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Un día nublado a principios de octubre, alquilé un coche y conduje hasta Devens, Massachusetts, para visitar un agujero en el suelo.

Commonwealth Fusion Systems ha recaudado más de 2.000 millones de dólares en financiación desde que se separó del MIT en 2018, todo ello para construir el primer reactor de fusión comercial. La empresa tiene la ambición de construir centrales eléctricas, pero actualmente el objetivo es terminar de montar su primer sistema de demostración, el reactor SPARC. El plan es que esté en funcionamiento en 2026.

Recientemente visité las instalaciones de la empresa para comprobar el progreso. Las cosas están empezando a tomar forma en torno al agujero en el suelo donde finalmente se instalará SPARC. Al observar las instalaciones, me resultó cada vez más fácil imaginar un futuro que realmente podría incluir la energía de fusión. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer.

La energía de fusión ha sido un sueño durante décadas. La idea es simple: unir átomos y utilizar la energía liberada para alimentar el mundo. Los sistemas requerirían pequeñas cantidades de combustible abundante y no producirían residuos peligrosos. El problema es que la ejecución de esta visión ha sido mucho más lenta de lo que muchos esperaban.

Commonwealth es uno de los líderes en fusión comercial. Mi colega James Temple escribió un artículo , publicado a principios de 2022, sobre los intentos de la empresa de hacer realidad la tecnología. En ese momento, la planta de Devens todavía era un sitio de construcción fangoso, en el que el acero y el hormigón apenas empezaban a introducirse en el suelo.

Ahora todo está mucho más cuidado. Cuando lo visité a principios de este mes, me detuve en uno de los lugares de estacionamiento designados para visitantes y me registré en el mostrador de recepción de un edificio de oficinas muy concurrido antes de comenzar mi recorrido. Había dos cosas principales para ver: la fábrica de imanes en funcionamiento y el grupo de edificios que albergarán y darán soporte al reactor SPARC.

Empezamos en la fábrica de imanes. SPARC es un tokamak, un dispositivo que se basa en imanes potentes para contener el plasma donde se producen las reacciones de fusión. En SPARC habrá tres tipos diferentes de imanes, todos dispuestos para mantener el plasma en su posición y moviéndose de la manera correcta.

La empresa fabrica sus propios imanes alimentados con cinta hecha de un superconductor de alta temperatura, que genera un campo magnético cuando pasa una corriente eléctrica a través de ella. SPARC contendrá miles de kilómetros de esta cinta en sus imanes. En la fábrica, un equipo especializado enrolla la cinta y la coloca en cajas de metal, que luego se apilan y se sueldan para formar carcasas protectoras.

Después de nuestro rápido recorrido por la fábrica de imanes, me puse un casco, un chaleco fluorescente y gafas de seguridad y recibí una breve charla sobre seguridad que incluyó una severa advertencia de no mirar directamente a ninguna soldadura. Luego cruzamos un patio y bajamos por un camino de grava hasta el complejo principal de edificios que albergará el reactor SPARC.

A excepción de algunas escaleras de madera contrachapada y polvo, el complejo parecía estar casi terminado. Hay una enorme pared de vidrio en la parte delantera del edificio, un detalle que pretende mostrar que la empresa es abierta con la comunidad sobre lo que sucede en el interior, como lo expresó mi guía turístico, el director de marketing Joe Paluska.

Cuatro edificios principales rodean la sala central del tokamak. En ellos se encuentran los equipos de apoyo necesarios para enfriar los imanes, calentar el plasma y medir las condiciones en el reactor. La mayoría de estos grandes sistemas industriales que respaldan a SPARC están a punto de estar listos para entrar en funcionamiento o se están instalando activamente, explicó Alex Creely, director de operaciones del tokamak, en una llamada después de mi visita.

Cuando finalmente llegó el momento de ver la sala de tokamak que albergará SPARC, tuvimos que tomar una ruta sinuosa para llegar allí. Un laberinto de paredes de hormigón nos condujo a la entrada y perdí la noción de mis giros a la izquierda y la derecha. Se trata de un dispositivo de seguridad, llamado laberinto, diseñado para evitar que los neutrones extraviados escapen de la sala una vez que el reactor esté en funcionamiento. (Los neutrones son una forma de radiación y una exposición suficiente puede ser peligrosa para los humanos).

Finalmente, entramos en un espacio cavernoso. Desde nuestro punto de observación elevado sobre una pasarela de metal, miramos hacia abajo, a una habitación con pisos blancos relucientes y equipos esparcidos por todo el perímetro. En el centro había un agujero, cubierto con una lona y rodeado de barandillas de color amarillo brillante. Ese espacio vacío es donde finalmente se instalará la estrella del espectáculo, SPARC.

Si bien todavía hay muy pocos tokamaks en la sala de tokamaks en este momento, Commonwealth tiene un cronograma ambicioso planificado: el objetivo es tener el SPARC en funcionamiento y el primer plasma en el reactor para 2026. La compañía planea demostrar que puede producir más energía en el reactor de la que se necesita para alimentarlo (un hito conocido como Q>1 en el mundo de la fusión) para 2027.

Cuando publicamos nuestro artículo de 2022 sobre Commonwealth, el plan era poner en marcha el reactor y alcanzar el hito de Q>1 para 2025, por lo que el cronograma se ha retrasado. No es raro que los grandes proyectos en prácticamente todas las industrias tarden más de lo esperado. Pero existe una historia especialmente larga y problemática de promesas e hitos incumplidos en la fusión.

Sin duda, Commonwealth ha avanzado en los últimos años y cada vez es más fácil imaginar que la empresa realmente ponga en marcha un reactor y alcance los hitos que el sector ha estado buscando durante décadas. Pero todavía hay un agujero con forma de tokamak en los suburbios de Massachusetts que espera ser llenado.

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