Twitter pemite que los iraníes se expresen, aunque el gobierno sigue controlando internet.
Los continuos intentos para acallar a los medios de comunicación en Irán han convertido a Twitter y a otras redes sociales por internet en las fuentes principales de información libre y sin filtrar que logra salir del país.
Los esfuerzos por censurar a la prensa se han visto incrementados significativamente desde las disputadas elecciones del pasado viernes. Ayer fueron retiradas todas las credenciales a los periodistas extranjeros, y muchos de ellos fueron avisados por teléfono y fax de que no podían informar desde las calles. Otros periodistas han acabado siendo lesionados, detenidos o incluso arrestados por las autoridades.
Sin embargo, y a pesar del cerco interpuesto a los medios, la información sigue saliendo de Irán a través de las redes sociales, las webs de microblogging y aquellas dedicadas al alojamiento de fotos y video. Estos recursos ya han sido utilizados en el pasado durante épocas de crisis políticas—en Georgia y Rusia, Burma y Kenia—pero en el caso de Irán sorprende la magnitud de la escala y el rango de utilización.
Ethan Zuckerman, perteneciente al Centro Berkman sobre Internet y Sociedad en la Universidad de Harvard, y cofundador del grupo de apoyo al blogger Global Voices, afirma que la gente dentro de Irán que están utilizando los blogs, Twitter y la publicación de fotografías “está llevando a cabo un trabajo fantástico para que este movimiento político sea del conocimiento del mundo.” De forma particular, la puesta en común de fotos y videos, ha hecho que la situación sea vista por los observadores extranjeros y ha logrado que sea “mucho más real, y en un mayor grado de tiempo real,” afirma Zuckerman.
Zuckerman atribuye el flujo constante de información, en parte, a una “capacidad latente”: los usuarios de internet iraníes con grandes conocimientos informáticos saben cómo esquivar las medidas de bloqueo, por lo que durante las épocas de agitación política no se ven obligados a volver a aprender este proceso. “Cuando más tiempo dura la censura en un país, y cuanto más agresiva es dicha censura,” afirma Zuckerman, “más incentivados se ven los ciudadanos para aprender a saltársela.” Puesto que Irán lleva filtrando el tráfico de internet desde al menos 2004, señala Zuckerman, hay muchos iraníes que ya saben cómo utilizar proxys—ordenadores que redigiren el tráfico para que evite los bloqueos impuestos por el gobierno. Así que incluso si se utiliza el proxy para ver pornografía, afirma Zuckerman, de pronto, cuando surge una crisis política, ya estás preparado para saber cómo comunicarte.
Normalmente el gobierno iraní impone un control muy elevado sobre el uso de internet. Puesto que Irán es un país que se encuentra en el ostracismo a nivel económico, el gobierno no posee demasiadas relaciones comerciales que pudiera utilizar para promover la censura desde fuera—al contrario que China, por ejemplo, que ejecuta una versión censurada de Google (y sus anuncios) a través de los filtros estatales. No obstante, las comunicaciones de los ISP iraníes destinados a dar servicios al público, en vez de las instituciones académicas o negocios privados, se dirigen en su totalidad a través de la compañía estatal Telecommunication Company of Iran (TCI), lo que facilita el filtrado de los datos. Los blogs y las páginas web con contenidos anti-Islam o en contra del gobierno son sistemáticamente bloqueadas. Facebook fue bloqueado esporádicamente durante los meses previos a las elecciones del viernes y mismamente durante dichas elecciones, así como otras webs de los principales candidatos de la oposición y algunos sitios pro-reforma. Facebook y YouTube siguen bloqueados a raíz de las protestas post-electorales.
En 2008 Irán informó acerca de la compra de un equipo de vigilancia electrónico para el seguimiento del tráfico por internet, por lo que el gobierno está bien equipado para llevar a cabo labores de vigilancia y grabación de datos a través de su sistema centralizado. Según un informe recientemente publicado por la Open Net Initiative (ONI)—un proyecto que incluye a investigadores de la Universidad de Harvard, la Universidad de Toronto, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Oxford—este tipo de vigilancia ya ha sido puesta en funcionamiento con anterioridad: un grupo de activistas en pro de los derechos de la mujer fue arrestado y, según se informó en su día, se les mostraron transcripciones de sus sesiones de mensajería instantánea.
