Esta industria prevé exportar hasta 10.200 millones de euros hasta 2020 y registra un aumento medio anual del 17,2% desde 2005
Pie de foto: El dron Iris+ es un ejemplo del despegue internacional del sector aeroespacial mexicano. Foto: 3D Robotics
Uno de los drones que más ha llamado la atención del público internacional es Iris+. Este quadróptero ultraligero equipado con una cámara GoPro es el primero del mercado que puede controlarse desde tierra con un smartwatch. Estas características de última generación han logrado despertar el interés del famoso inversor Richard Branson (presidente de la compañía de viajes privados al espacio Virgin Galactic) quien ha pasado a formar parte de la junta de accionistas de la empresa autora de Iris+: 3D Robotics.
La noticia de la adquisición de Branson ha incrementado aún más la fama internacional de esta compañía, especializada en el desarrollo de sistemas de control para aeronaves no tripuladas y cuyo centro de operaciones tecnológicas está basado en Tijuana (México). 3D Robotics representa un ejemplo de cómo el sector aeroespacial mexicano ha despegado con fuerza en los últimos años como resultado de una estrategia de apoyo por parte de ProMéxico.
Esta entidad del Gobierno mexicano fomenta la exportación de productos nacionales, apoya la internacionalización de sus empresas mexicanas y ofrece asesoría especializada para impulsar las exportaciones de productos y servicios, y atraer flujos de inversión extranjera directa. Desde arrancara su campaña de apoyo hace nueve años, el sector aeroespacial nacional ha experimentado un aumento medio anual del 17,2% y ya son casi 300 las empresas de esta industria que operan en el país.
El caso 3D Robotics ilustra este crecimiento exponencial, donde la aviación de última generación ha pasado de ser una tecnología anecdótica a convertirse en un campo de intensa actividad económica y comercial que exporta productos a países en todo el mundo. El origen su éxito se remonta a cuando su cofundador, el desarrollador Jordi Muñoz, tenía 21 años y creó su primer helicóptero de vuelo autónomo. Utilizó una placa Arduino (una plataforma de electrónica abierta) y un controlador de una consola de la Wii que había reprogramado. Este sencillo diseño sería la primera piedra de lo que hoy es una empresa con más de 30.000 clientes internacionales.
Su nuevo modelo Iris+ incorpora un sistema hasta ahora inédito en el mercado: el Follow me (sígueme). Este mecanismo permite que el aparato persiga al usuario a través del GPS que conecta un dispositivo inteligente con el dron. Muñoz asegura que es tan fácil de usar que básicamente “el robot va allá a donde vaya la persona, manteniendo la cámara fija y proporcionando unas imágenes de alta calidad y estabilidad”.
Pero 3D Robotics no ha sido la única en beneficiarse del apoyo que ProMéxico ofrece a través de instrumentos como el Mapa de Ruta de la Industria Aeroespacial. Gracias a ella, la empresa dedicada al diseño y construcción de aviones no tripulados para sistemas aéreos de vigilancia Hydra Technologies recibió en 2007 el reconocimiento Al Contribuidor Sobresaliente. Este galardón, otorgado por la Asociación Internacional para Sistemas de Vehículos No Tripulados (AUVSI), recayó sobre el primer avión no tripulado de la empresa, el S4 Ehécatl. El premio sitúa a Hydra Technologies a la altura de Boeing, Northrop Grumman y la fuerza aérea de los Estados Unidos de América, que también recibieron la mención en ediciones anteriores.
Crecimiento exponencial
El crecimiento que experimenta el sector aeroespacial mexicano logrará exportar hasta 12.260 millones de dólares (unos 10.200 millones de euros) hasta 2020, con un crecimiento medio anual del 14%, según los datos de la Secretaría de Economía del país. El pronóstico se basa en la previsible actividad que generará la red de centros de investigación que dan soporte a sectores industriales como este. Esta red pretende la extensión de espacios de tecnología y prueba que provean servicios técnicos, de infraestructura y tecnología para partes y evaluación de equipo, así como para el soporte técnico y administrativo requerido para completar las certificaciones de producto y el desarrollo de proveedores.
Los clústeres aeroespaciales también han conformado organizaciones que funcionan como un importante mecanismo de articulación entre la industria y las instituciones de educación e investigación. Tal es el caso de la Red de Investigación y de Innovación Aeroespacial de Querétaro, cuyo objetivo es contribuir al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades de investigación, desarrollo tecnológico e innovación. También se encuentra el Aeroclúster Monterrey, que busca convertirse en un centro de excelencia en innovación, ingeniería y proveeduría de partes y componentes en América del Norte.
La labor coordinada de estas estrategias y redes de conocimiento pretende transferir su experiencia acumulada para que empresas e investigadores vayan más allá de la manufactura y el ensamblaje. El objetivo es acercarles a actividades más complejas que aumenten la capacidad del país dentro de la industria de alta tecnología mundial.
Muñoz considera que la transferencia de conocimiento es un factor clave “que ha facilitado este crecimiento, y que sigue siendo necesario”. Según el ingeniero, el objetivo es generar el caldo de cultivo para que la capacitación técnica de los profesionales mexicanos sea pronto equiparable a la de ingenieros de países altamente desarrollados.
En este sentido, México ha llevado a cabo diversos programas orientados al desarrollo de proveedores para generar nuevas capacidades y fortalecer la cadena productiva nacional. El modelo articulado a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se basa en la formación de consultores certificados con las capacidades necesarias para la mejora de encadenamientos productivos. Por su parte, ProMéxico ha implementado la metodología del modelo de Alianzas de Compañías Transnacionales para aprovechar el fuerte interés de grandes empresas establecidas en México por impulsar sus negocios en el país.
Con la colaboración de ProMéxico