Tecnología y Sociedad
El diseño alcanza todos los ámbitos, ¿debería hacerlo también su responsabilidad?
Por fin estamos llegando a la idea de que existe una responsabilidad al diseñar tecnología
El buen diseño suele hacer las cosas simples, a veces, demasiado simples. Por ejemplo, el primer iPod con su maravillosa elegancia minimalista, sin saber quién lo diseñó, dónde fue fabricado y por quién, qué materiales requirió ni cuánto tiempo funcionaría.
La facilidad de uso y la elegancia de la forma borraron el contexto del objeto, un enfoque que no es exclusivo de Apple. Como explicó Katherine McCoy, educadora de diseño estadounidense, quien en 1994 (siete años antes del lanzamiento del iPod) afirmó "hemos formado una profesión que cree que las preocupaciones políticas o sociales son ajenas o inapropiadas a nuestro trabajo ", a pesar de que "el diseño no es un proceso libre de valor neutral".
Durante mucho tiempo, el diseño ha operado de esta manera en el mundo. Todavía lo hace, casi siempre.
Si bien esto es cierto, Nicholas de Monchaux, arquitecto y diseñador, en su introducción a este número MIT Technology Review resalta que el diseño ha brindado mucho bienestar en el mundo, "también ha compartido la responsabilidad de la actual crisis ecológica, cada nuevo objetivo quizá no sea mejor que el anterior".
Por supuesto, tratamos de crear cosas nuevas que sean mejores que las anteriores. Pero hasta los grandes cambios son complicados. Por ejemplo, los coches eléctricos no usan combustibles fósiles, pero vienen con sus propias contrapartidas: se debe extraer una amplia variedad de materiales, desde cobalto hasta cobre y litio, para construir sus baterías. Resolver los desafíos ambientales no logrará otro cambio mejor para reducir las emisiones de carbono que descubrir cómo hacer que la gente conduzca menos.
En su autopsia sobre el pensamiento acerca del diseño, Rebecca Ackermann muestra cómo, accidentalmente, ese proceso iterativo para resolver problemas ilustró las preocupaciones expresadas por McCoy. Pero Ackermann habla sobre la consideración del diseño actual y ve motivos para el optimismo en los nuevos esfuerzos para crear herramientas de diseño "capaces de servir a diversas comunidades y resolver distintos problemas en el futuro".
La profesión del diseño se ha encontrado, no por primera vez y seguramente no sea la última, con preguntas que no se había hecho antes: ¿Para quién es esto? ¿Quién se beneficia, y quién o qué podría verse perjudicado? ¿Quién está siendo excluido? ¿Hemos explorado las consecuencias no deseadas? ¿Estamos resolviendo el problema correcto?
Estas solo son algunas de las preguntas en las que estábamos pensando cuando nos pusimos a diseñar este número de la revista, que cuenta con historias atípicas del diseño. Lo que revelan la asombrosa amplitud de lo que cabe bajo el paraguas del diseño actual.
Por ejemplo, Will Douglas Heaven profundiza en el uso de la automatización de la inteligencia artificial (IA) para el diseño de nuevos medicamentos, un enfoque que tiene el potencial de ofrecer productos farmacéuticos más baratos en un menor plazo de tiempo. Matthew Ponsford explora la transformación que está ocurriendo en las afueras de la Ciudad de México (México), donde la cancelación de un importante proyecto de aeropuerto internacional creó una oportunidad para revivir la naturaleza y la cultura preexistentes. ¿Podría este controvertido desierto señalar el futuro del diseño ecológico?
La fascinante conmemoración de John-Clark Levin por el 25 aniversario de Ultima Online, el juego de rol multijugador online y precursor del metaverso, muestra cómo el éxito o el fracaso relativo del diseño depende del comportamiento humano. ¿Las personas actúan de la manera que el diseñador pretendía, o no?
También leerá acerca de un movimiento en las prótesis alternativas: la creación de dispositivos que, en vez de imitar la apariencia de una extremidad humana, no intentan pasar desapercibidos. Los obstáculos como el pensamiento conformista o el precio han inspirado a los diseñadores a forjar un nuevo camino capaz de, según escribe Joanna Thompson, "ayudar a los usuarios de prótesis a recuperar el control de su propia imagen y sentirse más empoderados, al mismo tiempo que rompen parte del estigma en torno a la discapacidad y la diferencia de las extremidades".
Si aceptamos que el diseño lo es todo y, por extensión, que todos somos diseñadores, entonces nuestras expectativas para esta disciplina podrían ser poco realistas, e incluso equivocadas. "No es exagerado decir que los diseñadores se dedican nada menos que a la fabricación de la realidad contemporánea", escribió el diseñador Rick Poynor en 1999. En la actualidad, podría ser diferente porque reconocemos la responsabilidad que conlleva ser parte de ese proceso.