Un nuevo estudio usa datos sobre las redes de comunicación para desvelar patrones y divisiones en muchos países distintos
Muchos habitantes de Gran Bretaña, Italia y Bélgica pueden imaginar que poseen una división norte-sur que marca la barrera entre distintos grupos sociales y características regionales. Ahora, un nuevo estudio hecho por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU, MIT por sus siglas en inglés) revela que dichas divisiones se pueden observar en los patrones de comunicación en estos países y en otros.
Los datos de telecomunicaciones en Gran Bretaña, por ejemplo, muestran que sólo un 9,5% de las comunicaciones cruzan una línea que se sitúa unos 150 kilómetros al norte de Londres. En Italia, sólo el 7,8% de las comunicaciones cruzan una línea que está aproximadamente en la frontera norte de la región Emilia Romagna, por encima de la cual se encuentran las metrópolis industriales y comerciales de Milán y Turín.
Foto: El análisis de datos de telecomunicaciones en todo el mundo (a la izquierda se muestran los correspondientes a Portugal), muestran hasta qué punto las redes de comunicaciones (izquierda) pueden corresponder a regiones políticas o geográficas (representadas a la derecha). Crédito: Laboratorio de Ciudad Detectable del MIT
Según los investigadores, estas fronteras invisibles permiten comprender las interacciones sociales, cívicas y comerciales que existen en las naciones contemporáneas, y podrían ser útiles para las autoridades y otros expertos en la elaboración de políticas.
"Observamos las redes para analizar cómo se estructuran las comunidades en el espacio", explica el profesor asociado del Departamento de Estudios y Planificación Urbana del MIT, director del Laboratorio de Ciudad Detectable del MIT y coautor de un nuevo artículo que resume los resultados del estudio, Carlo Ratti. El estudio forma parte de un proyecto mayor, añade, para ver "cómo podemos usar estas tecnologías para comprender mejor el alcance de las circunscripciones y las comunidades".
El artículo, "que delinea las regiones geográficas con redes de interacciones humanas en una amplia serie de países", se publica esta semana en la revista PLoS ONE. Los hallazgos demuestran que, a pesar de toda la conectividad de la vida cívica actual, la gente sigue conectándose en una "serie geográficamente coherente de comunidades", afirma el investigador del Laboratorio de Ciudad Detectable Stanislav Sobolevsky, coautor del artículo.
Sobolevsky hace hincapié en que el estudio, que cubre siete países, demuestra que el examen las redes de comunicación permite a los analistas reconstruir la naturaleza regional de los países en toda una serie de entornos geográficos distintos. El trabajo es una ampliación de un análisis anterior que sólo incluía Gran Bretaña.
Creando un mapa de la división lingüística
El artículo está coescrito por Ratti, Sobolevsky, el investigador del Laboratorio de Ciudad Detectable Michael Szell; y Thomas Couronne y Zbignew Smoreda de los laboratorios Orange, el brazo investigador de la empresa de telecomunicaciones francesa Orange.
Además de Gran Bretaña, Italia y Bélgica, los investigadores examinaron datos de Francia, Portugal, Costa de Marfil y Arabia Saudí. Usaron datos agregados y anónimos proporcionados por Orange, British Telecom, Telecom Italia y Telecom Company de Arabia Saudí. Hicieron un mapa de las conexiones en dos instancias: primero a gran escala y después a un nivel más local para buscar patrones de redes dentro de las regiones y comunidades y entre ellas.
Algunos de los hallazgos sirvieron para reafirmar la fuerza de las barreras políticas y lingüísticas existentes. Bélgica siempre ha tenido una división lingüística y social entre la región de Flandes, donde se habla flamenco, en el norte; y la región francófona de Valonia, en el sur. El estudio halló que en Bélgica sólo el 3,5% de los enlaces de comunicación se producen entre Flandes y Valonia
En Francia, los patrones de comunicación son un fiel reflejo de las regiones administrativas históricas del país, aunque los datos también revelan una división este-oeste que recorre el país de arriba a abajo.
"Lo impresionante de este trabajo es que demuestra que usar los datos de las llamadas de teléfono de esta forma produce agrupaciones y subdivisiones que tienen mucho sentido económico y político", afirma el profesor emérito de planificación del University College en Londres (Reino Unido) Michael Batty, quien ha leído el artículo.
Incluso cuando los patrones de comunicación reflejan fronteras políticas o administrativas preexistentes, explica Ratti, siguen pudiendo representar "una geografía más natural que surge de la gente" y se puede estudiar su evolución a lo largo del tiempo.
Los investigadores creen que este tipo de mapeo podría resultar útil a los gobiernos en casos en los que, por ejemplo, los legisladores estén replanteándose fronteras políticas o administrativas.
"Puedes ver de antemano cómo de bien encajan las nuevas fronteras propuestas con las interacciones humanas reales", afirma Szell.
Ratti reconoce que el trabajo también podría tener aplicaciones en el sector privado para empresas que lleven a cabo nuevos tipos de análisis de mercados u otras formas de investigación. Aún así, afirma que al Laboratorio de Ciudad Detectable le interesa sobre todo llevar a cabo más estudios siguiendo la línea del actual.
"Nos interesa más la teoría que hay detrás", sostiene Ratti, "y en cómo puede contribuir a una 'ciencia de las ciudades'".