Bienvenido a 'Death Q&A', un espacio con una combinación única de anonimato y unión, donde los avatares discuten lo que más les pesa
Días después de enterarse de que, a Ted, su marido, le quedaban solo unos meses de vida, Claire Matte se lo contó a unos a extraños en RV (realidad virtual).
En 2021, esta jubilada de 62 años compró unos cascos de realidad virtual como escapada social. Ted padecía un cáncer en fase avanzada y la intensa responsabilidad de cuidarle había encogido su realidad cotidiana. Con Oculus, viajaría por aquel mundo de realidad virtual para cantar en un karaoke.
Sin embargo, el pasado enero, tras 32 rondas fallidas de radiación, un médico les dijo a Matte y a su marido que había llegado el momento de renunciar a tratar su cáncer.
"[Ted] no quería saber cuánto tiempo tenía. Salió de la habitación", me dice Matte. Pero ella sintió que, como su cuidadora, debía saberlo. Cuando Ted salió de la habitación, los médicos le dijeron que le quedaban entre cuatro y seis meses de vida.
En el coche de vuelta a casa, Ted le preguntó si le quedaban, al menos, seis meses. Matte decidió que "sí" era una respuesta honesta.
Así, Ted se tomó su pronóstico con calma: seguía ilusionado con la próxima temporada de fútbol y, horas después de la noticia, Matte lo descubrió riéndose frente a la televisión. Pero se puso demasiado enfermo para salir de casa o, dado su frágil sistema inmunitario, recibir visitas. Su aislamiento se agravó.
Matte aún tenía el mundo virtual, aunque dice: "Después de la sentencia de muerte, no tenía muchas ganas de cantar". Más tarde, ese mismo enero, mientras consultaba un calendario de encuentros en directo a los que asistir en RV, un evento llamó su atención: "¿Qué es Death Q&A?".
Death Q&A (Muerte: Preguntas y respuestas, en inglés) es un espacio virtual donde la conversación puede ir desde lo abstracto a lo más íntimo, se trata de una sesión semanal que dura una hora y gira en torno a la lucha contra la mortalidad. Allí, los asistentes hablan de esas experiencias y sentimientos que no han compartido con nadie más. Avatares brillantes de dibujos animados dan vida a quienes asisten a cada reunión, personas liberadas por la combinación de anonimato y hermandad que brinda la RV. De esta manera, hablan con desconocidos con una sinceridad que solemos reservar para momentos excepcionales, si es que la revelamos.
Durante los cuatro meses que he asistido a las sesiones de preguntas y respuestas sobre la muerte, he escuchado a personas procesar diagnósticos de cáncer, cuestionar sus matrimonios, compartir recuerdos entrañables de sus padres o amigos fallecidos horas antes, revolver traumas infantiles y cuestionar cómo nos enfrentamos a nuestra propia mortalidad.
A pesar de la creencia de que solo sirven para jugar, cada vez más gente como Matte se coloca los cascos de realidad virtual para hablar sobre el profundo dolor que atraviesan en su vida cotidiana. Quienes asisten a estos encuentros de RV, como Death Q&A, están poniendo a prueba un nuevo tipo de comunidad digital 360°: una más visceral y absorbente que las anteriores, como Zoom o los foros en línea, y desvinculada de la compleja red social que puede crear tensión en las experiencias tradicionales, cara a cara.
"Estas relaciones que entablamos en realidad virtual pueden ser muy íntimas, profundas y vulnerables. Pero no son complicadas. Nuestras vidas no dependen unas de otras", afirma Tom Nickel, de 73 años, exvoluntario en un hospicio que dirige los encuentros virtuales junto a Ryan Astheimer. "Pero no son complicados. Nuestras vidas no dependen unas de otras".
Estas personas no comparten un cuarto de baño, no tienen que levantarse de la cama ni estar presentables. Solo tienen que escuchar. Para muchos, los encuentros son un salvavidas, uno muy necesario durante la pandemia y parece que perdurará después. Mientras tanto, se sigue invirtiendo dinero en construir el metaverso y la soledad aplasta a más gente que nunca.
Crear una comunidad íntima en RV
Al entrar en Death Q&A, encuentras de frente una atractiva reproducción de un templo budista tibetano, rodeado de imágenes de un cementerio real, diferente cada semana. Los asistentes colocan sus seres virtuales frente a Nickel, que se encuentra en la entrada, junto a un altar. La mayoría de las sesiones comienzan al preguntar con voz cálida y amistosa si alguien quiere compartir un pensamiento en concreto.
