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Espacio

El cometa Borisnov da una cura de humildad a nuestro sistema solar

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Dos estudios sugieren que podría tratarse de uno de los cometas más intactos y antiguos jamás estudiados y que podría provenir de un sistema estelar parecido al nuestro, lo que indicaría que las condiciones que dan lugar a un planeta habitable como la Tierra son más comunes de lo que creíamos

  • por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic
  • 14 Abril, 2021

Nuestro sistema solar está lleno de cometas que lo recorren zumbando mientras los seguimos durante siglos. Pero, hasta ahora, solo hemos visto dos objetos visitantes desde fuera del sistema solar. Uno es 'Oumuamua, el asteroide interestelar que creemos que en realidad podría ser una roca plana parecida a una tortita que se originó a partir de los restos de un exoplaneta similar a Plutón. Es tan extraño que la gente pensó que tal vez se trataba una nave espacial extraterrestre. (No lo es.)

Y luego está 2I/Borisov, un cometa que se consideraba bastante aburrido. Fue descubierto en agosto de 2019 y dio la vuelta al Sol en diciembre de ese año. Durante esos meses, la mayoría de los datos que llegaron sugerían que los científicos estaban observando un objeto convencional, hecho del material de cometas estándar (hielo de agua, polvo, materiales gaseosos).

A lo mejor solo teníamos que ser pacientes. Un par de nuevos artículos  ofrecen algunas visiones interesantes sobre Borisov, incluido el hallazgo que sugiere que podría tratarse de uno de los cometas más intactos y antiguos jamás estudiados por humanos. También sugieren que las condiciones que dieron origen a Borisov podrían no ser tan exóticas después de todo. De hecho, podría provenir de un sistema estelar no muy diferente al nuestro. 

Hemos estudiado suficientes cometas de nuestro sistema solar para saber que se formaron durante sus primeras etapas, cuando había muchísimo material girando y fusionándose en cuerpos independientes. Están hechos principalmente de hielo, pero para sobrevivir tienen que estar a una distancia donde el calor y la radiación solar no los derritan al momento.

Se supone que otros sistemas estelares crean sus cometas de la misma manera. Cuanto más distantes están de la radiación de su estrella, más mantienen su composición original y la química de su formación hace 4.500 millones de años aproximadamente. Esta cualidad "prístina" significa que los cometas son como cápsulas del tiempo de los sistemas estelares en su infancia.

El polvo de los cometas en particular nos indica de qué estaba hecho el sistema solar cuando dio a luz a sus cometas, y el mismo principio puede aplicarse en teoría a los cometas interestelares. "Al estudiar la composición y la estructura de las partículas de polvo en la coma de 2I/Borisov podemos hacer conjeturas fundamentadas sobre las condiciones de su formación y la ubicación del polvo", explica el astrónomo del Observatorio Europeo Austral y autor principal de uno de los estudios Bin Yang. 

El primer estudio, dirigido por Stefano Bagnulo del Observatorio y Planetario de Armagh (Reino Unido), se centra en la luz reflejada. La luz está compuesta por ondas, que normalmente oscilan a la vez en muchas direcciones diferentes. Sin embargo, cuando estas ondas están polarizadas, oscilan en una dirección específica. Si la luz está polarizada por la coma de un cometa (la capa exterior nebulosa de gas y polvo expulsados cuando el Sol calienta el cometa), estudiar esta luz puede proporcionar información sobre el tamaño y la composición del polvo, lo que nos ayuda a comprender cómo se formó el cometa y, por extensión, proporciona un vistazo a la historia de su sistema estelar original.

Los nuevos datos, recopilados por el Very Large Telescope (VLT) de Chile, indican que la luz reflejada por Borisov y filtrada a través de su coma está más polarizada que la luz de cualquier otro objeto que hayamos estudiado en el sistema solar. Esta es una señal de que las partículas de la coma son pequeñas y muy finas, lo que sugiere que no han sido muy perturbadas por la radiación y el calor de ninguna estrella (fuerzas que de otro modo causarían la expulsión desordenada de trozos más grandes de la superficie).

