Su impresionante hazaña para enviar la nave OSIRIS-REx a la superficie del asteroide no solo se llevó a cabo con éxito sino que los análisis preliminares sugieren que fue capaz de recolectar escombros. Queda por ver si consiguió los 60 gramos de material que la agencia necesita para investigarlos correctamente
Este martes, a las 6:12 p. m. horas EDT, la nave espacial OSIRIS-REx de la NASA terminó un descenso de cuatro horas y media hasta la superficie del asteroide Bennu, a 322 millones de kilómetros de la Tierra. Una vez allí, hizo un breve contacto con el suelo para intentar recolectar algunos escombros de roca y polvo antes de volar con seguridad. Pero todavía no podemos saber si la maniobra de recolección de muestras tuvo éxito.
¿Para qué queremos muestras de Bennu? Los asteroides como Bennu son algunos de los objetos más antiguos del sistema solar. Son una especie de cápsula del tiempo repleta de los mismos materiales (como minerales orgánicos e hidratados) que pudieron combinarse para formar planetas como la Tierra. Estudiar estos asteroides en profundidad podría revelar nuevos conocimientos sobre cómo se crean los mundos habitables.
Pero, para comprender de verdad el origen y la evolución de estos objetos, necesitamos investigarlos en laboratorios aquí en la Tierra. El principal objetivo de OSIRIS-REx siempre ha sido traer una muestra de Bennu para que podamos echarle un vistazo más de cerca.
¿Qué ha pasado? OSIRIS-REx aterrizó en una ubicación de 15 de metros de largo llamada Nightingale. La recolección de la muestra (en caso de que haya tenido éxito) se realizó mediante el sistema TAGSAM, abreviatura de "mecanismo táctil de adquisición de muestras". Para llevarlo a cabo, la nave espacial descendió con un brazo robótico de 3,35 metros de largo con un cabezal colector en la parte final, completamente extendido hasta el suelo, para hacer un contacto suave con la superficie durante entre cinco segundos y diez segundos. Durante ese tiempo, disparó gas nitrógeno para arrojar pequeñas rocas y polvo al recipiente recolector. Luego, la nave espacial voló de regreso hasta una distancia segura del asteroide.
En una entrevista con NASA TV después de la maniobra, el investigador principal de OSIRIS-REx en la Universidad de Arizona (EE. UU.), Dante Lauretta, afirmó: "Todo ha salido perfectamente. Hemos superado los asombrosos desafíos que este asteroide nos ha lanzado, y la nave espacial parece haber funcionado sin problemas".
El procedimiento se complicó inicialmente por el hecho de que la topografía de Bennu es diferente de lo que se creía al principio. Cuando la NASA seleccionó el asteroide para su estudio, los científicos pensaron que estaba cubierto de material arenoso suave como una playa, algo que habría sido muy fácil de recoger. En cambio, OSIRIS-REx reveló que Bennu posee una superficie rocosa cubierta de cantos rodados y otros peligros que presentarían nuevos desafíos para la recolección de muestras. Afortunadamente, OSIRIS-REx logró evitarlos.
¿Qué toca ahora? Las cosas aún no han terminado. Aunque la maniobra se realizó sin problemas, todavía no sabemos si OSIRIS-REx realmente recogió materiales suficientes para su futura investigación. La NASA necesita al menos 60 gramos, y hay un 30 % de posibilidades de que no haya podido obtener esa cantidad. De acuerdo a los análisis preliminares, Lauretta parece optimista y afirma que la maniobra fue "tan bien como había imaginado". Todavía debe realizar algunas pruebas para saber con precisión cuánto material se recogió, incluida una medición de la masa de muestra programada para el sábado. Si todo va según lo previsto, OSIRIS-REx guardará la muestra y abandonará la órbita de Bennu en primavera para entregar las muestras en la Tierra en 2023. En caso de que las cosas no hayan salido según lo previsto, la nave espacial tiene capacidad para intentarlo dos veces más y regresar para que ver qué tal le fue.