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Un brazalete para simplificar el control por gestos

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¿Puede un brazalete para controlar gestos mediante la medición de la actividad muscular tener éxito como dispositivo de masas?

  • por Rachel Metz | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 30 Julio, 2013

Foto: El brazalete Myo detecta las señales eléctricas producidas por los movimientos musculares del usuario, y traduce esas señales a acciones con las que controlar aplicaciones en un ordenador o teléfono inteligente a través de Bluetooth de bajo consumo. Aquí se muestra controlando el vuelo de un pequeño dron (avión no tripulado).

Cuando hablamos de sistemas de control por gestos como el Kinect de Microsoft, hay aplicaciones (como los juegos) que resultan evidentes. Otras, como el control de las persianas de la ventana, no lo son tanto.

Sin embargo, este es el tipo de funcionalidad que la start-up Thalmic Labs, con sede en Waterloo, Ontario (Canadá) tiene la esperanza de hacer posible con su primer producto, un brazalete llamado Myo que está previsto que comience a distribuirse a finales de este año entre algunos de los primeros clientes de la compañía.

El control por gestos ha recorrido un largo camino desde que Microsoft lanzara el Kinect en 2010, el primer sistema de control por gestos verdaderamente destinado al mercado de masas. Con Myo, Thalmic Labs espera que una gran cantidad de desarrolladores, que recientemente se han alistado en la compañía, hagan que el sistema avance aún más y creen aplicaciones que permitan al dispositivo hacer de todo, desde controlar sistemas de realidad virtual hasta instrumentos musicales (estas ideas, además del control de persianas por manos libres mencionado antes, fueron sugeridas por desarrolladores interesados ​​en empezar a trabajar con el dispositivo).

Myo logra destacar dentro de un mar de tecnologías de control por gestos, muchas de las cuales dependen de cámaras o requieren hardware voluminoso para reconocer los gestos y traducirlos en acciones en una pantalla. Además de ocupar espacio, puede que este tipo de sistemas tengan que ser calibrados o requieran una cierta cantidad de luz para funcionar, y estos factores pueden limitar dónde y cómo pueden usarse. Y aún se desconoce el grado de disposición de los consumidores para dejar de usar ratones, teclados y pantallas táctiles y pasarse al control por gestos.

Puesto que el brazalete Myo interpreta los impulsos eléctricos generados por los movimientos musculares en el antebrazo, no necesita ni luz ni una cámara para funcionar. Esto, unido a su tamaño relativamente pequeño, puede que facilite su uso en cuartos oscuros o bajo luz solar brillante, y podrían crearse aplicaciones móviles interesantes como una que permita controlar las funciones de un reloj inteligente.

Myo puede diferenciar entre distintos movimientos de dedos y detectar la rotación y el movimiento de la mano mediante la medición de los distintos patrones de impulsos eléctricos que generan los movimientos, y usa un sensor inercial para entender tales movimientos. Al llevar el brazalete, podemos hacer cosas como imitar el disparo de un arma para controlar una pistola en un videojuego, o pasar la mano para desplazarnos por las diapositivas de una presentación. Esta información se envía a un procesador en el brazalete, y un algoritmo la traduce en comandos que se envían a través de Bluetooth de bajo consumo al dispositivo que estás tratando de controlar, como por ejemplo un teléfono inteligente.

Stephen Lake, cofundador y director general de Thalmic Labs, asegura que la idea de Myo surgió de un proyecto no relacionado en el que él y su compañero cofundador, Matthew Bailey, trabajaron como estudiantes de licenciatura en el programa de ingeniería mecatrónica de la Universidad de Waterloo: un dispositivo de ayuda para invidentes que utilizaba un láser para escanear obstáculos y traducirlo a feedback táctil. Esto les hizo darse cuenta de que los dispositivos que pueden llevarse puestos podrían ser el siguiente factor de forma importante en la informática, y empezaron a pensar en cómo podrían utilizarse para interactuar mejor con la electrónica. En mayo pasado, una semana después de la graduación, Lake, Bailey y su tercer cofundador (y compañero estudiante de ingeniería mecatrónica de la Universidad de Waterloo), Aaron Grant, se mudaron a la oficina de Thalmic Labs.

Lake pone atención para no reducir los tipos de aplicaciones que espera que la gente desarrolle para Myo, y asegura que la empresa quiere "dejar este tipo de creatividad a los desarrolladores". Menciona que Thalmic Labs ha recibido mucho interés por parte de desarrolladores interesados ​​en pagar 149 dólares (112 euros) por poner sus manos en el dispositivo antes que el público en general (se presentaron más de 1.000 solicitudes en las primeras 24 horas desde que se abrió el plazo de inscripción), y han propuesto aplicaciones que van desde el control de instrumentos musicales hasta el funcionamiento de persianas. En última instancia, Lake señala que se creará un directorio Myo donde los desarrolladores puedan publicar sus aplicaciones.

La compañía también está interesada en que su brazalete funcione con tantos dispositivos como sea posible. Hasta el momento, Myo se ha configurado con varios dispositivos, entre ellos un iPhone, iPad, ordenadores Mac y Windows, el ordenador Raspberry Pi y un Parrot AR.Drone, así como con "un par de equipos industriales de los que no puedo hablar mucho", afirma Lake. Thalmic Labs también quiere probar Myo con el casco de realidad virtual Oculus Rift, y con Google Glass, el ordenador de Google que se lleva puesto en la cabeza.

A pesar de no estar aún en el mercado, Myo ha logrado despegar entre los consumidores e inversores: más de 30.000 personas han hecho pedidos anticipados del dispositivo, cuyo lanzamiento está programado para principios del año próximo (a 149 dólares cada uno, Thalmic Labs recaudará por lo menos 4,5 millones de dólares, 3,4 millones de euros, cuando Myo empiece a enviarse), y el mes pasado la compañía anunció una ronda de financiación de serie A por 14,5 millones de dólares (11 millones de euros) liderada por Intel Capital y Spark capital.

Sin embargo, toda la atención positiva podría volverse en su contra si Myo no funciona tan bien como parece hacerlo en los vídeos de demostración (uno de los cuales incluye la coletilla "interacción sin esfuerzo"). Su competidor, Leap Motion, que utiliza un tipo diferente de tecnología para su dispositivo de control por gestos de reciente lanzamiento, se enfrenta a este problema actualmente, ya que su aparato ha recibido críticas poco entusiastas, incluyendo una de MIT Technology Review.

También existe la posibilidad de que, más allá de algunas aplicaciones de consumo obvias como los juegos, Myo languidezca y acabe en una relativa oscuridad. El analista de Gartner Adib Ghubril señala que aunque el dispositivo debería ser capaz de funcionar bien al aire libre, lo que resulta útil para, por ejemplo, controlar un avión no tripulado, espera que Myo se convierta en un dispositivo de uso muy delimitado, con pocas aplicaciones más allá de los juegos y el ejército.

"No es el próximo Google. No es que de pronto todos queramos pasarnos al Myo", concluye.

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