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Una mujer enseña su pase verde para acceder a un gimnasio en Israel

Tecnología y Sociedad

Siete espinosas cuestiones sobre los pasaportes COVID-19

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Cada vez más países y entidades están trabajando para lanzar certificados a personas vacunadas o recuperadas del coronavirus para recuperar algo de normalidad. Pero nadie tiene claro cuál es el mejor diseño, cómo se asegurará la privacidad de los datos y qué pasará a largo plazo si finalmente se implementan

  • por Lindsay Muscato | traducido por Ana Milutinovic
  • 14 Abril, 2021

Ahora que las campañas de vacunación contra el coronavirus (COVID-19) ya están en marcha en varios países, la siguiente pregunta sería: ¿Cómo se puede demostrar que una persona ya ha sido vacunada? Durante meses, esta conversación, y las cuestiones éticas que plantearía cualquier sistema de "pasaporte de vacunación", han sido teóricas, pero en las últimas semanas, los esfuerzos se han vuelto más concretos.

La aerolínea australiana Qantas inició un programa experimental en marzo, Nueva York (EE. UU.) ya ha lanzado el primer sistema de este tipo a nivel estatal en EE. UU., y el 5 de abril, Reino Unido anunció que llevaría a cabo un programa piloto como parte de su relajación gradual de restricciones. Esas decisiones han provocado varias reacciones: algunos estados de EE. UU. han respaldado esa idea; pero otros la han prohibido

¿Qué es un pasaporte de vacunación? 

Cuando los expertos hablan de convertir la prueba de vacunación en un certificado o pasaporte, en general su propuesta se basa en dos razones muy diferentes. 

  • Para cruzar fronteras internacionales. Lo enseñaríamos a las autoridades de inmigración al entrar a otro país y funcionaría igual que las cartillas internacionales de vacunas [pdf] que existen desde hace décadas. Muchos países ya recomiendan vacunarse para poder acceder a ellos o exigen alguna prueba de inmunización para enfermedades como la fiebre amarilla.

  • Para moverse por la ciudad. Este tipo de certificado se usaría más en el día a día, y es al que la mayoría de la gente se refiere cuando habla de pasaportes de vacunas. Los expertos creen que se podría mostrar para entrar al edificio en el que trabajamos, a una cafetería o para asistir a un evento privado, como un concierto o una boda.

En cualquier caso, el certificado podría adquirir dos formas: documento digital descargado en nuestro teléfono inteligente, o documento en papel que se podría escanear o mostrar. En ambos casos, podrían funcionar tanto con un justificante de vacunación o con un test reciente con resultado negativo. Según algunos informes, el programa piloto de Reino Unido en la etapa inicial también permitirá demostrar haber pasado la infección recientemente, lo que crea inmunidad en la persona.

¿Quién está desarrollando los certificados?

A pesar de que distintas entidades han hecho anuncios grandilocuentes recientemente, lo cierto es que los pasaportes de inmunidad no se han materializado en casi ningún sitio. Aun así, muchos países y empresas privadas siguen avanzando. Las aerolíneas están valorando una solución conjunta para todo el sector, por ejemplo. En lo que respecta a los países, la versión de Israel de su certificado de vacunación es una de las más avanzadas. Su "pase verde" fue lanzado en febrero

Con tantas partes interesadas, las empresas de software llevan meses compitiendo para convertirse en la solución de referencia para los certificados de vacunación. Algunos se han unido para acordar estándares comunes. Por ejemplo, el sistema de Nueva York, el Excelsior Pass, utiliza la tarjeta de Digital Health Pass de IBM. IBM también es miembro de la organización Linux Foundation Public Health, que ayuda a cientos de desarrolladores a compartir código e ideas.

Pero incluso con esa mayor cooperación, aún queda mucho por resolver. Todavía quedan sobre la mesa algunas preguntas importantes sobre los pasaportes de vacunación.

¿Cómo los desarrolladores mantendrán segura la información médica privada?

La app de Nueva York promete privacidad, pero no explica cómo la logra, advierte el investigador de seguridad Albert Fox Cahn, quien dirige el Proyecto de Supervisión de Tecnología de Vigilancia (Surveillance Technology Oversight Project) con sede en Nueva York. Añade: "Ni siquiera tenemos la información más básica de qué datos recoge, cómo se almacenan o qué medidas de seguridad estarían utilizando".

