pie de foto: Las cámaras sobre la cabeza se han popularizado entre quienes graban vídeos y no quieren desvelar su identidad. Crédito: PBS NewsHour
Las cámaras que se llevan en la cabeza se están convirtiendo en algo obligatorio para determinados grupos: deportistas extremos, ciclistas, fuerzas de seguridad y demás. No cuesta nada encontrar contenido generado de esta forma en la web.
Así que no hace falta una bola de cristal para predecir que estas grabaciones egocéntricas se convertirán en algo omnipresente cuando se popularicen dispositivos como Go-Pro y Google Glass. Una conclusión final evidente será la aparición de una explosión de software que destile los enormes volúmenes de datos que este tipo de dispositivos generan para producir contenido interesante y relevante.
Ahora, Yedid Hoshen y Shmuel Peleg de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) revelan una de las primeras aplicaciones. Su objetivo: identificar al cineasta responsable del vídeo egocéntrico partiendo de las firmas biométricas.
Una de las características interesantes de los vídeos egocéntricos es que el cineasta nunca aparece en la toma. Muestren lo que muestren estos vídeos, siempre existe la duda de quién los ha grabado.
Algo sumamente útil para quienes quieren dar a conocer sus acciones desde el anonimato. Por ejemplo, es posible que los saltadores base que entran ilegalmente en un terreno no quieran revelar su identidad. Y los agentes de los cuerpos de seguridad pueden ocultar sus acciones pasando sus cámaras a sus colegas.
El mensaje que envían Hoshen y Peleg es que este tipo de anonimato podría no ser tan seguro como esperan algunos cineastas egocéntricos. Señalan que los vídeos egocéntricos contienen varias pistas importantes sobre la identidad del que lleva la cámara, por ejemplo la altura de la misma sobre el suelo.
Algunas de estas características son únicas y exclusivas, como la forma de andar de el o la cineasta, un rasgo que los investigadores reconocen desde hace tiempo como un indicador biométrico muy sólido. "Aunque sea una lata, demostramos que esta información puede ser útil para extraer características biométricas y, en consecuencia, identificar al usuario", afirman Hosehn y Peleg.
La pregunta que se han planteado estos investigadores es si estos indicadores biométricos se pueden extraer de los vídeos egocéntricos. Empezaron con dos series de vídeos de este tipo, una que mostraba una gran cantidad de metraje de sólo seis usuarios y otra con menos metraje de 47 usuarios distintos.
Hoshen y Peleg explican que el contenido detallado del metraje (la localización, el tipo de actividad y demás) no es relevante para su labor. Se centran en el fluir de las imágenes en los vídeos, el patrón de movimiento de objetos, bordes y superficies en el vídeo de fotograma a fotograma. Esto es algo que se puede extraer relativamente rápido de secuencias de apenas unos segundos de duración.
Usaron el 80% de los datos extraídos de esta manera para entrenar a una red neuronal para que detectase el patrón único de flujo de imágenes asociado con cada usuario. Después usaron el 20% restante para probar la precisión de la red que habían entrenado a la hora de detectar a cada cineasta individual y comparar esta técnica con otros enfoques basados en el aprendizaje automático.
Los resultados demuestran que habitualmente es fácil identificar a los cineastas así y que la red neuronal suele hacerlo mejor que otros métodos a la hora de analizar los datos. "Pruebas experimentales han confirmado que nuestro método puede determinar la identidad del usuario con mucha precisión", afirman Hoshen y Peleg. "La implicación de nuestro trabajo es que los vídeos egocéntricos de los usuarios hechos con cámaras sobre la cabeza revelan mucha información".
Esto tiene algunas consecuencias interesantes. Una de ellas es que este tipo de identificación biométrica se puede usar para prevenir el uso no autorizado de estas cámaras. Es decir, se podría programar una cámara para que sólo funcionara cuando la lleve puesta un individuo concreto.
Pero este trabajo tiene otra cara. El enfoque biométrico también podría usarse para identificar a cineastas que esperaban mantener su identidad en secreto. "Por lo tanto hay que tomar precauciones a la hora de compartir vídeos en crudo", avisan Hoshen y Peleg.
Evidentemente se nos ocurren formas de vencer a este tipo de software, puede que procesando las imágenes de forma que se cambie el patrón de flujo óptico sin cambiar significativamente el contenido. Se podría incluso manipular un vídeo egocéntrico para que pareciera que lo ha grabado otro individuo.
Hoshen y Peleg afirman que su método es válido para algunos tipos de procesado de estabilización de imágenes, pero el mensaje que recibimos de este juego del gato y el ratón es que el anonimato siempre será un concepto resbaladizo que mantener.
Ref: arxiv.org/abs/1411.7591: Biométrica de Vídeos Egocéntricos