Alrededor del 20% de las personas se conectan desde un ordenador, que solo ofrece una experiencia 2D; mientras el resto asiste con cascos de realidad virtual, así que yo también me pongo los míos. Llevarlos me permite escuchar de cerca a los demás asistentes: el temblor de sus voces y un ramillete de acentos. Es como si susurraran en mi oído. Las risas y las lágrimas parecen tan comunes.
En las sesiones se respira un ambiente nostálgico y confesional, a menudo la sensación es parecida a la de una misa o a una reunión familiar. Los asistentes sienten una curiosidad genuina por las vidas de los demás. Antes de que Nickel dé el pistoletazo de salida a cada sesión, los habituales suelen reunirse para ponerse al día; y, pasada la hora, la mayoría de los asistentes entablan conversaciones informales, así que optan por quedarse.
Matte asistió por primera vez a Death Q&A tras saber que su marido fallecería pronto. Aunque Ted no quería saberlo, dice: "gracias a ellos, me di cuenta de cuánto le quedaba".
Después de que Matte compartiera su experiencia, alguien levantó la mano para expresar su empatía, describiendo cómo había sufrido y se había recuperado de la pérdida de su cónyuge. Ese es uno de los aspectos más sorprendentes de las preguntas y respuestas sobre la muerte: compartir un testimonio suele inspirar a otra persona a hablar de una experiencia tan similar que los participantes sienten que han encontrado a una persona que entiende por lo que están pasando.
"Al final, supe que iba a asistir todos los martes a la una en punto, hora del Este", dice Matte.
En Death Q&A, Matte conoció a Paul Waiyaki, un hombre de 38 años que vive en Kenia. Matte, quien vive en Georgia, ya lo considera uno de sus mejores amigos. "Se parece a cuando mirabas a alguien en la guardería y decías: 'Hola, quiero que seamos amigos'. Los adultos no hacemos amigos así. Pero en Oculus, con un avatar, seguro que puedes".
Waiyaki asegura que no se permitió procesar la muerte de su hermana hasta que no llegó a la RV. "En mi sociedad, los hombres no pueden derrumbarse. En Death Q&A, pude dejar el equipaje. Y llorar las lágrimas que no había derramado antes. Me dolió, pero pude sentir cómo cicatrizaba una herida", se sincera Waiyaki.
Despedirse durante una pandemia
Death Q&A y Saying Goodbye (Decir adiós, en inglés), una sesión vespertina similar, centrada en la pérdida, son solo dos de los casi 40 eventos en directo que ofrece EvolVR cada semana, una comunidad espiritual y virtual fundada en 2017 por Jeremy, el hijo de Tom Nickel.
Antes de fundar EvolVR, Jeremy Nickel dirigía una congregación interreligiosa en la zona de la bahía "muy liberal en cuanto a teología", asegura. Nickel andaba buscando nuevas formas de ejercer su oficio, pero sin atarse a las convenciones de la religión dominante, cuando probó por primera vez un casco de realidad virtual en el año 2015.
"Se me encendió la bombilla, la gente siente que está junta de verdad en la RV", dice Nickel. Esa sensación de presencia real, como si los avatares compartieran una habitación, le convenció de que podía formar una comunidad espiritual entre personas que utilizaran auriculares. Así dejó el púlpito físico para organizar meditaciones grupales en directo vía RV.
Entonces, llegó la pandemia. Tanto Saying Goodbye como Death Q&A empezaron a principios del año 2020: "era nuestra respuesta al comprender que la gente iba a perder mucho", dice Tom Nickel. Sabían "que quizá habría quien necesitara un espacio donde hablar de ello", sobre todo, cuando las precauciones contra el COVID-19 eliminó las despedidas en las camas de hospital y redujo las interacciones sociales.
Nickel, superviviente de cáncer, había pasado años cuidando a enfermos terminales en un hospicio para que tuvieran un cómodo final. Eso le ayudó a moderar con amabilidad las sesiones de despedida, junto a esas preguntas y respuestas sobre la muerte, según más gente se unía para llorar a amigos y familiares, lamentar graduaciones canceladas o playas cerradas, y expresar su ansiedad por la fragilidad de los familiares de mayor edad.
El COVID-19 también desencadenó una ola que los psicólogos denominan prominencia de la mortalidad, es decir, darse cuenta de que la muerte no solo es posible, sino también inevitable.