En el pasado, el gobierno iraní ha utilizado SmartFilter, un producto elaborado en Estados Unidos, para bloquear las páginas web ofensivas, aunque la ONI informa de que en la actualidad posee un sistema creado dentro del país para buscar en internet aquellos contenidos y palabras clave que puedan resultar cuestionables. Esto hace que China e Irán sean los únicos dos países que filtran los contenidos de internet “de forma enérgica” utilizando su propia tecnología.
A la hora de enfrentarse a revueltas como esta, otros gobiernos han decidido cortar las comunicaciones por internet completamente. Las autoridades iraníes parecen haber escogido la opción de “estrangular el ancho de banda”. Si se limita la cantidad de información que pasa por segundo, el gobierno puede ralentizar internet de forma efectiva para que el usuario medio tenga que esperar varios minutos si quiere publicar algo en Twitter o subir una foto a Flickr. Si se reduce el ancho de banda, afirma Zuckerman, “es más difícil acceder a los contenidos de internet desde fuera, y es realmente complicado subir contenidos.”
Algunos analistas sugieren que es poco probable que la conectividad a internet en Irán se acabase cortando por completo. “Una cosa es enfadar a un grupo de protestantes,” afirma Hal Roberts, también desde el Centro Berkman en Harvard. “Otra cosa es acabar ocasionando molestias a toda la población” al apagar completamente la conexión a internet. Con aproximadamente 23 millones de usuarios de internet en Irán, o alrededor de un 35 por ciento de la población, Irán tiene muchos más usuarios de internet que sus vecinos de Oriente Medio.
Andrew Lewman, miembro del equipo responsable de crear Tor—un software que redirige el tráfico de internet para que esquive los filtros del gobierno de forma anónima—afirma que está sorprendido ante el bajo nivel de bloqueo que el gobierno iraní ha llevado a cabo durante los últimos días, dada la atención que está recibiendo la revuelta popular. Atribuye el flujo constante de información fuera de Irán a dos posibilidades: o hay gente en el gobierno que quiere que esta información salga fuera, o el gobierno está haciendo seguimientos y grabando todo lo que ocurre para después acorralar a los responsables. El objetivo principal del gobierno ahora mismo, según Lewman, probablemente sea la contención de los protestantes callejeros.
Rob Faris, uno de los contribuyentes del informe de la ONI, es menos optimista en cuanto al flujo de información en Irán. El gobierno ha “aumentado los filtros de forma significativa,” afirma. Aunque sitios como Twitter siguen siendo accesibles—a través de aplicaciones de terceros que no acceden a Twitter.com, por ejemplo—“no nos engañemos,” afirma Faris. “El mero acceso a Twitter, despojado de todo el resto de cosas que se pueden hacer en la web, no es gran cosa.” Mientras tanto, las otras medidas adoptadas por Irán “han impactado de forma significativa” a la infraestructura de comunicaciones del país. “Han pasado de ser un régimen represor a ser un régimen aún más represor,” señala Faris.
Aún así, Roberts cree que el gobierno iraní probablemente se encargará de los protestantes en un principio, y después pasará a ocuparse de los bloggers. Sugiere que quizá las agencias gubernamentales estén siguiendo a los usuarios a través de sus direcciones de protocolo de internet y estén planeando llevar a cabo los arrestos en el futuro próximo.
La cuestión más complicada en relación a la implicación de la web en la situación actual, afirma Zuckerman, es averiguar hasta qué punto estas herramientas están sirviendo de ayuda para organizar las protestas. “Estas protestas callejeras tienen legitimidad; la gente está extremadamente molesta por lo ocurrido con su derecho al voto,” afirma. Zuckerman cree que la tecnología no está ayudando a los simpatizantes de la oposición de la misma manera en que pueden ayudar métodos convencionales como las llamadas telefónicas y el boca a boca.
Según Stephen Murdoch, investigador de seguridad informática en la Universidad de Cambridge, resulta difícil calcular la cantidad de gente involucrada realmente con las protestas por internet dentro de Irán puesto que lo que observamos fuera del país es un ejemplo “poco imparcial.” Twitter y Facebook son populares en los Estados Unidos, pero probablemente haya otras redes sociales destinadas a los iraníes de las que no podemos hacer un seguimiento tan cercano. Por tanto, la extensión—y el alcance—de la actividad de internet en Irán es difícil de juzgar.
Sin embargo, el efecto causado en la comunidad global es claro, afirma Roberts: “La prensa hace un seguimiento total del flujo de Twitter [que llega desde Irán].”