Recuperamos este artículo publicado en la revista en 1965 sobre otras fuentes alternativas de protenías
Extraído del artículo "Comida y Salud: los contrastes son cada vez más profundos", de Nevin S. Scrimshaw, director del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos del Instituto de Tecnología de Massachusetts en el número de noviembre de 1965 de MIT Technology Review.
"La población mundial actual podría alimentarse fácilmente mediante la producción agrícola de comida convencional si hubiera tiempo para que el rendimiento de las cosechas en los países menos desarrollados se pusiese al día con las necesidades de la población y el poder adquisitivo se mantuviese al mismo ritmo. Dado que no se da ninguno de estos factores en la actualidad, resulta prudente analizar soluciones menos convencionales al problema de la comida. No hay unos requisitos nutricionales fijos de consumir fuentes de proteínas relativamente caras: leche, carne y huevos. Las legumbres y la harina de las oleáceas son alternativas aceptables. Tras la extracción comercial del aceite de soja, algodón, sésamo, cacahuete y girasol, la harina resultante contiene aproximadamente un 50% de proteína y el aceite se puede vender para cubrir gran parte del coste de producción.
Un tercio de una harina de oleácea procesada adecuadamente, mezclada con dos tercios de un cereal, da lugar a una mezcla con la calidad y concentración de proteínas adecuada para todas las necesidades humanas.
Últimamente se ha hablado mucho de las proteínas de las algas, y la idea de una vaca mecánica que extraiga proteína comestible del jugo de hierba y hojas está muy adelantada. El problema hasta la fecha ha sido una pobre palatabilidad y un coste relativamente elevado, pero esto no supone más que un reto añadido para los tecnólogos de la comida.
Aún más significativo para quienes conocen los recursos de la ciencia y la tecnología modernas es el progreso continuo hacia nuevas comidas de origen completamente sintético. Las necesidades nutritivas del cuerpo humano se pueden reducir a sustancias químicas conocidas y todas estas se pueden sintetizar o extraer de productos naturales. Las vitaminas y minerales necesarios ya están disponibles y son tan baratos como para que no constituya un problema. De los ocho aminoácidos esenciales necesarios en vez de la proteína, los dos que tienen demanda comercial, ya están disponibles a toneladas y no cabe duda de que los demás también podrían estarlo si se crease la demanda.
Ahora mismo resulta prohibitivo alimentar a los humanos con una dieta de nutrientes sintéticos y no existen fórmulas adecuadas, pero la comida sintética, sabrosa y atractiva ya está al alcance la de la tecnología moderna".