Mensajes personalizados en función del perfil psicológico, 'apps' de recuento de votos... estas son las tecnologías que han empleado los candidatos para mejorar sus resultados
La campaña presidencial estadounidense de 2008 hizo un amplio uso de las redes sociales. Cuatro años después vimos el nacimiento de las campañas electorales impulsadas por datos. El equipo del presidente Obama realizó un excelente trabajo a la hora de probar y lanzar mensajes personalizados a diminutos conjuntos del electorado.
¿Será 2016 el año de los perfiles psicológicos? El republicano elegido candidato por el Estado Iowa (EEUU) el pasado martes, Ted Cruz, trabaja estrechamente con una empresa llamada Cambridge Analytica, que proporciona herramientas basadas en datos con el giro añadido de la elaboración de "perfiles psicográficos". Emplea información de encuestas para intentar clasificar a los votantes por sus características personales: transparencia, escrupulosidad, extroversión, complaciencia y neurotismo. Entonces personaliza los mensajes para correo electrónico y para llamadas a puerta fría para que sean más atractivos para cada tipo de persona. Cruz apuesta fuerte por la empresa, habiéndoles pagado ya unos 750.000 dólares (unos 648.000 euros) a fecha del ciclo de notificación de octubre.
Pero la victoria de Cruz puede haberse debido más al fracaso de Donald Trump en el enfoque tradicional de las campañas políticas: asignó relativamente pocos recursos para las llamadas a puerta fría y para animar a sus simpatizantes a que salieran a votar.
En cuanto a los demócratas, Clinton dispuso tanto de una fuerte presencia sobre el terreno como de todas las herramientas de datos, incluidos algunos procedentes de una start-up financiada en parte por Eric Schmidt llamada the Groundwork, que emplea a antiguos estrategas de la campaña de Obama. Sin embargo, la tecnología de Clinton no bastó para aplastar la campaña de Bernie Sanders, y el encuentro acabó con un empate virtual, en el que Clinton conseguió el 49,9% de los votos y Sanders el 49,6%.
La misma noche de las primarias, la tecnología ayudó a optimizar un proceso tradicionalmente caótico en Iowa. En 2012, Mitt Romney fue anunciado victorioso por error, cuando en realidad había ganado Rick Santorum. Para evitar que esto puediera volver a suceder, ambos partidos emplearon una app presentada por Microsoft en junio. Su objetivo principal es asegurar que sólo los capitanes de los distritos electorales actualizan los resultados.
Los demócratas también la utilizaron para calcular si cada proceso tenía suficientes miembros para resultar viable. Los capitanes de distrito recibieron instrucciones de anotar el número de participantes y cuántos votaron para cada candidato. La empresa dijo que el sistema funcionó según lo previsto, pero también recibieron informes aislados del mal rendimiento de la app, probablemente a causa del nivel inesperadamente alto de tráfico. (La campaña de Sanders también desarrolló su propia app que ayudó a esos mismos capitanes a rastrear los cambios de preferencias a lo largo de la noche).
También se emplearon algunos métodos poco o nada tecnológicos. En seis casos, los procesos empatados determinaron quién recibiría cuántos delegados con una moneda. Clinton ganó los seis (una probabilidad de uno entre 64) pero esta suerte tuvo un efecto casi imperceptible en los recuentos finales. En general, el proceso seguía siendo tan pantanoso que la campaña de Sanders ha dicho que está evaluando la opción de pedir un recuento.
Sea cuál sea el resultado final de las elecciones, todos podemos contar con que los titanes tecnológicos jugarán potentes papeles ocultos para asegurarse de que el próximo presidente esté abierto a la industria.