Elena Lister, psiquiatra especializada en duelo en la Universidad de Columbia, afirma que se necesita un nivel saludable de negar la muerte. Pero ahora, según Lister, sus colegas hablan sobre una pandemia de pérdida que está afectando a toda la sociedad, debido a una muerte masiva agravada por un duelo atrofiado.
"Esas personas están viviendo una experiencia en la que ponen en palabras lo que les duele profundamente"
En particular, a los especialistas como Lister les preocupa el duelo complicado, un trastorno psiquiátrico diagnosticado un año después de una pérdida, cuando el dolor agudo del duelo todavía no ha empezado a remitir. Alrededor del 10% de quienes lo padecen, permanecen socialmente retraídos y desesperados, son incapaces de reanudar las actividades de su vida.
La pandemia fomentó esa complicación del duelo. Pues los funerales están pensados para asumir la pérdida e integrarnos en nuestra nueva realidad. Pero durante dos años "no pudimos estar juntos para abrazarnos, llorar y sollozar", afirma Lister, que considera que la pandemia ha hecho que la gente evite hablar de la muerte.
Para explicar la promesa de procesar el duelo en la RV, Lister parafrasea la sabiduría del Sr. Rogers: "Lo que se menciona, puede manejarse". Cuando los avatares entran en Death Q&A, "esas personas están viviendo una experiencia en la que ponen en palabras lo que les duele", dice Lister, convirtiendo un profundo tormento en algo que pueden manejar.
El aislamiento social hace más probable que la pérdida se enconce hasta convertirse en un duelo complicado, pues el duelo invita al distanciamiento. Las conversaciones cotidianas pueden resultar insoportables y triviales cuando la pérdida es tan dolorosa, pero "al cabo de un tiempo, la gente no quiere escuchar porque no pueden ayudarte", afirma Nickel. Death Q&A pone un micrófono a ese dolor y proporciona un público ansioso, y Lister afirma que esa comunidad es genial para que el duelo progrese de una manera saludable.
La ventaja de un grupo de apoyo de RV sobre uno tradicional es que "hay protección. Puedes controlar lo que se ve de ti". Hablar tras un avatar con gente a la que no volverás a ver crea un velo digital que libera, permitiendo ser honesto y vulnerable.
De hecho, Matte describe así sus experiencias con la RV. "Llegaba y decía cosas bastante feas con voz seria, y a menudo [Nickel] me decía: 'Vamos a seguir con esto un rato'", cuenta Matte, señalando que a Ted le preocupaba ser una carga. "Algunos días no sé cómo pasé por casa sin llorar todo el tiempo... así que me dije a mí misma: "Contrólate". Expresar su desolación en la RV le ayudó a centrarse en hacer que la muerte de Ted fuera lo más cómoda posible.
En 2021, Jeremy Nickel sintió que su organización sin ánimo de lucro había alcanzado un punto de inflexión. EvolVR afirma que, desde 2017, 40.000 personas han participado en sus eventos. En ese punto, "podemos ser este pequeño espacio que sirve a unas doscientas personas, o podemos compartir esto con mucho más".
Nickel optó por crear grandes espacios donde la gente pudiera practicar esta nueva forma de llorar y procesar la pérdida.
En febrero de 2022, Nickel vendió EvolVR a TRIPP, una empresa de Los Ángeles, por una cantidad no revelada.El año anterior, TRIPP recaudó más de 11 millones de dólares en patrocinios como Amazon, y ofrece meditaciones guiadas por RV desde el año 2017; en estas sesiones los asistentes visualizan su respiración como si fuera polvo de estrellas, que entra y sale a un ritmo ideal.
Sin embargo, esas meditaciones en RV eran experiencias en solitario. Con la adquisición de EvolVR, TRIPP pudo entrar en el mundo no estructurado y orientado a las interacciones sociales en RV, que ofrece un espacio de reunión donde cualquiera puede asistir a un evento o conocer gente las 24 horas al día, cada día de la semana.
Un cambio de paradigma para los pacientes y las personas mayores
Saying Goodbye es el equivalente nocturno de Death Q&A, organizado los martes también por Tom Nickel. Los avatares se reúnen alrededor de una hoguera, que se enciende al final de cada sesión.
