Tecnología y Sociedad
La UE reclama a Apple 13.000 millones que hacen a EEUU ser menos competitivo
Amasar miles de millones en el extranjero reduce la factura fiscal de las empresas, pero también perjudica las economías nacionales que no se benefician de los logros de sus compañías autóctonas
13.000 millones de euros es la cantidad que la Unión Europea (UE) considera que Apple debe a Irlanda en impuestos atrasados.
Es una gran cifra, aunque no se acerca ni de lejos a la factura tributaria que Apple debería a Estados Unidos si trasladara los 83.000 millones de euros de euros en beneficios que actualmente tiene depositados en cuentas bancarias irlandesas y en otros países distintos a su país natal.
El CEO de la empresa, Tim Cook, dice que el 40% de esa cantidad tendrían que destinarse a pagar impuestos a los Gobiernos federal y estatales de Estados Unidos, una cantidad que le afirmó recientemente al Washington Post que Apple no estaría dispuesta a pagar. "No es una cuestión de ser patriótico ni antipatriótico. [La idea de] que cuanto más pagues, más patriótico eres no se sostiene", dijo Cook.
Crédito: William Murphy (Flickr).
Cook cree que la legislación fiscal de Estados Unidos debería modificarse y deberían rebajarse los impuestos.
En cuanto a la decisión fiscal de la UE, el CEO se comprometió a recurrirla. "En el fondo, el caso de la Comisión no se trata de cuánto paga Apple en impuestos sino de qué gobierno ingresará el dinero", escribió.
Pero ningún gobierno parece estar recaudando gran cosa. Según la UE, la tasa impositiva corporativa de Apple en Irlanda ha sido tan baja como el 0,005% en años recientes. Y una revisión exhaustiva de las prácticas fiscales de la empresa realizada por el Subcomité Permanente para Investigaciones del Senado de Estados Unidos en 2013 concluyó que Apple paga impuestos de menos del 2% sobre sus ingresos extranjeros, y mucho menos que el 35% de la tasa corporativa impositiva sobre sus ingresos domésticos.
Muchos aplauden a las empresas por tomar inteligentes acciones financieras, incluida la de minimizar lo que pagan en impuestos. Pero la decisión de Apple de convertir la planificación fiscal global en una de sus capacidades tiene consecuencias.
Mientras el dinero de la empresa se aloja en cuentas bancarias extranjeras, se invierte en valores como títulos del Tesoro estadounidense, acciones y otras inversiones, pero no en el tipo de investigaciones que podría ayudar a generar nuevos avances tecnológicos, innovaciones y empleos.
Apple ha invertido sistemáticamente menos en investigación que sus rivales. Incluso en 2015, cuando destinó un récord de casi 5.500 millones de euros en I+D, esta cifra representó tan sólo el 3,3% de sus 164.400 millones de euros en ingresos. En contraste, Intel gastó más del 20% de sus ingresos de 2015 en I+D. Microsoft se gastó el 13%, Google el 15% y Amazon más del 10%, todo según datos recopilados por PwC.
Apple tiene más flujo de caja que cualquier otra empresa casi 200.000 millones de euro en total, según Moody´s Investors Service. Pero gastárselo significaría traerlo de vuelta a Estados Unidos y pagar impuestos sobre él. Resulta mucho más barato pedir el dinero prestado, y eso es exactamente lo que ha hecho Apple, al pasar de estar libre de deudas en 2012 a una deuda de unos 72.000 millones de euros a fecha de marzo de este año.
Ese dinero ha servido para financiar gran parte de los gastos actuales de la empresa, que incluyen un gran programa para volver a adquirir acciones. Tales recompras de acciones ayudan a mantener su precio, pero poco hacen por impulsar la innovación.
Apple no es la única empresa estadounidense que acumula beneficios en el extranjero: Microsoft tiene unos 97.000 millones de euros en el extranjero, y General Electric, otros 93.400 millones de euros. Es una tendencia que está ayudando a generar una desigualdad entre el rendimiento corporativo y el crecimiento económico en general. Una reciente investigación realizada por tres profesores de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (EEUU) concluyó que bajo las legislaciones y prácticas fiscales actuales, menos beneficios están siendo canalizados en inversiones estadounidenses, contribuyendo a un crecimiento económico general más bajo.