Los autores concluyen que Borisov es quizás uno de los objetos más antiguos jamás detectados. El único objeto cuya polarización se acerca a esta es C/Hale-Bopp, posiblemente el cometa más brillante jamás observado, y sin duda uno de los cometas más estudiados del siglo XX. Se cree que Hale-Bopp se acercó al Sol solo una vez antes de su sobrevuelo solar más reciente en 1997. Por eso, los autores creen que estas condiciones tan similares podrían haber dado lugar a Borisov y Hale-Bopp, en dos sistemas estelares diferentes.

Por otro lado, el equipo dirigido por Yang se propuso comprender cómo se formó Borisov, utilizando el VLT y el Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) de Chile para detectar el calor de las partículas grandes que cuelgan en la coma de Borisov.

Según estas observaciones, la coma de Borisov consiste en unos granos compactos de tamaño milimétrico, lo que resulta inusualmente grande para un cometa. Estos guijarros, ricos en monóxido de carbono y agua, probablemente se formaron primero en la región interna del sistema estelar, antes de ser transportados hacia afuera donde se mezclaron gradualmente con varios hielos formados en diferentes lugares más alejados de la estrella. Se cree que esta "agitación gravitacional", inducida por planetas gigantes, ocurrió en nuestro propio sistema solar (incluso se cree que ayudó a la formación de Hale-Bopp). Borisov se formó básicamente a través de una aglomeración de material de diferentes partes de su sistema estelar, antes de encontrar un lugar apartado al que llamar hogar lejos de su estrella madre.

En su conjunto, estos hallazgos ayudan a aclarar algunas cosas. La abundancia de monóxido de carbono y agua en el polvo sugiere que el cometa ha residido en ambientes de baja temperatura (es decir, lejos de una estrella), donde esos compuestos podrían haber permanecido fríos y estables, durante casi toda su existencia. El hallazgo de las características "prístinas" refuerza esta idea.

Las similitudes entre Borisov y Hale-Bopp, junto con la evidencia de que los sistemas estelares de ambos cometas experimentaron agitación gravitacional, sugieren que la evolución de nuestro sistema solar quizás no sea tan única como podríamos haber pensado. Eso también indicaría que las condiciones que dan lugar a un planeta habitable como la Tierra son más comunes en la galaxia de lo que se imagina.

O tal vez esto sea una pista falsa, y el sistema estelar de Borisov es en realidad muy exótico.  El astrónomo de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) Neil Dello Russo, que no participó en el estudio, admite que le sorprendió lo altos que eran los valores de monóxido de carbono y agua, más altos que los observados en los cometas de nuestro sistema solar. 

También quedan otras dudas. Los nuevos hallazgos aún no pueden explicarnos exactamente cuándo se formaron los guijarros de la coma, ni tampoco de qué están hechos. 

El mayor problema podría ser que los dos artículos parecen promover dos ideas diferentes sobre las partículas que componen a Borisov: el artículo de Yang de manera destacada defiende el descubrimiento de los grandes guijarros en la coma, mientras que el artículo de Bagnulo sugiere que la coma está dominada por pequeños granos parecidos al humo que puede causar una polarización extrema de la luz.

Pero el científico de cometas de la Universidad de Maryland (EE. UU.) Michael Kelley, que no participó en los nuevos estudios, cree que probablemente esto sea "sólo una consecuencia de las diferentes técnicas", cada una de las cuales favorece la detección de un tipo específico de partícula. Los futuros análisis deberían poder comparar y combinar ambos conjuntos de datos y compaginarlos como parte de la evolución de Borisov.

Borisov es un objeto extraño, pero lo realmente raro es la idea de que podría provenir de un sistema estelar no muy diferente del nuestro. Este cometa interestelar podría ser uno de los visitantes más normales a los que hemos saludado.

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