Explica que intentó realizar un "hackeo ético": obtuvo permiso para intentar activar el pase de un usuario simplemente introduciendo sus datos (como la fecha de nacimiento) que se encuentran en las cuentas de las redes sociales y asegura: "Tardé 11 minutos en conseguir su Excelsior Pass azul".

En cuanto el pase verde de Israel, algunos expertos en seguridad ya han expresado sus preocupaciones sobre el cifrado obsoleto que utiliza. 

¿En papel, descargado en el teléfono o ambos?

Exigir que las personas usen un teléfono inteligente excluiría a una gran parte de la población, como la gente mayor y otros colectivos que no pueden pagar teléfonos de la última tecnología o simplemente no quieren usarlos. En el sistema de Nueva York, actualmente en fase piloto para algunos grandes lugares seleccionados, una tarjeta de papel sería una prueba aceptable y los registros de otros estados o los resultados negativos de los test de diagnóstico también deberían ser aceptables.

Ese tipo de flexibilidad también existe en otros sistemas propuestos. La iniciativa PathCheck, liderada por el profesor asociado del MIT Ramesh Raskar, funciona con un sistema que utiliza tarjetas de papel con pegatinas de código QR. Los códigos se pueden escanear en distintos lugares o por cualquier persona que quiera comprobar a las que entran a un espacio. Otras soluciones, según el profesor, resultan demasiado complicadas. "La gente intenta construir modelos de negocios sobre eso", añade. En cambio, Raskar cree que "necesitamos una solución de uso masivo cuanto antes, durante la pandemia". 

¿Cómo se almacenan y comparten los datos de vacunación?

En algunos países con sistemas de salud nacionalizados, como Reino Unido e Israel, los registros de vacunación pueden ser accesibles de forma centralizada. Pero en naciones como Estados Unidos y España, una solución universal se enfrenta a otro gran obstáculo: los sistemas sanitarios fracturados. En EE. UU., por ejemplo, los registros de vacunación se almacenan en un mosaico de bases de datos que normalmente no se comunican entre ellas.

Sobre el caso del país anglosajón, la supervisora de las iniciativas relacionadas con la COVID-19 para Linux Foundation Public Health, Jenny Wanger, lamenta: "Es un caos. Todo esto es solo una señal de la enorme falta de fondos que ha tenido nuestra infraestructura de salud pública durante tantos años".

El sistema desconectado de EE. UU. contrasta fuertemente con los de otros países como la India, donde los datos están mucho más centralizados, asegura el representante del grupo de expertos Centro para el Desarrollo Global de EE. UU. Anit Mukherjee y señala que allí "no hay forma de gestionar la vacunación de 1.000 millones de personas sin algún tipo de sistema centralizado".

¿Qué pasa con la cuestión ética de exigir un justificante de vacunación?

Si bien los beneficios para los que pueden usar los pasaportes de vacunación están clarísimos (podrán volver a algo parecido a la normalidad), existen preocupaciones legítimas sobre cómo se utilizarán los datos digitalizados, en la actualidad y en el futuro. Los aspectos a tener en cuenta son los siguientes:

  • El acceso podría limitar a algunas personas injustamente. La gran mayoría de las vacunas administradas hasta ahora (84 %, según el The New York Times) han tenido lugar en los países más ricos. E incluso en ellos, no se ha dado prioridad a ciertos grupos de trabajadores; los trabajadores de los salones de belleza de EE. UU., por ejemplo, han tenido poca prioridad a pesar de que se enfrentan a altas tasas de contagio. En Israel, la vacunación de los palestinos en los territorios ocupados sigue siendo lenta. Para aquellos sin un registro de vacunación, los pasaportes de inmunidad requerirán un test negativo reciente, que podría costar dinero y tiempo.