La mayoría de los asistentes visten de manera informal, solo unos pocos eligen tonos de piel poco naturales, como el azul brillante. Yo vestí a mi avatar con ropa informal, albergando la esperanza de pasar desapercibida. Después de levantar la mano, Nickel llama a los asistentes silenciosos y les pregunta si tienen un pensamiento que querrían compartir. Durante dos sesiones de Saying Goodbye, me sorprendí asintiendo, una vez para hablar de una ruptura dolorosa y la siguiente para compartir el diagnóstico de cáncer de mi madre. Ambos temas los había hablado con amigos, pero desahogarme en RV me dio permiso para airear esa angustia que su consuelo no podía disipar, sin preocuparme de parecer melodramática.
La edad de los participantes varía, pero la mayoría tiene más de 30 años, e incluso más de 60. Esto me sorprendió al principio. Aunque, en retrospectiva, el interés de la RV para las personas mayores es evidente.
Un habitual de Saying Goodbye, un usuario con acento británico y alias “Estudiante esotérico”, me cuenta que compró un Oculus por capricho en 2020. Ese año vivía con su abuela, muy enferma, y vio cómo su mundo se encogía.
"Imagínate ser una señora de 80 años y ver cómo tu círculo se va reduciendo. Empiezas por los límites de la casa, y se va haciendo más pequeño hasta que te quedas en un punto. Y ya está", me cuenta.
Él le enseñó Oculus y le preguntó: "¿Quieres hacer un paseo espacial?".
Ambos probaron una popular experiencia de la NASA que permite ver la Tierra desde la Estación Espacial Internacional. A él le sentó mal pero a su abuela, que nunca había salido del país, le encantó.
Antes de morir, vio más del mundo y otras partes de Marte a través de imágenes reales, cristalinas e inmersivas renderizadas por realidad virtual.
"Había hablado con amigos, pero desahogarme en la RV me daba permiso para airear las angustias que sus consuelos no lograban disipar, sin preocuparme por resultar melodramática".
"Pasar de vivir la Gran Depresión a correr a refugios antiaéreos en Birmingham, y después acabar pasando sus últimos días pudiendo, de cierto modo, ascender. Es un cambio de paradigma", Explica el nieto entre lágrimas.
Algunas caras conocidas de Saying Goodbye y Death Q&A son pacientes terminales o personas con discapacidad. La realidad virtual puede ofrecer otra vía de amistad y nuevas experiencias que trascienden los límites físicos de las personas. Además, puede ayudar a las personas mayores a evitar la soledad que pueden sentir al ver morir a sus amigos e hijos, o cuando la jubilación les aleja del mundo laboral.
Por ejemplo, Matte tiene problemas de movilidad. "Así puedo entrar en la RV y correr, saltar desde un edificio, todo lo que quiera. Volver a ser joven, de verdad", afirma Matte.
¿Hasta dónde puede llegar el apoyo virtual?
A pesar de todo lo que promete, a Lister le preocupa al menos una cosa sobre el tratamiento de las emociones en la RV: ¿cómo detectar si las personas están tan angustiadas que corren el riesgo de hacerse daño a sí mismas?
"[La RV] permite ocultarse más", señala la especialista. Cuando las personas interactúan como avatares, la comunicación no verbal que los psiquiatras perciben (como los gestos con las manos y el movimiento de los pies) se pierde.
El nombre de Death Q&A puede atraer a personas en crisis. Hacia el final de una sesión a la que asistí en septiembre, un avatar con una gorra verde lima, que parecía joven, preguntó si podía hablar. Este había intentado suicidarse unas semanas antes y dijo que había encontrado una inmensa paz en su decisión. Pero después de sobrevivir, nos dijo, su comportamiento había cambiado: coqueteaba con chicas sin parar, y todo le parecía divertido. Él se sentía ligero y despreocupado. Su pregunta era: “Sigo aquí. ¿Y ahora qué?”.
Nickel se puso manos a la obra, sugiriéndole (con suave urgencia) que se pusiera en contacto con otros supervivientes de suicidio, y preguntándole si podía hablar con él después de la sesión.
"Tengo que hacer todo lo posible para comprender: ¿Estás en un lugar seguro ahora mismo?", dice Nickel, que se pregunta a sí mismo cuando un asistente comparte algo que le preocupa. Además de trabajar en cuidados paliativos, Nickel también trabajó como director de formación continua en la Escuela de Psicología Profesional de California, donde ayudó a desarrollar e impartió talleres sobre concienciación y respuesta al suicidio. Pero dice que todas estas formaciones necesitan actualizarse y replantearse para la RV.
