Las bases de datos de votantes ampliadas figurarán entre los legados más duraderos de la carrera presidencial de 2008.
Si eres demócrata (aunque los republicanos tendrán experiencias similares), no te sorprendas si un empadronador a domicilio golpea a tu puerta en 2012 y, mirando su iPhone, dice, "Sra. Navas, gracias por tus 50 dólares de donación de hace cuatro años y por asistir a la fiesta del medio ambiente en la casa de los López. ¿Quisieras llamar a los votantes en Ohio, para ayudar a reelegir al Presidente Obama? Oh, y su vecina la Sra. López no pudo llegar a las urnas en 2008. ¿Crees que podrías acercarle el día de las elecciones?".
A medida que respondas a sus preguntas, el empadronador a domicilio tocará su iPhone, y un servidor de campaña transmitirá tus respuestas lejos. Minutos más tarde, recibirás un correo electrónico de la campaña: "Gracias, Sra. Navas, por prometer hacer llamadas en Ohio." Si haces clic en el vínculo, aparecerá una lista de 10 votantes de Ohio cuyas respuestas a los bancos de llamadas en 2008 sugieren que vacilaron entre McCain y Obama y estaban preocupados por el medio ambiente. Podrías llamarlos y, siguiendo un guión establecido, explicar el récord de Obama en materia ambiental, pedirles su opinión sobre varios temas y candidatos y registrar sus respuestas con clics de ratón en una interfaz de la red.
Al día siguiente, una de las personas de Ohio con quien hablaste (que profesa un firme apoyo a Obama y que tiene deseos de ser voluntaria), recibirá un e-mail con los nombres y direcciones de 10 personas no empadronadas en edad de votar, dentro de 800 metros, que, de acuerdo a un algoritmo del partido que analiza datos demográficos y de los consumidores, probablemente sean demócratas. Ella saldrá a la calle, armada con formularios de inscripción de votantes de Ohio que ha descargado desde un enlace en el correo electrónico. Otra persona de Ohio que dijo que trabajaba como enfermero y que apoya firmemente a Obama, recibirá un correo electrónico diferente. Contendrá una lista de los enfermeros terciarios en los estados indecisos, y un guión para llamar y pedirles que colaboren con su apoyo.
Y así seguirá. La noche de la víspera de las elecciones, tu teléfono sonará: un voluntario de Obama, en algún lado habrá entrado a la página web de la campaña para hacer llamadas para salir a obtener votos. "Sólo quería recordarte que votes", dirá, siguiendo un guión basado en los datos más recientes acerca de ti, "y habla con la Sra. López, para ver si necesita que la lleven".
A la mañana siguiente, cuando conduzcas a la Sra. López al cuartel de bomberos, notarás a una estudiante universitaria de pie cerca del mostrador de registro, tranquilamente tocando su BlackBerry. Ella es fiscal del comicio. Tomará nota de tu llegada y - con un toque de su dedo - borrará tu nombre y el de la Sra. López, en tiempo real, de la lista de los demócratas para llamadas el día de las elecciones.
Voluntariado Viral
Este es un escenario plausible de las próximas elecciones presidenciales, que será una campaña personal sin precedentes. En 2007 y 2008, la operación de web de de Obama que suscitó fanfarronería, produjo un producto secundario muy poderoso: cientos de millones de nuevas piezas de datos sobre los votantes. Esa información ahora la tiene principalmente la campaña de Obama, el Comité Nacional Demócrata (DNC), y una empresa privada de base de datos llamada Catalist.
Tanto demócratas como republicanos han mantenido durante mucho tiempo las bases de datos de inteligencia que pudieron reunir sobre los votantes individuales. Funcionarios del partido obtienen las listas de votantes empadronados (unos 170 millones de personas) provenientes de los secretarios de Estado en los 50 estados ed Estados Unidos, además de los nombres de aquellos que podrían votar, pero que no están empadronados (otros 50 millones de personas). Luego usan los bancos de llamadas telefónicas y el empadronamiento domiciliario a pie para conocer los candidatos que estos ciudadanos prefieren y cuáles son los temas que les preocupan. Otras fuentes proporcionan detalles nuevos: quién ha sido donante o voluntario en la campaña o quién aparece en las bases de datos públicas de las personas que tienen matrícula para ejercer la enfermería o permisos de caza. Durante el último ciclo electoral, las herramientas de la Web para acceder y añadir información a estas bases de datos se hizo mejor, y muchos más voluntarios las utilizaron. "Pasamos de un rifle a una ametralladora, pero también capacitamos a mucha gente respecto a cómo usarla", asegura un miembro del Partido Demócrata.
Los republicanos tampoco son mancos. Hace cinco años, la gran historia fue su empuje hacia la identificación de objetivos personalizados, la identificación de grupos nicho en base a los pasatiempos, membresía a grupos, e incluso los datos de consumidor adquiridos a vendedores. "Si alguien compra Field and Stream, tendrá muchas más probabilidades de ser un republicano que un votante demócrata", observó Matthew Dowd, un estratega de Bush-Cheney 2004, en una entrevista de 2006 con Frontline. "Si alguien compra Mother Jones, es mucho más probable que sea un votante demócrata". Los demócratas habían quedado atrás en la búsqueda del conseguir votantes, en parte debido a que al partido de cada estado llevaba sus propios datos.
