La industria del gas y el petróleo se encuentra en una encrucijada. Como uno de los sectores más intensivos en carbono, el cambio que debe afrontar para reducir sus emisiones y contribuir al objetivo global de alcanzar la neutralidad para 2050 es particularmente sustancial. Un firme compromiso, una inversión que podría ascender a los 5,8 billones de dólares anuales hasta 2050 y el apoyo de la tecnología son sus mejores bazas para alcanzar la transición energética.

Repsol, multienérgetica presente en 29 países, se convirtió en 2019 en la primera empresa del sector que hacía suya la meta de alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Con una hoja de ruta a corto plazo y la innovación tecnológica como pilar de acción, este esfuerzo implica de forma especial a la compañía en Perú, donde gestiona, entre otras operaciones, la refinería de La Pampilla, actualmente la más importante del país con el 54% de la capacidad de destilación. Jaime Fernández-Cuesta Luca de Tena, director ejecutivo de Repsol Perú, detalla en esta entrevista los hitos y retos en el camino a la neutralidad de carbono.

Repsol ha definido el ambicioso propósito de ser una compañía cero emisiones netas para el 2050. ¿En qué punto se encuentran los esfuerzos para hacer realidad este objetivo?

El Plan de Energía y Carbono 2021-2025 de la compañía marca la hoja de ruta en este objetivo. Entre otras cosas, nos propusimos alcanzar una reducción total de 1,5 millones de toneladas de CO2 en diversos negocios, incluyendo Refino España y Refino Perú, para el 2025.

Repsol fue la primera compañía del sector en apoyar el Protocolo de Kioto y en comunicar su ambición de ser una compañía con cero emisiones netas en 2050. Dicha meta implica no solo las emisiones que emiten nuestras operaciones, sino también las relacionadas con la energía que consumimos y la emisión por el uso de nuestros productos.

Hoy puedo decir que estamos cumpliendo la meta trazada. Gracias a los distintos proyectos ejecutados, el indicador de carbono al 2022 mostró una reducción del 9.6% y para llegar al objetivo tenemos que llegar a una reducción del 15% en 2025.

Estas iniciativas tienen foco en la excelencia operativa, en la reducción de emisiones con eficiencia energética, en la transformación de nuestros activos para que sean menos intensivos en carbono, en el desarrollo de combustibles de bajo carbono, biogás, biocombustibles avanzados, en investigación y desarrollo referido a hidrógeno para combustibles sintéticos, entre otros. Un dato como ejemplo: desde el 2015 hemos invertido 11.000 millones de dólares (10.192 millones de euros) en proyectos de energía renovable.

Repsol publicó en enero su Plan Global anual de Sostenibilidad para el 2023, que incluía entre otros objetivos el apoyo a proyectos sociales, el despliegue de nuevos principios corporativos de medio ambiente o la concienciación de empleados en materia de sostenibilidad. ¿Cómo está contribuyendo Repsol Perú a estas metas?

En cuanto al medio ambiente, nuestros proyectos están enfocados fundamentalmente en la excelencia operativa, eficiencia energética y reducción de emisiones. Somos la única refinería del país que tiene la certificación Nivel 3 de Huella de Carbono que otorga el Ministerio del Ambiente, que significa que además de controlar reducimos nuestras emisiones.

En Repsol somos conscientes de que las personas son el motor para la consecución de los objetivos. Nuestras acciones de concienciación y formación, entre las que se encuentran cursos, capacitación y la definición de objetivos anuales generales como individuales, no sólo implican a nuestro personal, sino también al personal de nuestros contratistas, incluyéndolos en la medición de indicadores de cumplimiento.

El Plan de Sostenibilidad para 2023 específico de Repsol Perú contempla 19 acciones. A estas alturas del año, ¿cómo se está desarrollando la puesta en marcha de estas iniciativas en el ámbito de sostenibilidad?

Todos los años, la compañía en Perú se propone una serie de proyectos con el objetivo de contribuir directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Este año, las acciones definidas se concentran fundamentalmente en cuatro ejes: medio ambiente, personas, operación segura y ética y transparencia.

Todas las iniciativas ya están en marcha, entre ellas la implementación de la primera electrolinera en nuestra red. Esta iniciativa, junto con otras como la certificación de gases invernadero en nuestras instalaciones o el plan de optimización de agua en Refinería La Pampilla, impactan directamente el eje de medio ambiente.

En cuanto a los ejes de personas y operación segura, nuestro objetivo siempre es garantizar que todas las personas vinculadas a nuestras operaciones, colaboradores y clientes no tengan ninguna afectación a su salud ni a su bienestar. Por ello, este año tenemos en ejecución la mejora de nuestros sistemas para la detección de acciones inseguras y continuar con las campañas de sensibilización a todo nivel.

