Además de la distancia de seguridad, las empresas podrían imponer controles de temperatura, chequeos de salud, test de diagnóstico y monitorización de movimientos para anticipar cualquier posible caso de coronavirus y minimizar las posibilidades de contagio pero, ¿cómo reaccionarán los empleados?
Cuando regresen a la oficina, los días de los trabajadores de Salesforce serán muy diferente a los de antes. La compañía de software, con sede en San Francisco (EE. UU.), que afirma que todos sus 49.000 empleados podrán seguir teletrabajando desde casa hasta el final del año. Pero a medida que los distintos países y regiones relajan sus reglas del confinamiento y la empresa va reabriéndose por fases, los empleados que tengan permiso para regresar empezarían su día iniciando sesión online para someterse a un chequeo diario de salud.
Se les preguntará si experimentan algún posible síntoma de coronavirus (COVID-19) y si han estado en contacto con alguien contagiado. Si superan esas preguntas, la aplicación les dará un margen de 30 minutos de tiempo para llegar a su lugar de trabajo, con el objetivo de evitar atascos de empleados en los ascensores.
La directora de Propiedad Inmobiliaria Global en Salesforce, Elizabeth Pinkham, detalla: "Nos dimos cuenta casi de inmediato de que había un punto problemático, y era el ascensor". Prolongar las horas de llegada de los empleados de la compañía, que suman más de 8.000 solo en San Francisco, fue "la única forma de manejar este enorme rompecabezas".
Los trabajadores deberán usar mascarillas al entrar al edificio, se comprobará su temperatura en un punto fijo sin contacto y pasarán su tarjeta de identificación para acceder a las plantas y los ascensores. Esta tarjeta también advertirá sobre las zonas por las que vayan y, por extensión, identificaran las personas con las que interactúen, en caso de que alguna dé positivo por COVID-19 más adelante.
En el ascensor, un letrero les recordará que no hablen con los pocos empleados con los que podrán subir al mismo tiempo. Finalmente, llegarán a una mesa de escritorio recién desinfectada, donde ya no habrá sillas adicionales. Allí, por fin podrán quitarse la mascarilla y ponerse a trabajar.
Bienvenido a un lugar de trabajo de la era del coronavirus.
A medida que el mundo avanza cuidadosamente hacia la reapertura de sus economías, las empresas de todo tipo están pensando en cómo rediseñar sus espacios, modificar sus procedimientos e implementar nuevas tecnologías para mantener a sus trabajadores con buena salud.
Las medidas básicas consisten en aumentar el espacio entre las mesas de trabajo, quitar sillas de las salas de conferencias, instalar superficies antimicrobianas, colocar escáneres térmicos, cambiar los sistemas de aire acondicionado, poner señales en el suelo y exigir rigurosos protocolos de limpieza. Pero algunas van aún más lejos: hay empresas que ofrecen o incluso requieren pruebas de diagnóstico de coronavirus para los trabajadores que regresan a sus oficinas, y usan sensores, conectores de USB y otras herramientas para garantizar que se mantengan a una distancia segura o para informarles si se han cruzado con algún compañero que ha dado positivo en la prueba de diagnóstico.
El éxito o el fracaso de estos experimentos en los lugares de trabajo ayudará a determinar lo seguro que es realmente volver a abrir las oficinas y lo rápido que la economía podría volver a ponerse en marcha. Pero algunos cambios radicales en los lugares de trabajo también generarán preocupaciones sobre la privacidad de los empleados y podrían suponer responsabilidades legales si los trabajadores se contagian a pesar de las precauciones.
Sensores, conectores de USB y tecnología sin contacto
La empresa de software de diseño Autodesk también ha decidido que los empleados pueden seguir trabajando desde casa hasta el final del año. Pero cuando las oficinas cumplan con los requisitos locales para la reapertura, empezará a traer de vuelta a los trabajadores poco a poco, probablemente priorizando algunos tipos de trabajo que requieren tareas más manuales como la programación de robótica, mecanización e impresión 3D.
Esta compañía estaba a punto de abrir un nuevo espacio de casi 11.000 metros cuadrados en San Francisco cuando el brote llegó a Estados Unidos. Según el vicepresidente de Espacios Laborales y Viajes de Autodesk, Stephen Fukuhara, ahora la empresa ahora usar ese sitio como un laboratorio piloto para las configuraciones de oficinas pensadas para proteger del coronavirus, para los procedimientos y tecnologías sin contacto, donde probará algunas ideas que se podrían implementar en sus oficinas.
La empresa está considerando muchas de las ideas de Salesforce, incluyendo el autoinforme de síntomas, los controles de temperatura y mesas de trabajo separadas. También está probando varias tecnologías nuevas, incluidas las puertas autodesinfectantes desarrolladas por Hacka Labs. Además, Autodesk está evaluando nuevas formas de usar las herramientas de VergeSense, que desarrolla sensores y software para analizar el movimiento de los trabajadores alrededor de las oficinas para detectar necesidades inmobiliarias o la disponibilidad de mesas de escritorio y salas de trabajo.
El director ejecutivo de VergeSense, Dan Ryan, subraya que los productos también permiten detectar algunas situaciones en las que los trabajadores se están acercando demasiado unos a otros, ya sea para alertar a los gerentes o para indicar que deberían cambiar los espacios para evitarlo. Afirma que casi todos sus clientes, como Genentech, Roche, Cisco y BP, están explorando la posibilidad de usar sus productos de esta manera mientras se preparan para reabrir.
Otras compañías están estudiando tecnologías adicionales para recomendar o garantizar el alejamiento social en las oficinas. Las posibilidades incluyen sistemas LIDAR, cámaras de seguridad con software de inteligencia artificial (IA) y conectores de USB inalámbricos que los trabajadores llevarían al cuello.
