Una avería en el motor ha dejado en tierra a este cohete y ha puesto de relieve hasta qué punto Estados Unidos depende de él para acceder al espacio
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El Falcon 9 de SpaceX es uno de los cohetes más seguros y productivos del mundo. Pero, por ahora, se queda en tierra: un extraño mal funcionamiento del motor el 11 de julio llevó a la Administración Federal de Aviación de EE UU (FAA, por sus siglas en inglés) a iniciar una investigación y suspender todos sus vuelos hasta nuevo aviso. El incidente ha evidenciado el riesgo que supone para la industria aeroespacial estadounidense delegar tanto en este cohete.
“La industria aeroespacial depende mucho del Falcon 9”, afirma Jonathan McDowell, astrofísico del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, que publica habitualmente informes sobre los lanzamientos espaciales. Según explica, el Falcon 9 y el Falcon Heavy, estrechamente relacionados, representaron el 83% de los lanzamientos en EE UU en 2023. "Hay mucho tráfico que quedará atascado esperando a que vuelva a volar", añade.
Durante la retransmisión en directo ofrecida por SpaceX de su último lanzamiento desde la Base Espacial de Vandenberg (California), destinado a lanzar 20 satélites Starlink, pudo verse cómo el hielo se acumulaba en el motor del Falcon 9. Según SpaceX, esta acumulación de hielo provocó una fuga de oxígeno líquido. Después, parte del motor falló y el cohete dejó varios satélites a una órbita más baja de lo previsto, una en la que fácilmente podrían volver a caer en la atmósfera de la Tierra.
El 12 de julio, la FAA difundió un comunicado en la red social X en el que explicaba que estaba al tanto del mal funcionamiento y que este requeriría una investigación: “Se reanudarán las operaciones cuando la FAA determine que todos los sistemas, procesos o procedimientos involucrados en el percance no afectan la seguridad pública”, señalaba.
SpaceX asegura que cooperará con la investigación. "SpaceX realizará una investigación completa en coordinación con la FAA, determinará la causa raíz y tomará acciones correctivas para garantizar el éxito de futuras misiones", señala la compañía en un comunicado en su página web. Se desconocen los detalles sobre lo que implicará la investigación y cuánto tiempo podría llevar. Mientras tanto, SpaceX ha solicitado seguir volando el Falcon 9 mientras se lleva a cabo la investigación. "La FAA está revisando la solicitud y se guiará por la seguridad en cada paso del proceso", responde la agencia.
Historial de seguridad limpio
El Falcon 9 tiene un historial de seguridad inusualmente limpio. Ha sido lanzado más de 300 veces desde su viaje inaugural en 2010 y rara vez ha fallado. En 2020, el cohete fue el primero en lanzarse en el marco del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, que fue diseñado para desarrollar la capacidad comercial de Estados Unidos para llevar personas, incluidos astronautas, a la órbita.
Según el ingeniero aeroespacial del MIT Paulo Lozano, parte del éxito del Falcon 9 se debe a los avances en los motores de los cohetes. No está claro exactamente cómo SpaceX incorpora estas nuevas tecnologías, y Lozano señala que SpaceX es bastante reservado sobre el proceso de fabricación. Pero se sabe que SpaceX utiliza la fabricación aditiva para construir algunos componentes del motor. Esto hace posible crear piezas con geometrías complejas (por ejemplo, aspas de turbina huecos y, por tanto, más ligeros) que mejoran el rendimiento. Y, según Lozano, la inteligencia artificial ha hecho que el diagnóstico del estado del motor sea más rápido y preciso. Partes del cohete también son reutilizables, lo que reduce los costes.
Con un historial tan exitoso, el mal funcionamiento del Falcon 9 puede parecer sorprendente. Pero, dice Lozano, es normal que haya anomalías cuando se trata de motores de cohetes. Esto se debe a que operan en entornos hostiles donde están sujetos a temperaturas y presiones extremas. Esto dificulta que los ingenieros fabriquen un cohete tan fiable como un avión comercial: "Estos motores producen más energía que una ciudad pequeña y están sometidos a condiciones de mucho estrés. Es muy difícil contener [su potencia]".
Qué salió mal exactamente hace casi dos semanas sigue siendo un misterio. Aun así, los expertos coinciden en que no se puede pasar por alto. "Decir 'oh, fue una casualidad' no es una respuesta aceptable en la industria espacial actual", dice McDowell. Lo que le sorprende más es que el mal funcionamiento no se produjo en una de las partes reutilizables del cohete (como el propulsor), sino en una parte conocida como segunda etapa, que SpaceX apaga cada vez que se lanza el cohete.
Retrasos en la agenda
Aún no está claro cuándo volverá a volar el Falcon 9. Es probable que se pospongan varias misiones próximas, incluida Polaris Dawn del multimillonario empresario tecnológico Jacob Isaacman, que habría sido la primera misión totalmente privada en incluir una caminata espacial. Es posible que la misión SpaceX Crew-9 de la NASA a la Estación Espacial Internacional (ISS), prevista para mediados de agosto de 2024, también se retrase.
Las misiones sin tripulación también se verán afectadas. Una que destaca es la misión Europa Clipper, cuyo objetivo es explorar la luna helada de Júpiter y evaluar su habitabilidad. Según McDowell, la misión, prevista para octubre de 2024, probablemente se retrasará al quedarse en tierra el Falcon 9. Esto se debe a que existe un plazo limitado dentro del cual se puede lanzar el satélite. (La misión se enfrenta a un problema tecnológico no relacionado con el Falcon 9 que también podría retrasar su lanzamiento).
El incidente revela la necesidad de que Estados Unidos explore alternativas al Falcon 9. McDowell dice que el cohete Atlas V de United Launch Alliance, acompañado por la cápsula Starliner de Boeing, solía ser la siguiente mejor opción para las misiones tripuladas a la ISS con base en Estados Unidos. Pero el Atlas V está desapareciendo progresivamente. Será reemplazado por el Vulcan Centaur de la ULA, un cohete parcialmente reutilizable que hasta ahora solo ha realizado un vuelo de prueba. Además, la cápsula Starliner tiene serios problemas que han dejado a dos astronautas de la NASA atrapados en la ISS , potencialmente hasta agosto.
El cohete reutilizable New Glenn de Blue Origin podría ser un competidor, pero aún no ha volado. La compañía aeroespacial dice que espera lanzar el cohete antes de 2025. El otro cohete reutilizable de Blue Origin, New Shepard, no es capaz de entrar en órbita.
El mal funcionamiento del Falcon 9 hace que estos proyectos sean aún más esenciales. "Incluso el Falcon 9 puede tener problemas", afirma McDowell. "Es importante tener múltiples rutas de acceso al espacio".