Puede que esté llegando una nueva era de política nacional impulsada por la inteligencia artificial. Preste atención a estos hitos para saber cuándo ha llegado
ChatGPT se lanzó hace solo nueve meses, y todavía estamos conociendo cómo afectará a nuestra vida cotidiana, nuestras carreras e incluso nuestros sistemas de autogobierno.
Cuando se trata de cómo la IA puede amenazar nuestra democracia, a gran parte de la conversación pública le falta imaginación. La población habla del peligro de las campañas que atacan a los oponentes con imágenes falsas, o audios y vídeos falsos, porque ya tenemos décadas de experiencia lidiando con imágenes editadas. Se presta atención a los gobiernos extranjeros que difunden desinformación porque nos traumatizaron las elecciones presidenciales de EE UU en 2016. Y nos preocupa que las opiniones generadas por IA inunden las preferencias políticas de las personas porque hemos visto crecer durante décadas el astroturfing político. Es decir, el uso de cuentas falsas en internet para dar la ilusión de apoyo a una política, o partido.
Las amenazas de este tipo parecen urgentes e inquietantes porque son llamativas. Sabemos qué buscar y podemos imaginar sus efectos.
Sin embargo, el futuro será más interesante. Incluso algunas de las repercusiones potenciales de la IA en la política no serán negativas. Podemos trazar algunas líneas bastante rectas entre las capacidades actuales de las herramientas de IA y los resultados en el mundo real que, según los estándares de la comprensión pública actual, parecen sorprendentes.
Teniendo esto en cuenta, desde MIT Technology Review proponemos seis hitos que anunciarán una nueva era de política democrática impulsada por la IA. Todos parecen alcanzables, quizá no con la tecnología y los niveles de adopción de la IA actuales, pero serán posibles en un futuro próximo.
¿Qué hace que una IA sea un hito político?
Los buenos puntos de referencia deben ser significativos, es decir, representar resultados importantes que tengan consecuencias en el mundo real. Deben ser plausibles, y alcanzarse de forma realista en un futuro previsible. También deben ser observables, deberíamos reconocer cuándo se han alcanzado.
Puede que los temores a que la IA influya en unas elecciones no superen la prueba de la observabilidad. Aunque el riesgo de manipulación electoral mediante la promoción digital de los intereses de un candidato o partido es una amenaza legítima, el sistema de unas elecciones es complejo. Igual que el debate sobre por qué y cómo Donald Trump ganó la presidencia en 2016, es poco probable que podamos atribuir un resultado electoral sorprendente a una intervención concreta de la IA.
Al pensar en el futuro: ¿Podría ser elegido un candidato gracias a la IA? En el mundo de la ficción, desde En los límites de la realidad (1959) hasta Black Mirror (2011), crece el interés por la posibilidad de que una IA o un candidato tecnológicamente asistido, no elegible tradicionalmente, gane unas elecciones. En una época donde vídeos deepfake pueden tergiversar las opiniones y acciones de los candidatos, mientras otros políticos pueden ser representados por avatares de IA o incluso robots, puede que un candidato de IA imite la presencia mediática de un político. Algunos políticos virtuales ya han recibido votos en otras elecciones nacionales, por ejemplo, las de Rusia en 2017. Aunque esto no pasa la prueba de verosimilitud. Puede que el electorado y el estamento jurídico acepten cada vez más la automatización y la asistencia de la IA, pero la era de los candidatos no humanos está muy lejos.
Los próximos hitos políticos de la IA
A continuación, algunos hitos que ya están a punto de hacerse realidad. Estos logros parecen estar dentro del alcance técnico de las tecnologías de IA existentes y, por tanto, ya se han sentado sus bases.
Hito nº 1: La aceptación por parte de un órgano legislativo o una agencia sobre un testimonio o comentario generado por una IA y presentado en su nombre.
Ya hemos visto leyes redactadas por IA, aunque bajo la dirección de usuarios humanos y presentadas por legisladores humanos. Después de que en Massachusetts y en la Cámara de Representantes de EE UU se presentaran algunos ejemplos de proyectos de ley redactados por IA, muchos órganos legislativos importantes han celebrado sus actos de "primer proyecto de ley redactado por IA", "uso de ChatGPT para generar comentarios de los comités" o "primer discurso en el hemiciclo redactado por IA".
Muchos de estos proyectos de ley y discursos son más acrobáticos que serios, y han recibido más críticas que consideraciones. Son breves, tienen un nivel banal de sustancia política y fueron muy editados o guiados por legisladores humanos mediante indicaciones muy específicas a grandes herramientas de IA basadas en modelos lingüísticos como ChatGPT.
