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Las mentiras piadosas aumentan la unión de la sociedad

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Estos engaños podrían ser vitales para el funcionamiento de una comunidad, mientras que las mentiras maliciosas crean diversidad

  • por The Physics Arxiv Blog | traducido por Francisco Reyes
  • 16 Junio, 2014

Todo el mundo aprende de pequeño que mentir es malo. Y algo más: que algunos tipos de mentiras son peores que otros. Según esto, existen ciertas clases de mentiras, conocidas como mentiras piadosas, que son en realidad bastante aceptables, incluso necesarias a veces.

Como consecuencia, los seres humanos se convierten en sofisticados mentirosos. De hecho, varios estudios han demostrado que mentimos todo el tiempo, hasta dos veces al día como promedio.

Está claro que la mentira reduce el nivel de confianza entre los individuos y por lo tanto pone en peligro la estabilidad de las sociedades. Entonces, ¿cómo sobreviven las sociedades con tanta mentira?

En cierto modo es un enigma para los biólogos evolutivos. El hecho mismo de que la mentira sea tan frecuente en la sociedad humana sugiere que podría ofrecer algún tipo de ventaja evolutiva. En otras palabras, de alguna manera todos nos beneficiamos del hecho de mentir. ¿Pero cómo?

Una respuesta la tenemos en el trabajo de Gerardo Iñiguez desde la Universidad de Aalto (Finlandia), junto a varios colegas entre los que se encuentra el antropólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y conocido por el número de Dunbar, Robin Dunbar. El equipo ha simulado los efectos que tienen las mentiras en la fuerza de las conexiones existentes dentro de una red social.

Pero le han añadido un giro fascinante. Han hecho una distinción clara entre mentiras que benefician a la persona a la que se miente y aquellas que benefician a la persona que cuenta la mentira. En otras palabras, el modelo capta la diferencia entre las mentiras "piadosas", que son prosociales, y las mentiras "maliciosas", que resultan antisociales.

Su método consiste en crear una red social en la que cada persona pueda tener una opinión sobre un tema en particular, y que varíe entre el total desacuerdo y el acuerdo total. Esta opinión se ve influenciada de dos maneras: por la interacción con los vecinos y también por la opinión "promedio" de la red en su conjunto.

Los vínculos entre los individuos se pueden romper cuando sus opiniones difieren marcadamente, y fortalecerse cuando sus opiniones coinciden.

Pero la parte más inteligente del modelo es la siguiente. Cuando intercambian información sobre opiniones, las personas pueden ocultar su verdadera opinión y mentir a sus vecinos. Así que su opinión pública difiere de la privada.

Iñiguez cree que este acto de mentir es antisocial cuando tiende a aumentar la diferencia de opinión entre dos individuos y debilita sus lazos. Pero el equipo considera que el acto es prosocial, es decir, una mentira piadosa, cuando tiende a reducir la diferencia de opinión entre dos individuos y refuerza los lazos.

De esta manera, logran captar el efecto tanto de las mentiras piadosas como de las maliciosas en la sociedad en general.

Los resultados proporcionan una visión fascinante sobre cómo pueden unir a la sociedad las mentiras. Cuando todo el mundo es un mentiroso antisocial, la sociedad se fragmenta porque los vínculos entre las personas se rompen constantemente. Nadie puede confiar en nadie.

Pero el otro extremo es igualmente extraño. Cuando todo el mundo es honesto, la sociedad se convierte en una masa uniforme sin diferencias importantes de opinión.

La mayor diversidad se produce cuando existe una cierta cantidad de engaño. En ese caso, las mentiras piadosas estrechan lazos mientras que las mentiras maliciosas los debilitan, y esta tensión permite que florezca la diversidad. "Los resultados de nuestro estudio sugieren que no todas las mentiras son malas ni necesariamente destructivas a nivel social, de hecho, parece que algunas mentiras pueden incluso mejorar la cohesión de la sociedad en su conjunto y ayudar a crear vínculos con otras personas", asegura Iñiguez.

El resultado es interesante. Sugiere que lejos de destruir la sociedad, las mentiras en realidad ayudan a asegurar su buen funcionamiento y el equilibrio entre las mentiras pro y antisociales parece ser crucial. "En efecto, algunos tipos de mentiras en realidad podrían ser esenciales para el buen funcionamiento de la sociedad", señalan Iñiguez y su equipo.

Esto plantea una serie de cuestiones interesantes. La mentira prosocial sólo es posible en especies socialmente complejas, pero es interesante plantearse si es una característica exclusivamente humana. Iñiguez y sus colegas señalan varios casos de engaño en el reino animal que podrían entrar en esta categoría.

Aseguran que los ejemplos más claros los encontramos en animales que dan falsas alarmas sobre depredadores cuando otro miembro se va demasiado lejos del grupo, un comportamiento que se ha observado en los monos.

También está la cuestión de cómo ha evolucionado la mentira prosocial. Iñiguez y su equipo se preguntan si es un precursor evolutivo del engaño egoísta y antisocial o un comportamiento que emerge una vez que el engaño se ha arraigado en el grupo.

Han evitado cuidadosamente la cuestión durante el estudio, señalando que hasta ahora ni siquiera estaba claro si la mentira prosocial era beneficiosa en absoluto. Ahora que su trabajo ha establecido que sí existe un beneficio, pueden empezar a estudiar la forma en que podría haber evolucionado en primer lugar.

Es un trabajo del que merece la pena estar pendiente.

Ref: http://arxiv.org/abs/1406.0673: Effects of Deception in Social Network

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