Si el Pentágono aligera su control sobre las frecuencias inalámbricas utilizadas para radares, podría llegar a ser posible un mayor uso de las redes 4G.
Foto: En Wallops Island, en la costa de Virginia (EE.UU.), la Marina y diversos investigadores inalámbricos han probado si las redes inalámbricas civiles pueden utilizar frecuencias actualmente confinadas a los sistemas de radar.
Aunque las redes inalámbricas comerciales están congestionadas, las frecuencias reservadas a fines militares se usan muy poco. Varios investigadores inalámbricos y de la Marina de EE.UU. han tenido la oportunidad de ver si algunas de esas ondas pueden ser compartidas, lo que podría dar lugar a nuevos e innovadores servicios.
En una prueba llevada a cabo este lunes, la Marina encendió un radar AN/SPY 1, un potente sistema que generalmente se usa para localizar misiles y bombarderos, en una isla frente a la costa este de Virginia (EE.UU.). Al mismo tiempo, varios investigadores académicos y corporativos sintonizaron transmisores inalámbricos portátiles en la misma frecuencia para ver qué pasaba.
"Vamos a ejecutar una señal LTE y comprender el impacto del radar en dicha señal", señaló Jeff Reed, director del centro de investigación inalámbrica en Virginia Tech (EE.UU.), uno de los investigadores que participaron en la prueba. "Esperemos que no se dispare ningún misil como consecuencia de la prueba".
Esta prueba en la isla de Wallops, un sitio de lanzamiento de la NASA que también es el hogar de los Sistemas de Mando Naval, es el primer paso en la siguiente fase de la iniciativa por compartir el espectro para ampliar las ondas. Podría allanar el camino a redes 4G LTE que instituciones como hospitales o agencias de seguridad públicas pudieran configurar sin depender de las grandes compañías telefónicas.
"Es algo muy importante", afirma Vanu Bose, director general de Vanu, una empresa de Cambridge, Massachusetts (EE.UU.), que fabrica sistemas personalizados de comunicaciones inalámbricas. "La mayor parte del uso del espectro federal es para radares de un tipo u otro, pero muchos de estos sistemas se utilizan muy poco".
Esta prueba es una de las muchas formas en que el Gobierno de EE.UU. podría aplicar las recomendaciones de la Casa Blanca sobre cómo compartir el espectro y liberar ancho de banda actualmente bloqueado por el propio Gobierno, las empresas de radiodifusión y otros agentes.
El concepto es similar al enfoque de utilización de los llamados 'espacios en blanco', mediante el que el espectro televisivo puede ser prestado para su uso en ciertos momentos y en ciertos lugares y ofrecer Internet de banda ancha o telefonía móvil (ver "Las ondas televisivas llenan los vacíos de la banda ancha"). Pero compartir el espectro militar podría tener efectos mucho más grandes. Mientras que el espectro de televisión puede ser prestado principalmente en zonas rurales, las frecuencias están reservadas, incluso en las grandes ciudades, para radares utilizados por la Marina y otras ramas de las fuerzas armadas. Cubren el 60 por ciento de la población estadounidense, y es ahí donde hoy día se experimenta más congestión inalámbrica.
Tanto políticos como investigadores creen que las bandas de radar (3.550-3.650 MHz) podrían ofrecer otra forma de proporcionar wifi de largo alcance con solo pequeñas modificaciones en los transmisores existentes, conocidas como células pequeñas, que soportan la red LTE y el wifi existentes (ver "Diminutos transmisores capaces de evitar la restricción del flujo de datos").
No todo el mundo llegará a utilizar el espectro del Pentágono. Los hospitales y otras instituciones con funciones de seguridad pública, entre ellas las compañías eléctricas y las agencias del orden público, lo harían primero. "Un hospital puede que necesite una red inalámbrica de banda ancha en sus instalaciones, y hoy día tendrían que depender de un proveedor de servicios inalámbricos. Esto podría darles una nueva forma de hacerlo", ahorrando dinero y aumentando la privacidad, sin obstruir las redes comerciales, afirma Reed.
Compartir el espectro militar será un poco más difícil que compartir los espacios en blancos de la televisión. Ambos enfoques se basan en bases de datos que mantienen un registro de cuándo y dónde puede ser compartido el espectro. Pero a diferencia de las estaciones de televisión, los buques de la Armada y los sistemas de radar pueden moverse, y el Gobierno no quiere que se sepa dónde están.
Sin embargo, Peter Stanforth, director de tecnología de Spectrum Bridge, una compañía de Florida que facilita el uso de los espacios en blanco de la televisión y participa en las pruebas en Wallops, afirma que podría haber formas de oscurecer esta información. Y en cualquier caso, señala, hoy día es posible usar sensores para detectar si las transmisiones se producen en la banda de 3550 a 3650 megahertz. Cualquiera de estas transmisiones debe ser militar. "Si se comparte, no puedo estar seguro de quién la está usando", afirma.
Después de realizar las transmisiones inalámbricas durante las pruebas en las inmediaciones de los radares de alta potencia de la Marina, los investigadores tendrán una mejor idea de las condiciones precisas bajo las cuales es factible el uso compartido del espectro. El siguiente paso será que la Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU. defina formalmente una normativa, lo que podría llevar al menos un año.