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Una forma sencilla de convertir cualquier LCD en una pantalla táctil

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La interferencia electromagnética puede convertir una pantalla LCD en una pantalla táctil por muy poco dinero.

  • por Rachel Metz | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 03 Mayo, 2013

Las interferencias electromagnéticas pueden fastidiar la recepción de señal a móviles y radios. Pero también pueden ser la clave para transformar pantallas LCD normales en pantallas táctiles y detectoras de gestos, según investigaciones recientes.

Un grupo de investigadores del Laboratorio de Computación Ubiquitous de la Universidad de Washington (EE.UU.) ha desarrollado un método denominado uTouch que usa un sensor sencillo y software para convertir una LCD normal en una pantalla táctil. El sistema aprovecha los bajos niveles de interferencia electromagnética producidos por muchos aparatos de electrónica de consumo, empleándola para hacer cosas como controlar la reproducción de vídeo mediante toques y gestos en una pantalla que en un principio no es interactiva.

"Todos los dispositivos que te rodean tienen muchas señales saliendo de ellos que ignoramos porque creemos que son ruido", afirma Sidhant Gupta, estudiante de doctorado en el Laboratorio de Computación Ubiquitous de la Universidad de Washington y uno de los coautores del estudio.

Mientras que las pantallas táctiles son la norma en los teléfonos inteligentes y las tabletas, aún no lo son en televisiones, pantallas de ordenador y otras grandes pantallas. Los métodos existentes que convierten pantallas LCD pasivas en pantallas táctiles suelen usar cámaras u otros sensores, pero no siempre resultan prácticos. Los hallazgos del grupo, detallados en un artículo que se presentará este mes en la  conferencia de interacción Hombre-Máquina en Paris, podrían usarse para añadir interactividad táctil y gestual de forma barata a televisiones, ordenadores y pantallas mucho más grandes.

Gupta explica que el método de su grupo funciona midiendo las señales que suelen emitir las pantallas LCD y cómo cambian cuando un usuario acerca la mano a las mismas. Estas señales aparecen como una interferencia electromagnética y se pueden medir con un sensor de 5 dólares (unos 3,8 euros) que se enchufa en un enchufe convencional.

En el estudio, los gestos y el tacto de los usuarios sirvieron para controlar un videojuego. El sensor recogía información sobre cómo las acciones del usuario cambiaban la interferencia electromagnética de la pantalla LCD y se enviaba a un PC conectado, donde un programa de software aísla la señal de la pantalla y registra cómo cambia a lo largo del tiempo. El software usa aprendizaje automático para predecir si los cambios solo son "ruido" o uno de los cinco gestos y toques ante los que está preparado para responder. Una vez comprendidos el toque o el gesto, ofrece una respuesta apropiada en la pantalla, por ejemplo poner en pausa o cambiar el tamaño de un vídeo.

"Lo que intentamos averiguar es cómo cambia esa señal y en concreto buscamos cambios en la intensidad de esa señal", sostiene Gupta.

El sistema es capaz de distinguir entre distintas pantallas, puesto que cada una tiene su propia "huella" de interferencia electromagnética, y se puede usar un único sensor para seguir interacciones en varias pantallas. Gupta sostiene que, con el tiempo, la detección y el procesado se podrán hacer mediante un único dispositivo que se enchufe en una toma de corriente convencional.

La tecnología no sirve para hacer que una pantalla no interactiva sea tan sensible al tacto como un iPhone o un teléfono Android. Los gestos son mucho más sencillos que los complejos barridos y pellizcados que se pueden hacer en esos aparatos.

Aún así, Gupta cree que se puede usar para hacer que las grandes pantallas de los museos sean interactivas. También se podría usar para añadir interactividad a otros dispositivos que emitan interferencias electromagnéticas, algo que Gupta y algunos de sus compañeros en uTouch exploraron en un proyecto anterior llamado LightWave que usa un sensor enchufable para permitir que las bombillas compactas fluorescentes detecten la presencia de humanos.

"Cuantas más cosas de las que ya existen podamos hacer interactivas, mejor", afirma Chris Harrison, cofundador de una start-up cuya tecnología de pantalla táctil es capaz de distinguir entre toques con las uñas o los nudillos, y es estudiante de doctorado en el Instituto de Interacción Hombre-Máquina de la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.). "Es muy caro colocar pantallas táctiles en todas partes".

Los investigadores no tienen pensado comercializar la tecnología, pero Gupta afirma que el sensor usa componentes disponibles comercialmente y los algoritmos se incluyen en el artículo, así que cualquiera con la motivación suficiente podría montar el mismo sistema.

El reto para crear interés, según Harrison, será refinar los gestos que uTouch puede comprender -que en la actualidad son bastante burdos- y encontrar las aplicaciones adecuadas. "Nunca podrías escribir un correo electrónico con este sistema, pero podrías hacer algunas interactuaciones por gestos interesantes

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