"Lo mejor que puedo hacer es ofrecer un contacto diario, escuchar, no juzgar, y no intentar salvar a nadie", confiesa Nickel. Cuando alguien en la reunión parece "inestable", Nickel le envía un mensaje de texto y comparte su correo electrónico personal. El chico de la gorra nunca contestó, pero otros sí. "Y, en un par de casos, llamé todos los días".
Lister está de acuerdo en que cualquiera que exprese una ideación suicida necesita el apoyo continuado de un profesional capacitado. Y afirma que, si se va a realizar un trabajo de duelo de forma virtual, es necesario que haya "una comprensión total de cómo llegar a esta persona y cuál es el seguimiento". Aunque, incluso en persona, no se puede obligar a nadie a buscar ayuda.
Las herramientas más eficaces para la prevención del suicidio, como la vigilancia constante y las restricciones físicas, tampoco están disponibles en la RV. "Si alguien viniera en persona y me dijera que tiene tendencias suicidas, o que ha intentado acabar con su vida la semana pasada, no me atrevería a dejarle salir de mi despacho hasta que sintiera que puedo garantizar su seguridad", afirma Lister.
"Solo tuve que ponerme unos auriculares"
Después del pronóstico de Ted, Matte puso al día a sus nuevos amigos y compañeros avatares a medida que la voz de Ted se apagaba y sus piernas se iban encogiendo.
Dos noches antes de morir, Ted se despertó de repente, lleno de energía, y preguntó a su mujer si podían pedir comida china.
"En Death Q&A, pude dejar el equipaje. Pude llorar las lágrimas que no había llorado antes. Me dolió, pero pude sentir cómo cicatrizaba una herida".
Ted había dormido todo el día, sin comer ni tomarsu medicina, lo que aterrorizaba a Matte. Esa noche disfrutaron juntos de arroz frito con cerdo en el sofá; Ted comió más de lo que había comido las últimas semanas. Puso de fondo el partido de los Cubs: era un seguidor fiel, a pesar de ser de Nueva York. "Le encantaban los perdedores", dice Matte.
Esa fue su última comida sólida. Ted murió el 11 de junio de 2022, a los 77 años.
Dos días después, Matte decidió asistir a Death Q&A y Saying Goodbye. "En cierto modo, me sorprendí siendo capaz de ir. Pero solo tuve que ponerme unos auriculares", afirma.
A diferencia de la mayoría de las sesiones, donde se pasa de una persona a otra, las reuniones se dedicaron sobre todo a Matte. La asistencia a Saying Goodbye esa noche se duplicó; la gente vino para apoyar a Matte. A lo largo de meses de reuniones, sentían que ya conocían a Ted. Ella les contó el proceso de su muerte y sus conversaciones en el hospital. "Le dije que estaría bien, sabía que él me quería, y yo le quería mucho. Así das a la persona permiso para morir", dice Matte.
Los asistentes ofrecieron sus condolencias, y formularon preguntas. Matte cree que a la gente le interesa "comparar y aprender" sobre cómo los compañeros experimentan de otra forma una pérdida similar.
Un mes después de la muerte de Ted, Matte compartió en el Discord de EvolVR que había dormido bien durante cuatro noches seguidas: "Estoy en algo". Tres meses después, me uní a Matte en una sesión de Death Q&A donde compartió la frustración de manejar un dolor de oído sin Ted: "¡Solo quiero a alguien con quien compadecerme!". Eso hizo que una asistente hablara por primera vez, entre sollozos, de la muerte de su marido un año y medio antes. Matte la invitó a decir adiós esa noche, y se quedó después para consolarla.
Ya han pasado seis meses desde la muerte de Ted. Matte siente que ha llegado a un punto de inflexión, dice que los bordes de su dolor se han suavizado. Le entristece alejarse de ese aniversario, así que sigue pasando unas horas al día en la realidad virtual. Algunos días hace una sesión de meditación o juega con sus amigos, pero sus martes siguen estando ocupados por reuniones de duelo.
Matte reconoce que Death Q&A no es para todo el mundo. Algunos amigos cercanos se han preguntado si las reuniones son sectarias. Pero compartir su dolor en RV y ofrecer lo que ha aprendido "se ha sentido como una manta caliente, para ser honesta".
"No sé cómo habría sido mi viaje sin ella. Pero tengo que imaginármelo mucho peor", dice Matte.
Hana Kiros fue becaria de Periodismo Emergente en MIT Technology Review. Como freelance, cubre temas de ciencia, derechos humanos y tecnología.