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Un gusano robótico

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Investigadores de varias universidades han creado un delicado robot autónomo que avanza como una lombriz.

  • por Jennifer Chu | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 01 Noviembre, 2012

Las lombrices se desplazan por encima de la tierra mediante un mecanismo denominado peristaltismo que encoge y estira los músculos a lo largo de su cuerpo, lo que las ahce avanzar poco a poco, con cada oleada de contracciones. Ahora, investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), la Universidad de Harvard (EE.UU., ambos) y la Universidad Nacional de Seúl (Corea del Sur) han creado un robot autónomo que se mueve de la misma manera. El robot, construido casi por completo con materiales blandos, es sorprendentemente resistente: si se pisa o se le golpea con un martillo, puede seguir moviéndose, ileso. Los investigadores afirman que un robot de estas características puede ser útil para recorrer terrenos escarpados o introducirse en espacios estrechos.

Para construir el robot, al que han bautizado como Meshworm (en español sería Gusano de Malla), los investigadores crearon lo que ellos denominan un “músculo artificial” con alambre hecho de níquel y titanio, una aleación con memoria que se estrira y se contrae con el calor. Enrrollaron el alambre alrededor de un cuerpo de malla para crear segmentos a lo largo del mismo, replicando los segmentos de la lombriz. Al aplicar una pequeña corriente al alambre, este se calienta, estrujando la malla y propulsando al robot hacia delante.

Los investigadores, dirigidos por el profesor adjunto de ingeniería mecánica Sangbae Kim, han publicado detalles del diseño en la revista IEEE/ASME Transactions on Mechatronics. Se dieron cuenta de que las lombrices tienen dos grupos principales de músculos: las fibras musculares circulares que envuelven el cuerpo en forma de tubo y las fibras musculares longitudinales que lo recorren a lo largo. Los dos grupos de músculos trabajan juntos para hacer avanzar al gusano.

Para diseñar un sistema parecido movido mediante peristaltismo, los investigadores empezaron creando un cuerpo tubular largo enrrollando y sellando con calor una lámina de malla polimérica. La malla, compuesta de fibras de polímero entrelazadas, permite que el tubo se estire y contraiga como un muelle.

Fabricaron un alambre de níquel y titanio y lo enrrollaron alrededor del tubo de malla, imitando las fibras musculares circulares de la lombriz. Después instalaron una pequeña batería y un circuito dentro del tubo y generaron una corriente para calentar el alambre. Kim y sus compañeros desarrollaron algoritmos para controlar el calentamiento y enfriado del alambre, indicando al gusano que se mueva en varias direcciones.

El grupo sometió repetidamente al robot a martillazos, llegando incluso a pisarlo para comprombar su resistencia. A pesar de los violentos impactos, el robot siguió arrastrándose, intacto. “Puedes lanzarlo y no se desmonta”, afirma Kim. “La mayoría de las partes mecánicas son rígidas y frágiles a pequeña escala, pero las partes del Meshworm son todas fibrosas y flexibles.

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