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Próxima estación: la Luna

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Los robots, y más tarde los humanos, volverán a la superficie lunar. Y esto es lo que harán

  • por Jonathan O'callaghan | traducido por
  • 28 Julio, 2023

Volvemos a la Luna. Y lo haremos una y otra vez.

Han pasado más de 50 años desde que el ser humano pisó la superficie lunar por última vez. Pero, a partir de 2023, una serie de misiones de empresas privadas y agencias espaciales nacionales planean volver, enviando desde pequeñas sondas robóticas hasta aterrizajes humanos completos.

¿Cuál es el objetivo final? Conseguir que los seres humanos vivan y trabajen en la Luna, y utilizarla como estación de paso para posibles misiones posteriores al espacio.

Esto es lo que le espera a la Luna.

Las misiones robóticas son la punta de lanza

Se prevé que más de una docena de vehículos robóticos aterricen en la Luna en la década de 2020.

El pasado 14 de julio, India lanzó su misión Chandrayaan-3, un segundo intento del país de alunizar después de que Chandrayaan-2 se estrellara allí en 2019. Ese intento de alunizaje llegará en agosto.

Mientras Astrobotic e Intuitive Machines, dos empresas privadas estadounidenses, les pisan los talones. Ambas empresas son financiadas en parte por la NASA para iniciar alunizajes este año. También está previsto que Peregrine One, el módulo de aterrizaje de Astrobotic, lleve un conjunto de instrumentos (algunos de la NASA) al hemisferio norte de la Luna a finales de 2023 para estudiar la superficie. Entre estos se incluye un sensor para buscar hielo y un pequeño vehículo de exploración. Por su parte, el módulo de aterrizaje Nova-C de Intuitive Machines será el primero en llegar a la Luna.

"Nuestro principal objetivo es alunizar en la región del polo sur de la Luna, esto nunca se ha hecho antes", declaró Steve Altemus, director general de Intuitive Machines, después de que la NASA pidiera a la empresa que cambiara el lugar de alunizaje previsto inicialmente. La misión incluirá un telescopio para obtener imágenes del centro de la Vía Láctea desde la Luna, otra primicia, así como algunos centros de demostración de datos lunares. Además, el lanzamiento en un cohete Falcon 9 de SpaceX está fijado para septiembre.

Ambas empresas tienen ambiciones más grandes. En 2024, Astrobotic espera enviar un astromóvil de la NASA llamado VIPER para adentrarse en algunos de los cráteres más oscuros de la Luna y buscar hielo. Por su parte, la segunda misión de Intuitive Machines desplegará un pequeño vehículo saltarín que se introducirá en uno de estos cráteres en penumbra y transportará un taladro para la NASA.

"Hay mucha expectación en torno a ello", afirma Xavier Orr, director general de la empresa australiana Advanced Navigation, que proporcionará el sistema de navegación de aterrizaje y la tolvaa Nova-C. Los cráteres, añade Orr, se consideran "los lugares con más probabilidades de encontrar hielo en la Luna".

Estas empresas privadas están respaldadas por millones de dólares de dinero gubernamental, y son impulsadas por el deseo de la NASA de llevar de nuevo seres humanos a la Luna, como parte de su programa Artemis. La NASA quiere ampliar la actividad comercial en la Luna del mismo modo que ha ayudado a financiar la actividad comercial en la órbita terrestre con empresas como SpaceX.

"El objetivo es que volvamos a la Luna, creemos una economía lunar y sigamos explorando hasta Marte", explica Nujoud Merancy, jefe de la Oficina de Planificación de Misiones de Exploración de la NASA en el Centro Espacial Johnson de Texas (EE UU). La finalidad, según Merancy, es fomentar un "asentamiento permanente en la Luna".

No todos están convencidos, sobre todo, cuando se trata del modelo de negocio de las empresas con misiones lunares al margen de la financiación de la NASA. "¿Cuál es el PIB de las actividades lunares?", se pregunta Sinead O'Sullivan, antigua investigadora principal del Instituto de Estrategia y Competitividad de la Harvard Business School (Massachusetts, EE UU). "Puede que evolucione alguna economía comercial, pero es difícil saberlo".