Lo interesante será la aceptación de un testimonio sobre legislación o un comentario presentado a una agencia, redactado íntegramente por la IA. No cabe duda de que, en el futuro, gran parte de la escritura estará asistida por tecnologías de IA, y será beneficioso. Por ello, para no trivializar este hito, hay que añadir la segunda cláusula "presentado bajo el nombre de la IA".
Lo que haría que este punto de referencia fuera significativo es la representación en nombre de la propia IA. Es decir, la aceptación por parte de un órgano de gobierno de que la IA ofrece una perspectiva legítima en el debate público. Independientemente del fervor público que despierta la IA, esto no tardará mucho. The New York Times ha publicado una carta en nombre de ChatGPT en respuesta a un artículo de opinión que escribimos, y los legisladores ya están recurriendo a la IA para escribir comentarios de apertura en las audiencias de los comités.
Hito nº 2: Aprobación de la primera enmienda legislativa novedosa a un proyecto de ley redactado por una IA.
Más allá de los testimonios, existe una vía inmediata para que las políticas generadas por la IA se conviertan en leyes, la microlegislación. Se trata de retocar leyes o proyectos de ley existentes para que sirvan a un interés particular. Es un punto de partida natural para la IA porque está relacionada con pequeños cambios guiados por una directiva clara y asociada a un propósito definido.
La microlegislación se aplica a menudo de forma subrepticia. Incluso puede presentarse de forma anónima entre una avalancha de otras enmiendas para ocultar a su beneficiario. Por esa razón, la microlegislación a menudo puede ser perjudicial para la sociedad, y es idónea para ser explotada por la IA generativa que, de otro modo, estaría sujeta a un minucioso escrutinio por parte de una política en guardia ante sus peligros.
Hito nº 3: Los mensajes políticos generados por IA superan las recomendaciones de los consultores de campaña en los sondeos.
Algunas de las implicaciones más importantes a corto plazo de la IA para la política se producirán, en gran medida, a puerta cerrada. Los políticos y los encuestadores recurrirán a la IA para que les ayude en su trabajo. Ya observamos cómo los activistas recurren a imágenes generadas por IA para crear contenido social, y cómo los encuestadores simulan resultados al utilizar a encuestados generados por IA.
El siguiente paso en esta evolución es la mensajería política desarrollada por IA. Uno de los pilares de las campañas actuales es el sondeo de mensajes políticos, en el que se escriben formulaciones alternativas de una postura, y se comparten con el público para averiguar cuál genera más atención y una respuesta más positiva. Del mismo modo, que un encuestador político experimentado puede anticipar estrategias de mensajería eficaces, basándose en observaciones de campañas anteriores y en su impresión del estado del debate público, una IA entrenada en temas de discurso público, retórica de campaña e información política también puede hacerlo.
Otros logros futuristas de la IA como actor democrático
Considerados estos hitos a corto plazo, veamos algunas posibilidades revolucionarias. Aunque estos conceptos podían parecer absurdos hace apenas un año, cada vez adquieren mayor realismo con las tecnologías actuales, o futuras.
Hito nº 4: La IA crea un partido político con su propia plataforma y atrae candidatos que ganan las elecciones.
Aunque es poco probable que se permita a una IA presentarse y ocupar un cargo público, es plausible que funde un partido político. Una IA podría generar una plataforma política calculada para atraer el interés de algún sector demográfico y, al actuar de forma independiente o a través de un intermediario humano (apoyo contratado, como un consultor político o un bufete jurídico), podría registrarse como partido político. Así recogería firmas para conseguir un puesto en las papeletas electorales y atraería a los candidatos para que se presenten a las elecciones bajo su bandera.
Ya se ha dado un gran paso en esta dirección, a través de la campaña del Partido Sintético Danés en 2022. Un colectivo de artistas de Dinamarca creó un chatbot para interactuar con los miembros humanos de su comunidad en Discord, explorar su ideología política mediante conversaciones y sobre la base de un análisis de las plataformas históricas de los partidos en el país. Esto ocurrió con generaciones anteriores de IA con un propósito general, no con los sistemas actuales como ChatGPT. Sin embargo, el partido no consiguió suficientes firmas para obtener un puesto en la papeleta electoral y, por tanto, no obtuvo representación parlamentaria.