En el eje de ética y transparencia concentramos nuestro esfuerzo en las campañas de alineamiento a la cultura de compliance y en involucrar a los proveedores en el cumplimiento de esta cultura, incorporando cláusulas referidas a esta en nuestros contratos.

¿Cuáles son los próximos desafíos e hitos alcanzar para la empresa en esta materia? ¿Cuáles son las principales barreras que superar para seguir impulsando la transformación sostenible?

El foco lo tenemos en combatir los efectos del cambio climático y nuestra contribución a la transición energética. Adicionalmente a los proyectos de reducción de emisiones, tenemos otro reto importante: la gestión del agua. Refinería La Pampilla no sólo cumple con los estándares requeridos por la normativa, sino que hemos implementado un retador proyecto llamado Water Zero (Agua Cero), con el que queremos lograr que nuestra operación tenga impacto neutro en cuanto a la gestión del agua.

Nos enorgullece el Certificado Azul que obtuvo nuestra operación de Exploración y Producción en noviembre del 2021, que reconoce el proyecto de reducción de consumo de agua a través de la implementación de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Domésticas del campamento en Kinteroni.

Repsol Perú también apuesta por programas sociales y alianzas con actores clave para contribuir a la consecución de los ODS. ¿Qué acciones destacaría entre las emprendidas?

Destacaría del 2022 nuestra contribución referida al impacto con las comunidades y la reducción de emisiones. Por el lado de la Refinería La Pampilla, nuestras actividades se concentraron en el apoyo a las comunidades que fueron afectadas por el derrame de petróleo. Se ha compensado al 98% de todos los afectados identificados por el Gobierno, y hoy se está invirtiendo en proyectos sostenibles con un enfoque particular en mujeres y madres de familia.

Buscamos remediar los impactos de nuestras actividades y queremos mantener relaciones sólidas y honestas con nuestros grupos de interés. En este sentido, en el 2022 ampliamos todos nuestros proyectos sociales, entre los que están Liga contra el Cáncer, Banco de Alimentos o Ángeles D1 (formación en capacidades expresivas, como danza) a los distritos de Ventanilla, Santa Rosa, Ancón, Chancay y Aucallama. En conjunto, durante ese año hemos impactado de manera positiva a más de 100.000 personas.

Perú presentó en 2022 la Hoja de Ruta de Transición Energética hacia un Perú sin emisiones 2030-2050, que señalaba que el país podría alcanzar un 81% de producción energética renovable para el 2030. ¿Cuál es la situación actual de la transición energética en Perú? ¿Qué papel juega Repsol en los esfuerzos para impulsar un modelo de producción y consumo energéticos más sostenible en todo el país?

Nuestro objetivo es contribuir en la descarbonización de las actividades económicas, pero a su vez debemos garantizar el suministro continuo de energía, y que este sea a un costo accesible. La electrificación es importante y tendrá impacto positivo, pero existen sectores industriales que no podrán electrificarse en el corto ni mediano plazo como la aviación, el transporte marítimo o el transporte de carga pesada. Adicionalmente, la falta de garantía de suministro continuo de las renovables es un reto que también debe resolverse mediante otras tecnologías.

Aquí es donde entran otras fuentes energéticas de bajo carbono. Estamos apostando fuertemente por el desarrollo de producción de hidrógeno de bajas emisiones, de combustibles sintéticos o biocombustibles avanzados (proveniente de desechos biológicos y basura orgánica). Estos últimos tienen la gran ventaja que pueden comercializarse usando las actuales redes de distribución y carga, lo que haría más rápido y sostenible su implementación.

El Perú debe aprovechar sus vastas reservas de gas natural y la posibilidad de producir hidrógeno de bajas emisiones, es decir, considerando la recuperación de los gases de CO2 que se producen en su fabricación. Me toca destacar que Refinería La Pampilla es uno de los principales productores de hidrógeno, producido a partir del gas natural y en el que hemos implementado un proceso de economía circular. Así, el CO2 que resulta de este proceso se captura y se destina a la industria de elaboración de gaseosas, evitando su venteo a la atmósfera.

¿Qué importancia tiene para una empresa a día de hoy la incorporación de criterios ESG?

Sin duda el compromiso con el medio ambiente es un compromiso que todos, empresas y personas, debemos asumir. La urgencia de esta implementación no está en discusión, y es una responsabilidad ética. Por ello, es imperativa la incorporación de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza en todos los sectores económicos del país, tanto por empresas privadas como por estatales.

Por otro lado, la regulación nacional e internacional se va a poner aún más exigente en cuanto a las exigencias de sostenibilidad en todas sus aristas y criterios. Por ello hay que participar en el planteamiento de una legislación correcta, donde primen los sustentos técnicos sobre los ideológicos. Las empresas tenemos la obligación de colaborar y trabajar de la mano con las autoridades para lograr un marco jurídico que sea el más eficiente posible y realista, buscando alcanzar el objetivo final de la descarbonización.