  • Las leyes y políticas deberán especificar las protecciones. La directora del trabajo tecnológico relacionado con la COVID-19 en el Ada Lovelace Institute de Londres (Reino Unido), Imogen Parker, lleva desde mayo de 2020 estudiando los pasaportes de vacunas y las cuestiones éticas asociadas, y cree que cuando se trata del uso diario, "tiene que haber una verdadera claridad sobre cómo interactúa con las leyes sobre la igualdad, el derecho laboral... ¿Podría utilizarse en protestas? ¿Podría usarse en las elecciones?" En Estados Unidos, señala Parker, esa información también se podría enviar a las compañías de seguros, salvo si tales usos estén específicamente prohibidos.

  • Los países podrían utilizarlos como forma de mantener fuera a la gente. Para las fronteras, explica Parker, la complicación consiste en que no todos los países tienen vacunas: "¿Esto va a animar [a los países] a distribuir las vacunas? ¿Los viajes y el comercio se basarán en el estado de la vacunación?". Por su parte, Mukherjee señala que no todas las vacunas son iguales. Por ejemplo, algunos estudios sugieren que CoronaVac de China tiene una eficacia de alrededor del 50 %, bastante menor que las tasas del 90 % y más que han mostrado la vacuna de Pfizer-BioNTech y la de Moderna. ¿Significa esto que incluso los de las vacunas "incorrectas" podrían acabar rechazados?

¿Qué pasará a largo plazo?

Con tantas preguntas aún por responder, sigue habiendo mucho en juego. En una presentación obtenida por The Washington Post, las autoridades federales estadounidenses mostraban su preocupación por que un lanzamiento fallido "pudiera obstaculizar nuestra respuesta a la pandemia reduciendo las medidas de seguridad sanitaria, ralentizando la recuperación económica y socavando la confianza pública". Desde entonces, la administración del presidente del país, Joe Biden, ha afirmado que no emitirá un mandato a nivel nacional.

Pero, a pesar de la cobertura de los medios, las decisiones políticas y los lanzamientos de nuevas apps, no está claro cuál podría ser la perspectiva a largo plazo para los certificados de vacunación. A corto plazo, podrían convertirse en una especie de empujón para los indecisos, animándolos a vacunarse para poder abrir puertas que de otro modo permanecerían cerradas (literalmente). 

En una entrevista con el sitio web de noticias israelí Ynet, la directora de Salud del Ministerio de Sanidad de Israel, Sharon Alroy-Preis, afirmó: "Nuestra intención es abrir tantos lugares como sea posible con el pase verde. El objetivo es crear sitios más seguros y fomentar la vacunación".  

¿Pero, y luego qué? Los expertos aún no lo saben, e incluso Israel todavía lo sigue analizando. La respuesta más clara es que, al menos durante un breve período de tiempo, en ciertos lugares, las personas deberían demostrar que están vacunadas o son inmunes a la COVID-19. Si estos sistemas se mantendrán o no y cómo se sentirá la gente al respecto es tan difícil de predecir como el propio curso de la pandemia.

Sin embargo, aunque el futuro inmediato parezca tan claro, Parker cree que es importante tener una visión a largo plazo: "Se está creando una herramienta para la vigilancia sanitaria y para normalizar el hecho de que una serie de terceros pueden solicitar o exigir que las personas compartan sus datos. Hay una gran pregunta sobre cómo podría evolucionar eso". Por otro lado, si esto es temporal, se pregunta: "¿Tendremos la capacidad de eliminarlo más adelante?"

El experto en bioética y director fundador de la División de Ética Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, Arthur Caplan, asegura que ha visto cómo las normas en torno a las vacunas pueden cambiar y evolucionar. Recuerda su intento de exigir que los profesionales sanitarios se vacunaran contra la gripe y que después del debate inicial, la controversia se calmó: "Algunas personas dijeron: 'No lo voy a hacer, no lo quiero'. ¿Dos años después? A nadie le importa. Simplemente lo hacen".

Y en cualquier caso, poner fin a la pandemia depende de varios factores, no solo de un tipo de tecnología, concluye la especialista que ayudó a lanzar la app de notificación de exposición de Nueva York el año pasado Julie Samuels. Al igual que con toda la tecnología relacionada con la pandemia, "es importante pensar en estas cosas como solo una capa de protección... Obviamente, lo más importante es vacunar a la mayor cantidad posible de personas".

*Este reportaje forma parte del Proyecto de Tecnología Pandémica, elaborado con el apoyo de la Fundación Rockefeller.

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