Los esfuerzos futuros dirigidos por la IA podrían tener más éxito. Una IA generativa con habilidades al nivel de las tecnologías punteras actuales, o más allá, podría formular un conjunto de posiciones políticas dirigidas a conseguir el apoyo de un grupo demográfico específico, o incluso una plataforma de consenso capaz de atraer un amplio apoyo. Sobre todo, en un sistema multipartidista al estilo europeo, podemos imaginar que un nuevo partido con un fuerte gancho informativo -y una IA en su núcleo- gane la atención y los votos.
Hito nº 5: La IA genera beneficios de forma autónoma y realiza contribuciones a las campañas políticas.
La capacidad esencial de la política actual es la recaudación de fondos. "Una entidad capaz de dirigir contribuciones a un fondo de campaña" podría ser una definición realpolitik de un actor político, y la IA tiene este potencial.
De igual manera que un ser humano, una IA podría generar contribuciones a una campaña política de diversas maneras. Podría recibir una inversión inicial de un ser humano que controlara la IA e invertirla para obtener beneficios, o podría crear una empresa que generara ingresos. Cada vez existe mayor interés y experiencia en el autohustling, es decir, agentes de inteligencia artificial crean empresas o generan beneficios de forma autónoma. Aunque los negocios generados por ChatGPT aún no hayan tomado el mundo por asalto, esta posibilidad está en la misma línea que los algoritmos que impulsan el actual trading de alta velocidad y las capacidades financieras autónomas que ya ayudan a automatizar las decisiones empresariales y financieras.
Como la mayoría de los empresarios políticos, la IA también podría generar mensajes políticos para convencer a los humanos de que gasten su propio dinero en una campaña o una causa concreta. Puede que la IA deba contar con algunos humanos y registrar sus actividades ante el gobierno. En el contexto de EE UU, como funcionarios de un comité de acción política.
Hito nº 6: AI lograr un resultado político coordinado en múltiples jurisdicciones.
Por último, se llega al más significativo de los impactos: la consecución de resultados en las políticas públicas. Aunque la IA no tiene sus propios deseos o preferencias, ni los tendrá en el futuro, los humanos podrían programarla para que tuviera un objetivo, como bajar los impuestos o eliminar una regulación del mercado.
Una IA dispone de las mismas herramientas que utilizan los humanos para lograr estos fines. Puede formular mensajes y promover ideas a través de canales digitales como publicaciones en redes sociales y vídeos. Además, puede ejercer presión al dirigir ideas e influencia a los responsables políticos clave, e incluso redactar leyes.
Las "múltiples jurisdicciones" son la clave de este hito. La aprobación de una ley puede atribuirse a múltiples factores: un defensor carismático, un movimiento político, un cambio de circunstancias. La influencia de un actor, como una IA, será más demostrable si tiene éxito de manera simultánea en lugares diferentes. Y la escalabilidad digital de la IA le confiere una ventaja especial a la hora de lograr este tipo de resultados coordinados.
¿Sabremos cuándo ha llegado el futuro?
El mayor reto para la mayoría de estos hitos es su observabilidad. ¿Sabremos reconocerlos cuando los veamos? Puede que el primer asesor de campaña cuyas ideas pierdan ante una IA no esté muy dispuesto a informar de ello. Tampoco lo hará la plataforma. En cuanto a la recaudación de fondos, si ya resulta difícil localizar a los actores humanos responsables de las contribuciones de "dinero negro" que controlan gran parte de la financiación política moderna, ¿sabremos si una futura fuerza dominante en la recaudación de fondos es una IA?
Puede que observemos algunos de estos hitos de forma indirecta. En algún momento, quizá el dinero de los políticos empiece a migrar en masa a consultorías de campaña basadas en IA y, con el tiempo, los movimientos políticos que se extienden por diferentes estados o países estarán asistidos por IA.
Aunque la progresión de la tecnología es a menudo inquietante, no se deben temer estos hitos. Una nueva plataforma política que gana el apoyo del público es una propuesta neutral, puede conducir a resultados políticos buenos o malos. Del mismo modo, un programa político de éxito puede ser beneficioso o no para un grupo u otro de electores.
Los seis hitos descritos se encuentran entre las interacciones más viables y significativas entre la IA y la democracia, pero no son los únicos escenarios a tener en cuenta. Nuestro futuro político impulsado por la IA implicará algo más que anuncios falsificados y cartas no redactadas por humanos. Deberíamos pensar de forma más creativa sobre lo que está por venir y prestar atención para dirigir nuestra política hacia el mejor fin posible, sin importar los medios.