Los datos de 100.000 calificaciones y fotos compartidas de 500.000 comidas sugieren que las aplicaciones móviles podrían mejorar nuestros hábitos alimenticios.
¿Podría una aplicación social, una especie de Instagram de la alimentación, ayudar a que los usuarios de teléfonos inteligentes coman mejor? Los usuarios de la aplicación para el iPhone The Eatery toman fotos de todo lo que comen, siguen a otros usuarios para ver qué comen sus amigos y califican la salubridad de los alimentos. El análisis de los patrones de 7,7 millones de calificaciones dadas a 500.000 comidas se está utilizando para planificar una aplicación de seguimiento dirigida a que la gente coma más sano.
Los patrones que se han encontrado en esos datos muestran, entre otras cosas, que la salubridad en la elección de alimentos disminuye inexorablemente a lo largo del día, que la red social de una persona explica aproximadamente un tercio de sus elecciones de alimentos, y que las puntuaciones de salubridad de los usuarios están correlacionadas con los índices de obesidad en las principales ciudades de Estados Unidos. Una infografía muestra estos y otros datos, así como las tendencias de la información procedente de The Eatery.
Los resultados de la aplicación coinciden con estudios médicos publicados sobre hábitos alimentarios y obesidad. Esta similitud sugiere que lo que parece ser una aplicación móvil divertida también podría convertirse en una nueva y potente forma de intervenir en las dietas de la gente, señala Aza Raskin, cofundador y director de visión general en Massive Health, responsable de la aplicación. "Hemos descubierto que según pasan las horas del día la gente come peor", indica. "Tiene que ver con las acciones: si decides entre almorzar a las 12 o a las 14 horas, a las dos de la tarde vas a comer un 4 por ciento peor". Una aplicación móvil que lleve a la gente a comer antes podría ser capaz de reducir calorías de sus dietas.
Raskin afirma que su compañía está trabajando en nuevas aplicaciones para móviles, pero no ha señalado lo que harán los productos exactamente. Se limita a decir que van a estar destinados a ser herramientas de salud para complementar el tratamiento de enfermedades graves que tengan un componente de estilo de vida, como la diabetes y la obesidad. Usar The Eatery durante un mes produjo, de media, una mejora del 8 por ciento en la salubridad de la dieta de la persona. "Si puedes influir en alguien en el momento adecuado, puedes pasar de un cambio porcentual del 8 al 20, 30 o 40 por ciento", asegura Raskin.
Lora Burke, profesora de la escuela de enfermería de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.), asegura que muchos investigadores médicos, incluida ella misma, están recurriendo a la tecnología móvil para conectar mejor la vida del paciente y las intervenciones médicas dentro del estilo de vida.
Burke y sus colegas dieron a conocer recientemente los resultados de un estudio de dos años (de antes de la era de los teléfonos inteligentes) en el que las personas utilizaron una PDA para registrar su ingesta de alimentos. Una aplicación hacía un seguimiento de las calorías que consumían y, basándose en ello, daba un consejo diario. Por ejemplo, sugería elegir una ensalada sin grasa y sin aderezo para la cena para no pasarse en la ingesta calórica.
Las personas que recibieron esas notificaciones mejoraron significativamente su ingesta de calorías en comparación con las que no lo hicieron, indica Burke (aunque no hubo diferencias significativas en la pérdida de peso). Sus resultados le han llevado a conclusiones similares a las de Raskin, y cree que las aplicaciones móviles podrían ser prescritas por los médicos en el futuro. "Se nos da bien hacer que la gente pierda peso [a corto plazo], pero no tanto hacer que lo mantengan", concluye.