Las compañías dedicadas a la virtualización y a la administración de datos aún muestran mucho potencial.
Las condiciones financieras para las startup tecnológicas han sido bastante frías desde que comenzó la crisis económica. Sin embargo ahora, y motivadas por dos ofertas públicas recientes, las empresas de capital riesgo están volviendo a mostrar interés en las firmas tecnológicas de reciente creación.
Durante el cuarto trimestre de 2007 se hicieron públicas 17 compañías tecnológicas financiadas a partir de capital de riesgo, lo que supuso una de las mayores ofertas de acciones en un solo trimestre desde el boom de las punto com a mediados del año 2000. Por el contrario, durante el último trimestre de 2008 y el primero de 2009 no se dio ninguna oferta pública financiada con capital riesgo en ninguna industria, según informa la Asociación Nacional de Capital Riesgo. Las fusiones y adquisiciones también se ralentizaron, y el número de fondos de capital a la búsqueda de dinero al comienzo del año era menos que durante cualquier momento del año 2003.
No obstante, dos recientes ofertas públicas de acciones han renovado el espíritu dentro de la industria. SolarWinds, una compañía de software para la administración de redes con sede en Austin, Texas, se hizo pública el miércoles de la semana pasada. La compañía de reservas de restaurantes por internet OpenTable, con sede en San Francisco, se hizo pública al día siguiente.
Los capitalistas de riesgo que asistieron a la Venture Summit East la semana pasada en Boston interpretaron estos avances como un signo positivo dentro de la industria, y mostraron optimismo acerca del potencial que esto supone para otras startups.
“SolarWinds es la prueba de que el uso de software como servicio funciona,” afirma Sunil Dhaliwal, socio general de Battery Ventures. En vez de vender software en soporte físico, los productos de la compañía se distribuyen y mantienen a través de internet. Algunos observadores se cuestionan si este método de venta de software es cómicamentente viable, especialmente cuando se compara con la competencia que ofrecen otras compañías más establecidas. La respuesta, según Dhaliwal, es “un rotundo sí.”
El entusiasmo por las startup de internet, no obstante, ha cambiado claramente desde los momentos de mayor alza del boom Web 2.0. Esto se debe, en parte, a unas restricciones económicas mayores, pero también a la caída en picado de los costes que supone empezar una compañía por internet desde que la computación en la nube se ha hecho tan popular. Puesto que se necesita menos capital para empezar una compañía, no resulta tan necesario tener que buscar inversores externos.
“Creo que la mayoría de las startups de internet no deberían aceptar capital de riesgo,” afirmó Jeff Fagnan, socio de Atlas Venture, durante una conferencia. En particular, citó a aquellas compañías que están desarrollando aplicaciones web ligeras o software para dispositivos portátiles como el iPhone. En algunos casos, afirmó Fagnan, el capital riesgo puede que acabe dañando a la startup puesto que crea unas condiciones que empujan a la compañía a apuntar demasiado alto para poder obtener el resultado que necesitan.
Otro impacto que ha provocado la computación en la nube es que muchos capitalistas de riesgo no se fian de aquellas compañías cuyo objetivo sea construir grandes imperios de infraestructura por si mismas. Michael Skok, socio general de North Bridge Venture Partners, afirma que no podría las manos en un negocio que intentase competir con gigantes de computación en la nube como Amazon o Google. “Esto resulta imposible para cualquier startup,” señala.
Lo que sí pueden hacer las startups tecnológicas, según Skok, es llevar a cabo un importante papel de investigación y desarrollo, y él ve bastantes oportunidades en la indrustria. Por ejemplo, Skok afirma que por cada dólar que se gasta en almacenar un trozo de información una vez es creado, las compañías normalmente gastan de 11 a 15 dólares extra en hacer copias y administrar esa información. Por tanto, Skok está interesado en startups que desarrollen nuevas tecnologías que vengan a solucionar los problemas de eficiencia que sufren muchas de las infraestructuras de IT empresariales. “El software no está muerto, ni mucho menos,” afirma. Sin embargo, Skok señala que las nuevas compañías también necesitan grandes ideas que las hagan seguir a flote durante las épocas más difíciles, y que ya no pueden contar con que vayan a ser adquiridas.
Larry Cheng, socio de Fidelity Ventures, coincide con Skok en cuanto al interés en tecnología de infraestructuras. La virtualización, que hace posible ejecutar varios ordenadores virtuales en la misma máquina, está considerada como una de las tendencias tecnológicas más importantes, afirma. No obstante, la mayor parte de la tecnología que sustenta estos productos de virtualización necesita ser puesta al día. “Toda la infraestructura sobre la que se basa la virtualización va a tener que cambiar,” afirma Cheng, que también cree que hay oportunidades para las startups en el campo de la seguridad.
El estado de ánimo entre emprendedores de software e inversores puede que esté influenciado por las malas experiencias que trajo consigo la primera burbuja de internet. Sin embargo, Chen ve con buenos ojos el ambiente actual, en parte porque es menos frenético. Afirma que el interés por las startups de tecnología limpia le recuerda al interés que se dio cuando la burbuja de internet, y le alegra estar alejado de todo ello.
“Las empresas siguen gastando miles de millones de dólares en IT, y siempre estamos a la búsqueda de nuevas formas para recortar gastos,” afirma Cheng. “El campo del IT es muy estable.”