Con más sensores y más datos, General Electric quiere exprimir al máximo la eficiencia de los sistemas industriales.
Cosas que giran: Las turbinas generadoras de General Electric como la que se representan aquí podrían transmitir valiosos datos sobre el uso de electricidad.
General Electric (GE, por sus siglas en inglés) tiene un nuevo nombre para lo que cree que es el futuro de su negocio: 'Internet industrial'.
El término, acuñado por la división de I+D de GE, refleja la esperanza de la empresa de que al añadir más sensores a su maquinaria, obtendrán una avalancha de datos que a su vez permitirán a las empresas exprimir la eficiencia de locomotoras, motores de propulsión, máquinas de resonancia magnética y otros equipos vendidos por GE.
GE afirma que, en un periodo de tres años, va a invertir 1.500 millones de dólares (unos 1.150 millones de euros) en la idea. Parte de ese dinero se está invirtiendo en un nuevo centro de I+D en software que la empresa ha construido en San Ramón, California (EE.UU.)
En el centro de San Ramón, el investigador en aprendizaje de máquinas Anil Varma ha estado experimentando con formas de cribar sutiles señales de aviso capaces de predecir cuáles de los 20.000 motores de propulsión construidos por GE que están en funcionamiento necesitarán mantenimiento. Afirma que, para algunos tipos de motor, sus algoritmos son capaces de identificar aquellos que necesitan una revisión con una precisión del 70 por ciento y con un mes de antelación, lo que podría servir para prevenir costosos retrasos en los vuelos.
La mayoría de los sensores de los equipos siguen teniendo un uso reactivo: una luz en un panel de control que se pone roja si falla algo. Y los reactores más antiguos de GE tienen muchos de esos sensores, miden cosas como la temperatura, la presión y el voltaje. Sin embargo, históricamente no se ha conservado ni estudiado gran parte de la información recogida de esa forma. Varma explica que para la mayoría de los vuelos los únicos datos de funcionamiento del motor que se conservan son tres medias: una del despegue, otra del vuelo y una tercera del aterrizaje.
Con productos como su nueva generación de motores GEnX (que se usarán en el Boeing 787), la idea es conservar todas las lecturas originales de cada vuelo y posiblemente transmitirlas desde el avión en tiempo real, según Varma. Afirma que esos motores producirán más datos en un solo año que todos los que GE ha recogido en toda su historia como fabricante de componentes para aviones.
Aunque la idea de colocar sensores en todas partes para que comuniquen información sobre la maquinaria no es nueva (es algo que también se denomina “Internet de las cosas”), la inmensa escala del negocio de GE podría servir para acelerar esa visión y trasladarla a la realidad. “Tenemos unas de las mayores series de datos industriales del mundo porque llevamos muchos años operando estos equipos”, sostiene Varma. “Tenemos el antes y el después y podemos probar cualquier algoritmo para ver cómo funciona”.
La idea para Internet industrial tomó forma durante la crisis económica, explica William Ruh, el antiguo ejecutivo de Cisco contratado para dirigir el proyecto (y quien, según GE, acuñó el término). Con la incertidumbre del crecimiento económico, los clientes industriales empezaron a buscar mejoras en la productividad para aumentar sus beneficios. También habían empezado a oír hablar de los 'grandes datos' y estaban preguntando a GE si tenía una “estrategia de datos” para sus equipos.
Grandes datos: Un investigador del centro de I+D en software de General Electric en San Ramón, California, muestra una herramienta de visualización para plantas eléctricas.
GE quizá descubra que no siempre resulta fácil aplicar técnicas de grandes datos a los problemas industriales, afirma Venkat Venkatasubramanian, profesor de la Universidad de Columbia (EE.UU.) afiliado al Instituto de Ciencias e Ingeniería de Datos de la institución. Explica que para un negocio de venta al por menor, puede bastar con descubrir una correlación en los datos de clientes. Por ejemplo, que una persona que compra cerveza también compra pañales. “Hay algunos datos de fácil acceso que los algoritmos de aprendizaje de máquinas estándar te permitirán detectar y resolver”, afirma. “Pero en sistemas físicos más complejos, los modelos también tendrán que explicar por qué existen esas asociaciones”.
En el centro de GE en San Ramón, los investigadores desarrollan nuevas interfaces de usuario que sirven para visualizar datos industriales con la ayuda de mapas, simulaciones y redes sociales del estilo de Twitter para los equipos. Una de las salas está llena de grandes pantallas conectadas a un Kinect de Microsoft, un mando para videojuegos que detecta los movimientos de una persona (ver “El plan de Microsoft para llevarnos a la era del control por gestos”). Allí, los investigadores hicieron una demostración de cómo un empleado de una planta eléctrica podría usar gestos de la mano para moverse a través de visualizaciones de datos que le ayuden a tomar decisiones sobre su sección de la red eléctrica. GE afirma que también está trabajando con una compañía eléctrica canadiense para predecir zonas donde conviene talar árboles, usando imágenes por satélite combinadas con mapas de condiciones meteorológicas y localizaciones de apagones anteriores. Las ramas caídas de los árboles son una de las principales causas de los apagones durante las tormentas.
Pero no solo la infraestructura está recibiendo este tratamiento de software. El hospital Mount Sinai de la ciudad de Nueva York (EE.UU.) está trabajando con GE para colocar más sensores y transmisores en las camas de los pacientes y los equipos y poder hacer un seguimiento de cuáles están en uso. GE sostiene que el hospital, que tiene una capacidad de 1.100 camas, podría admitir a 10.000 pacientes más al año si dispusiera de mejor información.
Ruh cree que incluso pequeñas mejoras pueden tener un gran impacto. Esta semana GE ha emitido un informe en el que calcula que una mejora de un uno por ciento en la eficiencia de consumo de combustible podría suponer un ahorro de 2.000 millones de dólares (unos 1.550 millones de euros) para la industria aeronáutica y el doble de eso para la industria eléctrica. Las turbinas de gas de GE y otros equipos para plantas eléctricas están implicados en la generación del 25 por ciento de la electricidad mundial.
“Sabemos que, operativamente, podemos cambiar un uno por ciento”, afirma Ruh. Pero, añade que sabe que "ya no se va a lograr con mejoras en los equipos, porque estamos llegando al límite de lo que nos permite la física”.