Pero eso cambió en 2007, cuando el presidente del DNC, Howard Dean, centralizó la recolección de datos y la administración. Dean contrató a la Voter Activation Network, una empresa con sede en Somerville, MA, (Estados Unidos) para combinar los datos de los 50 estados y crear una interfaz de internet para la base de datos resultante, VoteBuilder. Cualquier candidato demócrata en cualquier parte del país podía acceder, descargar listas personalizadas y comunicarse con los votantes. Cualquier detalle de votantes recogido en estos contactos se introducía a la base de datos para el beneficio de todos los candidatos demócratas del futuro.
Luego llegó Barack Obama, cuya operación de campaña de web turbocargó la recopilación de datos sobre los votantes individuales (ver “Cómo lo logró Obama” septiembre / octubre de 2008). A principios de 2007, la campaña de Obama creó un sitio de red social llamado my.barackobama.com, o MyBO, que incluye un interfaz personalizado para VoteBuilder. Esto permitió que cualquier voluntario de la web que visitaba la página de Obama obtuviese listas de votantes de la base de datos DNC. Los voluntarios llamaron a estos votantes, preguntaron sobre sus políticas y registraron sus respuestas a través de la interfaz MyBO, añadiendo más datos a los servidores del DNC. (Se hicieron tres millones de llamadas de ese tipo justo en los últimos cuatro días de campaña). El miembro del partido demócrata consulatdo antes precisa que al menos se registró algo de información acerca de las opiniones de 200 millones de estadounidenses. Gracias a la operación de web de Obama y la de los otros candidatos demócratas, la base de datos del DNC actual es 10 veces más grande que en 2004, según el fundador de la Voter Activation Network, Mark Sullivan. Al mismo tiempo, Obama construyó una lista de correo electrónico de 13 millones, complementada con información sobre las actividades de estos colaboradores dentro de MyBO.
Más allá de las bases de datos formidables de Obama y del DNC, una tercera base de datos sirve a las organizaciones progresistas y a los demócratas. Construida por Catalist, una empresa dirigida por el ex jefe de personal de Bill Clinton, Harold Ickes, comenzó como una la lista de votantes nacionales y añadió datos de simpatizantes de grupos progresistas como el Sierra Club.
Representantes informados
"Con estas tres bases de datos -señala Vijay Ravindran, que hasta hace poco era el jefe princpal de tecnología de Catalist- el bando demócrata tiene una gran cantidad de información que podría aportar. Ha enriquecido la lista de voluntarios a los cuales se puede “recurrir” para actividades de base en el futuro. Dispone de información sobre los cargos de las personas que pueden ser utilizados para presionar a los congresistas". Thomas Gensemer, socio gerente de Blue State Digital, que elaboró las herramientas de la red de Obama, comenta que las bases de datos probablemente se utilizarán para movilizar a los votantes de Obama en apoyo a la agenda del presidente. "Piensen en 1992, cuando el Presidente Clinton propuso una reforma de los cuidados de la salud (que fracasó). "Si tuvieras una lista de activistas, en línea u off-line, que pudiera ayudar a luchar, sería un uso de gran alcance para un representante informado".
Si bien queda por comprobarse si el Presidente Obama intentará usar a sus partidarios de ese modo, está claro que las bases de datos son instrumentos útiles. La campaña de Obama probó muchas estrategias interesantes en 2008. Su herramienta de "vecino a vecino", por ejemplo, dejaba que los voluntarios introdujesen sus direcciones y obtuvieran los nombres de 25 vecinos a quienes llamarhubo también veteranos que se ofrecieron para llamar a otros veteranos en los estados indecisos. Pero ahora esas estrategias son posibles en una variedad sin precedentes, y a una escala sin precedentes. "Ustedes se encaminan potencialmente hacia los mensajes individuales, uno por uno", añade Ravindran. "Es el Santo Grial en términos de cómo se moverán las cosas en el futuro".
Lo que es una ventaja para realizar campañas también tiene su lado potencialmente molesto, por supuesto. "La disponibilidad de grandes cantidades de información personal es algo nuevo, y no estamos de acuerdo como cultura sobre lo que es útil y (aquello) con lo que estamos a favor, y lo que es simplemente espeluznante", opina David Weinberger, un asesor de la campaña de Internet de Howard Dean en 2004, que ahora es socio del Berkman Center for Internet and Society de Harvard. "Es exactamente la misma pregunta que afrontan los comerciantes, pero esto está en el ámbito de la ciudadanía, y es importante que se haga bien. Todavía no existe un sendero obvio hacia el futuro", sentencia.
De hecho, las campañas políticas saben mucho más acerca de ti de lo que sabían antes. Siempre supieron si habías votado, porque se trata de información pública. Ahora que conocen los detalles de tus actividades de campaña y las respuestas a los mensajes de la campaña, hasta se sabe cuáles fueron los mensajes que te llevaron a abrir un vínculo, mediante un clic. Pueden rastrear las redes sociales que construiste dentro de una página de la campaña. Cuando adquieren bases de datos de los consumidores, saben todavía más acerca de ti.
De alguna manera, con el Presidente Obama, todo esto parece bastante benigno, al menos para sus legiones de simpatizantes. Para ellos, la idea de que su campaña o su DNC podrían utilizar los conocimientos sobre las opiniones de alguien referidas al medio ambiente para ayudar a luchar por leyes más estrictas sobre el aire limpio parecen loables. La idea de que voluntarios diseminados puedan diluir el poder de los grandes donantes y los grupos de presión en la próxima campaña a muchos les parecerá un paso en la dirección correcta. Pero en otro contexto, tales actividades pueden tener un color completamente diferente, al igual que una manifestación en el Washington Mall podría parecer ominosa en vez de algo que levante el ánimo. La información siempre ha sido poder. Los líderes nacionales de todo tipo siempre han querido ambos.