La empresa Estimote ha desarrollado dispositivos portátiles que vibran cuando los trabajadores se acercan demasiado. También informan sobre la interacción en caso de que alguno de esos empleados haya dado positivo por el virus. Si un trabajador está contagiado, otros empleados con los que esa persona entró en contacto cercano reciben una notificación e incluso se les podría pedir que se pongan en cuarentena, de acuerdo con los materiales comerciales de la compañía.
Pinkham de Salesforce explica que usarán datos de los identificadores junto con un nuevo producto de la compañía, Work.com, como una especie de herramienta de rastreo de contactos en el lugar de trabajo y un plan de respuesta si los empleados contraen el coronavirus.
La empresa informará a los trabajadores si han estado muy cerca de alguien que haya dado positivo por COVID-19, sin revelar la información de salud de los empleados específicos, y les pedirá que trabajen desde casa durante dos semanas. También se asegurará de que el empleado contagiado reciba la atención adecuada, notificará a otros trabajadores que estaban en el edificio y cerrará temporalmente una parte o la totalidad de la oficina en cuestión.
Salesforce empezó a ofrecer Work.com a sus clientes a principios de mayo, con un conjunto de herramientas e información diseñadas para ayudar a las empresas a reabrir sus oficinas.
Test de diagnóstico: ¿voluntarios u obligatorios?
Reunir a grandes grupos de personas en las próximas semanas y meses, incluso con las nuevas herramientas y procedimientos, creará un riesgo de brotes en los lugares de trabajo.
Dado el claro hecho de que las personas con COVID-19 pueden ser muy contagiosas incluso si muestran pocos síntomas o ninguno, un creciente número de empresas y expertos en salud argumentan que los planes de reapertura también deben incluir pruebas de diagnóstico de los trabajadores continuas y a gran escala.
"No se trata tanto de si las pruebas se volverán parte de las estrategias en el lugar de trabajo, sino más bien de cuándo y de cuáles serán las consecuencias", destaca el director de salud de Collective Health, Rajaie Batniji. Las medidas como los controles de temperatura pueden ser incluso más perjudiciales al dar una falsa sensación de confianza a trabajadores y empleadores, asegura.
Esta empresa de San Francisco, que gestiona los beneficios de salud para otras empresas, ha desarrollado un producto denominado Collective Go que, entre otras cosas, incluye protocolos sanitarios detallados para las empresas que quieren reactivarse. Realizado en colaboración con los investigadores de la Universidad Johns Hopkins, de la Universidad de California, San Francisco y otros lugares (todos en EE. UU.), las pautas incluyen cuándo y con qué frecuencia se deben someter a pruebas de diagnóstico los trabajadores en función del tipo de trabajo y la ubicación.
Su modelo encontró que la comprobación de síntomas y de la temperatura por sí sola deja un 90 % de posibilidades de brotes en un lugar de trabajo, mientras que el uso de mascarillas, el alejamiento social, las pruebas rutinarias y otras medidas en el protocolo de la compañía redujo esas posibilidades por debajo del 5 %. Collective Go incluye aplicaciones que permiten a los trabajadores programar las pruebas, que son gestionadas o procesadas por los socios de diagnóstico de la compañía.
Solo un puñado de empresas de EE. UU. ha afirmado abiertamente que tiene la intención de proporcionar directamente test coronavirus para sus empleados. Entre ellas figuran Amazon, la Liga Nacional de Béisbol, varios casinos de Las Vegas y la Escuela de Medicina Morehouse. Pero algunas encuestas recientes afirman que muchas compañías están considerando realizar las pruebas in situ (alrededor del 25 %, según Employer Health Innovation Roundtable, una organización especialidad en salud laboral) o ya las están haciendo o estudiado planes para hacerlo (36 %, según la organización Pacific Business Group on Health).
La compañía de diagnóstico Color de Burlingame, que procesa aproximadamente un tercio de las pruebas de COVID-19 en San Francisco, ya ha firmado acuerdos para proporcionar test para casi dos docenas de compañías, según la directora comercial de la compañía, Caroline Savello. (La Escuela Morehouse es el único cliente que la compañía quiso revelar). Algunas tienen la intención de ofrecer pruebas voluntarias a sus empleados; otras lo requerirán como una condición para regresar a su lugar de trabajo, asegura.
La Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo de EE. UU. ha declarado que los empleadores pueden requerir la realización de pruebas de diagnóstico, siempre que los test sean precisos y confiables y se administren por igual. Color ya está sometiendo a pruebas a sus propios trabajadores de laboratorio y tiene la intención de realizar los test de forma regular a todos sus 150 empleados cuando vuelvan a su trabajo.
El nuevo entorno laboral en la era pos-COVID
Lo que queda por ver es cómo responderán los trabajadores cuando las empresas les obliguen a hacerse las pruebas, informar sobre sus síntomas, ponerse mascarillas, usar conectores de USB y trabajar bajo la atenta mirada de los sensores que controlarán su temperatura o la proximidad con sus colegas.
Seguramente muchos verán estas medidas como necesarias y temporales para proteger su salud, así como la de sus compañeros de trabajo y de la comunidad. Pero las quejas y las protestas sobre los obstáculos a las libertades civiles impuestas por las órdenes de quedarse en casa sugieren que muchos otros no lo verán así.
Las empresas deberán limitar cuidadosamente el uso de datos, proteger la privacidad de la salud de sus trabajadores y revertir algunas medidas cuando el brote retroceda. Pero lograr un equilibrio adecuado será una lucha continua a medida que vayan cambiando los niveles de contagio, disminuyan y fluyan los temores sobre la salud, y los empleados se vayan cansando cada vez más de este austero nuevo mundo laboral.