La NASA ha elegido a Starship de SpaceX como módulo de aterrizaje para llevar astronautas a nuestro satélite tras más de 50 años desde la última visita. La noticia supone un duro golpe para sus rivales como Blue Origin y un desafío para Musk, que aún tiene que fabricar el cohete Super Heavy
A finales de esta década, se espera que los astronautas de la NASA pisen la superficie lunar por primera vez en décadas. Cuando lo hagan, según un comunicado de la agencia, viajarán dentro del vehículo Starship de SpaceX.
La adjudicación de la NASA de un contrato de 2.400 millones de euros para construir Starship, que se hizo pública por primera vez por The Washington Post el 16 de abril y luego fue confirmada por la NASA, es un gran logro para la compañía espacial fundada y dirigida por el multimillonario Elon Musk, así como un enorme golpe para sus rivales.
El módulo de aterrizaje: SpaceX describe Starship como una nave espacial de próxima generación pensada para llevar a los humanos a la Luna y, algún día, a Marte. Con alrededor de 49 metros de alto y nueve metros de diámetro, Starship es un vehículo reutilizable diseñado para despegar y aterrizar verticalmente. El plan es que se lance por separado y permanezca en la órbita lunar hasta que los astronautas de la NASA lleguen a bordo de la cápsula de la tripulación Orion de la agencia. Starship simplemente transportaría a los astronautas a la superficie de la Luna y viceversa.
Una decisión sorprendente: el año pasado, la NASA otorgó contratos a tres grupos diferentes para desarrollar sus propias propuestas de módulos de aterrizaje lunar: 112 millones de euros para SpaceX, 210 millones de euros para la compañía de defensa Dynetics (que colaboraba con Sierra Nevada Corporation) y 480 millones de euros para el equipo de cuatro empresas dirigido por Blue Origin (en colaboración con Northrop Grumman, Lockheed Martin y Draper).
SpaceX no solo recibió la menor cantidad de dinero, sino que su propuesta también obtuvo las peores calificaciones técnicas y de gestión. El administrador asociado de la NASA (actualmente administrador en funciones) Steve Jurczyk escribió (pdf) que el sistema de propulsión de Starship era "notablemente complejo y compuesto por subsistemas individuales igualmente complejos que aún no se han desarrollado, probado ni certificado con muy poco margen de programación para adaptarse a los retrasos". Las incertidumbres solo se incrementaron por el historial notoriamente malo de SpaceX de cumplir plazos.
Qué ha cambiado: desde entonces, SpaceX ha pasado por una serie de diferentes pruebas de vuelo de varios prototipos de Starship a gran escala, incluido un vuelo de 10 kilómetros a gran altitud y un aterrizaje seguro en marzo. (También explotó unas cuantas veces). Según The Washington Post, los documentos sugieren que la NASA estaba encantada con la capacidad de Starship de transportar una gran cantidad de carga a la Luna (hasta 100 toneladas), sin mencionar su oferta de 2.400 millones de euros por el contrato, mucho menor que la de sus rivales.
La directora del programa de la NASA para el sistema de aterrizaje lunar, Lisa Watson-Morgan, afirma: "Este innovador sistema de aterrizaje humano será un hito en la historia de los vuelos espaciales. Confiamos en la asociación de la NASA con SpaceX".
Qué significa esto: para los rivales de SpaceX, la decisión supone un golpe devastador, especialmente para Blue Origin. La empresa, fundada por Jeff Bezos, había presentado su concepto de módulo de aterrizaje Blue Moon en 2019 y ha hecho campaña públicamente para que la NASA lo seleccionara para las futuras misiones lunares. Podría decirse que Blue Moon era la más avanzada de las tres propuestas cuando la NASA otorgó su primera ronda de contratos.
Para SpaceX, supone un gran voto de confianza en Starship como pieza de tecnología crucial para la próxima generación de exploración espacial. Se produce menos de un año después de que el vehículo Crew Dragon de la empresa fuera identificado como la única nave espacial estadounidense capaz de llevar a los astronautas de la NASA al espacio. Y parece confirmar que SpaceX es actualmente el socio privado más grande de la NASA, sustituyendo a las empresas veteranas como Northrop Grumman y dejando al margen a las más nuevas como Blue Origin.
Sin embargo, hay al menos un obstáculo importante: Starship debe lanzarse con el cohete Super Heavy, que SpaceX aún no ha desarrollado.
Para la NASA, la mayor implicación es que los vehículos de SpaceX solo seguirán teniendo un papel más importante para Artemis, el programa de exploración lunar que se presenta como el sucesor de Apolo. La directiva del antiguo presidente Donald Trump para que la NASA vuelva a enviar a los astronautas a la Luna en 2024 nunca se cumplirá, pero la elección de un solo concepto de módulo de aterrizaje humano sugiere que la NASA podría no alejarse mucho de ese plazo. Las primeras misiones de Artemis usarán Orion, y se espera que el cohete Space Launch System, retrasado durante mucho tiempo, esté listo pronto.