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Un nuevo estudio halla un ligero y confuso riesgo de cáncer por radiación móvil
Los resultados son poco concluyentes y parece que el debate va a volver a abrirse. Aunque el ligero aumento del riesgo solo afectó a ratas macho, que sin embargo vivieron más que las control
Un estudio gubernamental de dos años de duración ha identificado un ligero aumento en el índice de cáncer en ratas macho expuestas al tipo de radiación que emiten los teléfonos móviles.
Los científicos llevan décadas investigado un posible vínculo entre los móviles y el cáncer, y sus conclusiones son dispares. Un enorme estudio en Australia publicado este mes ha analizado la tasa de cáncer cerebral entre 1982 y 2012 y la ha compararon con el uso móvil, que se propagó desde lo inexistente hasta el 90% de la población durante ese período. Incluso al incluir un desfase temporal de 10 años desde la primera exposición a la radiación, el estudio no encontró ningún aumento en la incidencia de cánceres asociados con el uso móvil. Estudios anteriores con un diseño similar tampoco han encontrado un vínculo.
El último trabajo (PDF), publicado el pasado jueves, complica las cosas. Investigadores del Programa Nacional de Toxicología (NTP, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos han dedicado dos años a exponer 2.500 ratas y ratones a distintos niveles de radiación emitida por dos protocolos inalámbricos habitualmente empleados por los teléfonos móviles, GSM y CDMA, a frecuencias de 900 megahercios y 1.900 megahercios, respectivamente. Los resultados en ratas fueron los únicos que se han publicado. El estudio encontró un pequeño aumento en la incidencia de gliomas, un tumor encontrado en los corazones de las ratas macho. Las ratas hembra y las que habían sido expuestas in utero no mostraron ningún aumento de la incidencia de tumores.
Crédito: Tomohiro Ohsumi (Getty Images).
En 2011, la Organización Mundial de la Salud caracterizó los móviles como un carcerígeno del grupo 2B, en gran parte por un estudio de Interphone de 2007 que sugirió que el riesgo de sufrir gliomas aumentaban para los usuarios frecuentes de móvil en un 40% frente a otros grupos. Pero la clasificación 2B es algo confusa, puesto que incluye el pesticida DDT y los gases de los coches, pero también el café y los encurtidos. La postura oficial es que al encontrarse incluido en el grupo 2B significa que los móviles son "posiblemente carcerígenos para los humanos".
Algunas de las salvedades del último estudio dejan las cosas aún menos claras: las ratas macho expuestas a la radiación móvil realmente vivieron durante más tiempo que el grupo de control, por ejemplo. Las opiniones parecen variar también en función de a quién se le pregunte. El antiguo investigador de la NTP que dirigió el proyecto hasta su jubilación en 2009, Ron Melnick, afirmó al Wall Street Journal: "Creo que este estudio acaba con la afirmación de que no existen riesgos". Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, mientras tanto, se abstiene de emitir una sentencia; y publicaron un comunicado que remarca la carencia de pruebas del riesgo de cáncer identificadas por estudios anteriores.
Entonces, ¿dónde nos deja esto a nosotros, los usuarios cotidianos de móviles? Básicamente en el mismo lugar que estábamos antes de publicarse el trabajo. De momento, no existen motivos para dudar de la veracidad del estudio de la NTP, y probablemente provocará una nueva tanda de debates sobre el tema. Pero el peso de las pruebas no concuerda con esta pequeña señal encontrada en ratas. Hasta que se repliquen unos resultados similares en humanos, no existen demasiados motivos para preocuparnos.
(Read more: Wall Street Journal, The Conversation, STAT,)