Un método también acorta el tiempo requerido para obtener los resultados y podría salvar muchas vidas
Científicos de la Universidad de Stanford (EEUU) afirman haber desarrollado un nuevo test para la diabetes tipo 1 que costará una fracción del precio actual y permitirá hacer el diagnóstico en apenas unas horas en vez de en días. Sin duda es un avance útil en cualquier parte, pero sobre todo en los países más pobres donde muchos diabéticos están sin diagnosticar o mal diagnosticados porque las pruebas existentes son demasiado caras para que se puedan hacer de forma generalizada.
En la actualidad, para hacer estas pruebas hay que enviar una muestra de sangre a un laboratorio donde se usan materiales radioactivos para detectar la causa de la enfermedad: algo que se denomina autoanticuerpo que ataca las células productoras de insulina en el páncreas. Es un test intensivo en horas de trabajo y con un coste de cuesta cientos de euros.
Con el nuevo test, en vez de enviar la sangre del paciente a un laboratorio, un médico o enfermero puede colocarla sobre un chip del tamaño de una tarjeta de visita que contiene un producto químico que produce una señal fluorescente cuando se encuentra con autoanticuerpos y que cuesta 20 dólares (unos 15 euros). Una placa de cristal del chip está cubierta con isletas de oro a nanoescala, que potencian la señal fluorescente, para asegurarse de que el test es fiable. Diferencia entre la diabetes tipo 1, que hace que el cuerpo no produzca prácticamente nada de insulina, de la tipo 2, en la que el cuerpo no produce una cantidad suficiente de insulina o no es capaz de usarla eficazmente.
"En términos de coste, comodidad y rapidez, probablemente sea una mejor solución", afirma la profesora adjunta de pediatría y enfermedades contagiosas de la Universidad de Michigan (EEUU), Joyce Lee, que no tiene relación con el estudio.
Los investigadores -dirigidos por el profesor adjunto de endocrinología pediátrica de la Universidad de Stanford y autor sénior del artículo publicado la semana pasada en la revista Nature Medicine, Brian Feldman- han solicitado una patente para el chip y están montando una start-up que consiga el visto bueno de la Agencia Estadounidense del Medicamento para el producto.