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Tecnología y Sociedad

Las preguntas sin respuesta del plan de Musk para llevar a la humanidad a Marte

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El fundador y CEO de SpaceX ha trazado un deslumbrante proyecto para llegar hasta el planeta rojo, pero más allá de los artificios, hay varias cuestiones muy importantes sin resolver

  • por Michael Reilly | traducido por Teresa Woods
  • 29 Septiembre, 2016

¿Quiere ir a Marte? Elon Musk cree que la gente podrá hacerlo, e incluso que el futuro de nuestra especie depende de ello.

Durante el Congreso Astronáutico Internacional, celebrado en Guadalajara (México) el pasado martes, el CEO de Tesla explicó que colonizar Marte será clave para evitar nuestra propia extinción. Y su único motivo para lo que el denomina educadamente como "acumular activos" consiste en financiar el reto de convertir la humanidad en "una potencia espacial y una civilización multiplanetaria".

En una larga presentación repleta de atractivos efectos visuales, trazó su plan para construir una nave espacial interplanetaria que transportaría a los primeros colonos de Marte hasta su nuevo hogar. El vehículo sería más grande que un Saturn V, el afamado burro de carga del programa Apolo, y sería capaz de portar cuatro veces más personas y entrar en órbita. El combustible vendría por separado en una nave cisterna, y la flota sólo emprendería el viaje cuando los planetas estuvieran correctamente alineados. Musk afirmó que algún día hasta 1.000 naves de este estilo estarán en servicio.

Foto: Terraformar Marte. Es así de sencillo. Crédito: SpaceX.

Musk respaldó su objetivo con pequeños pero excitantes detalles. Esta semana, SpaceX probó con éxito un motor Raptor, 47 de los cuales serán incluidos en el principal cohete acelerador. Un equipo de SpaceX acaba de construir el enorme depósito de combustible de fibra de carbono de la nave. En una diapositiva, se vio al equipo de pie en un hangar debajo de él.

De acuerdo a su discurso, todo parecía estar a la vuelta de la esquina. Pero Musk pasó por alto u obvió un par de detalles importantes.

Foto: La vista (simulada) desde dentro de una nave espacial con destino a Marte.  Musk afirmó que estará repleta de restaurantes y juegos de gravedad cero además de personas y carga. "Te lo pasarás genial", afirmó. Crédito: SpaceX.

Sí reconoció que, de momento, ni "una bolsa infinita de dinero" bastaría para llevar a alguien hasta Marte, pero se guardó de hablar demasiado sobre su plan para reducir el precio de los pasajes por debajo de los 180.000 euros. No hizo mucho más que comparar su nave espacial con un Boeing 737 que ha de utilizarse muchas veces para recuperar los costes. Sugirió, de manera casual, que entre 15 vuelos y 30 vuelos deberían bajar el precio de un asiento prohibitivamente caro en un cohete hasta alrededor del "precio medio de una vivienda" en Estados Unidos.

El asunto de financiar todo el tinglado sí surgió, brevemente, y extrañamente Musk no sugirió integrar la empresa conjunta Tesla-SolarCity en SpaceX. En su lugar, dijo que su riqueza personal, los ingresos de los lanzamientos comerciales de SpaceX y una enorme (y ambigua) "alianza pública-privada" con gobiernos de todo el mundo serían necesarios para poder completar el proyecto.

Después llegó uno de los momentos más delatadores de la ponencia de Musk. Durante la sesión de preguntas y respuestas y con un destello de arrogancia descuidada, Musk dejó caer que bautizaría a la primera nave con destino a Marte Heart of Gold (Corazón de Oro). Es una entrañable referencia a Guía del autoestopista galáctico, pero también demuestra que cree que este proyecto es suyo, no de toda la humanidad, sin importar cuánto dinero o ayuda consiga de otras partes. 

Musk también logró omitir cómo podría llegar la gente a sobrevivir cuando el "Musk Express" la deje en su destino. Su respuesta a esa pregunta fue comparar su visión con la construcción del Ferrocarril Union Pacific, que atraviesa todo Norteamérica. SpaceX está construyendo la red de transporte, no la colonia, dijo. La gente antaño creía que era ridículo construir una línea de ferrocarril hasta la costa oeste de Estados Unidos, añadió. La gente decía: "No hay nada allí, ¿para qué hacerlo?" Y ahora fíjense, California (EEUU) es el hogar de Silicon Valley, el centro del mundo tecnológico.

Interesante comparación, pero, ¿es que Musk sabe algo que nosotros no sepamos? ¿Acaso ahora mismo hay un montón de marcianos construyendo naves con destino a la Tierra y nos cruzaremos en el cinturón de asteroides?

Mientras terminaba la sesión, quedó claro que la mayor parte del público había acudido para acercarse a Musk en lugar de participar en un debaste serio sobre la utilidad de llevar gente a Marte, construir una colonia y traerla de vuelta. Los únicos en preguntar acabaron siendo personas que pregonaban sus start-ups ante el Gran Hombre. Una mujer le preguntó si quería "subir a la planta de arriba para un beso de buena suerte".

Aun así, uno no puede culpar a Musk por soñar a los grande, ni a muchos de nosotros por querer creer que ha dado con algo. Después de todo, ha logrado muchísimas cosas aquí en la Tierra. Si consigue transportarnos hasta el planeta más próximo al Sol, tal vez lo haga como él dice, y todos estaremos mejor.

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