Los humanos también regresarán

En noviembre de 2024, si todo va según lo previsto, la misión Artemis II enviará una tripulación de cuatro astronautas -tres estadounidenses y un canadiense- alrededor de la Luna en una misión de diez días. El equipo viajará en Orion, la nave espacial de la NASA, que se lanzará por el innovador y potente cohete Space Launch System de la agencia.

Los humanos no han viajado a la Luna desde la misión Apolo 17 en 1972. Sin embargo, el objetivo "no solo es volver, sino quedarse y explorar", asegura Merancy. Artemis II "está asegurando que los vehículos estén preparados para misiones de mayor duración en el futuro".

En esa misma fecha, noviembre de 2024, está previsto que un cohete Falcon Heavy de SpaceX transporte los primeros módulos de Lunar Gateway, la nueva estación espacial de la NASA cerca de la Luna. Lunar Gateway se creó con el fin de apoyar las misiones Artemis a la Luna, aunque la relación exacta sigue siendo algo turbia.  Se prevé que los primeros humanos vuelvan a la Luna en 2025, a bordo de un vehículo SpaceX Starship como parte de Artemis III.

Aún queda mucho trabajo por hacer, en especial, demostrar que la Starship puede despegar de la Tierra, tras un vuelo de prueba fallido en abril de 2023, y repostar en el espacio. Por ello, algunos dudan de que el plazo se cumpla para 2025. "Un aterrizaje en 2029 sería muy optimista", afirma Jonathan McDowell, astrónomo del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics de Massachusetts (EE UU).

Por su parte, la NASA ha contratado tanto a SpaceX como a Blue Origin, la empresa competidora de Jeff Bezos, para sus planeados alunizajes en el polo sur de la Luna. E objetivo es detector agua congelada, que puede utilizarse como agua potable y, tal vez, como combustible para cohetes. Así la Luna podría convertirse en un punto de escala para misiones a destinos más lejanos del sistema solar, como Marte.

Sin embargo, el objetivo "no solo es Marte", afirma Teasel Muir-Harmony, conservadora del Museo Nacional del Aire y del Espacio de Washington. "También es aprender a vivir y trabajar en el espacio más profundo, y crear una presencia sostenida más allá de la órbita terrestre".

Hay que actualizar las leyes sobre la Luna

Será necesario actualizar la legislación internacional para hacer frente a este repunte de la actividad lunar. En la actualidad, estas actividades se rigen en gran medida por el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre, firmado en 1967, pero muchos de sus pormenores son imprecisos.

"Estamos entrando en áreas como las plataformas espaciales privadas y las instalaciones mineras lunares para las que no existe un precedente gubernamental claro", desarrolla Scott Pace, experto en política espacial de la Universidad George Washington (Washington D. C.) y exsecretario ejecutivo del Consejo Nacional del Espacio de EE UU. "Tenemos que responsabilizarnos de las actividades en el espacio".

Chris Johnson, asesor en Derecho Espacial de la Fundación Mundo Seguro (EE UU), espera que en los próximos cinco años se celebren debates en Naciones Unidas para limar asperezas. "Necesitaremos normas sobre zonas de silencio radioeléctrico, carreteras lunares entre valles y cráteres, y plataformas de aterrizaje en la Luna", afirma Johnson. Tal vez, si se producen emergencias en la Luna con astronautas de distintos países, "todo el mundo tenga que ir hacia el refugio más cercano, ya sea el tuyo o el de otra nación".

La NASA ya ha dado los primeros pasos hacia este objetivo, y ha conseguido que los países firmen los Acuerdos Artemis, un conjunto de directrices sobre actividades lunares. Pero estos no son jurídicamente vinculantes, "solo tenemos una serie de principios", concluye Johnson.

Las misiones lunares podrían llegar con mayor rapidez mientras se mantienen estos debates, lo que podría llevarnos a un nuevo amanecer de los viajes espaciales. "Con la Estación Espacial Internacional aprendimos a vivir y trabajar en una órbita terrestre baja", afirma Muir-Harmony. "Ahora tenemos la oportunidad de aprender a hacerlo en otro cuerpo celeste, luego viajar a Marte... y quizá a otros lugares".

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