El aislamiento y el miedo que sufren millones de personas a causa del coronavirus ha disparado el uso de aplicaciones y servicios telemáticos de salud mental y bienestar. Este cambio podría impulsar la adopción de la telemedicina y desestigmatizar la psicología y los tratamientos contra la ansiedad y la depresión
La pandemia de coronavirus (COVID-19) ha obligado a millones de personas nos aislemos (incluso algunos dentro de la misma casa) de aquellos con quienes interactuamos todos los días: compañeros de trabajo, amigos y familiares. Si a eso se le añade el miedo existencial y el amenazante e incierto futuro, es comprensible que los niveles de ansiedad de la gente estén aumentando.
Por eso no es de extrañar que, en el último mes, haya crecido el uso de las aplicaciones de salud mental, que van desde la meditación y bienestar como Headspace y Sanvello hasta plataformas de teleterapia como Talkspace.
La directora científica de Headspace, Megan Jones Bell, afirma que el número de usuarios que buscan contenido específico sobre el estrés se ha duplicado. La compañía ha lanzado una propuesta gratuita de meditaciones llamada "Weathering the Storm", creada específicamente para enfrentarse a esta crisis.
La aplicación de salud mental Sanvello ha respondido de forma parecida, lanzando su contenido especial también de forma gratuita. La directora médica de Sanvello, Monika Roots, asegura que el rastreador de estados de ánimo de esta aplicación empezó a notar "menciones" de las palabras "COVID-19" y "coronavirus" el 22 de enero, el día en el mismo que el presidente de EE. UU., Donald Trump, le dijo a CNBC que el virus estaba "totalmente bajo control". Hasta el 16 de febrero, "las menciones sobre él [coronavirus] aumentaron un 157 % por semana [desde la semana anterior]", explica Roots, y añade: "En la última semana de febrero, subieron un 509 %. Y en la semana del 9 de marzo, las menciones aumentaron un 605 % con respecto a la semana anterior".
La psicóloga de Nueva York (EE. UU.) Amy Cirbus, que ofrece sus servicios a través de Talkspace, resalta que su volumen de usuarios ha aumentado un 25 % desde el mes pasado, lo que atribuye a los temores sobre el coronavirus. La experta destaca: "La gente está preocupada por cómo les afectará a ellos y a sus familias, y también por cómo lidiar con las nuevas reglas y el aislamiento social".
Este aumento podría cambiar radicalmente la visión de la salud mental y de los servicios telemáticos incluso después de que la pandemia desaparezca. La directora médica de la plataforma de teleterapia AbleTo, Reena Pande, que cuenta con más de 700 médicos en Estados Unidos, afirma: "Creo que esto cambiará fundamentalmente la opinión que las personas tienen sobre la telesalud en general". Afirma que la semana pasada, las peticiones para conectar con un profesional han aumentado un 25 %.
Pero, aunque las aplicaciones de salud mental facilitan el acceso a consejos y a la atención, ¿son tan buenas como el asesoramiento tradicional en persona? "Estas aplicaciones ayudan a aumentar la atención o ampliarla", opina el director de psiquiatría digital del Centro Médico Beth Israel Deaconess, afiliado a la Universidad de Harvard (EE. UU.), John Torous. El experto añade: "Cuando se usan como herramientas independientes en forma de intervenciones individuales, hay bastantes pruebas de metanálisis que sugieren que podrían no ser tan efectivas o que resultan insuficientes como un único tratamiento".
Un estudio de 2012, publicado en JAMA, encontró que tanto los pacientes que recibieron terapia cognitivo-conductual por teléfono como los que se reunieron con un terapeuta cara a cara mejoraron su estado de depresión, pero con diferencias. Mientras el mayor número de personas del grupo de la terapia telefónica seguía con la terapia, una mayor proporción de ellas había vuelto a caer en la depresión seis meses después. El grupo de terapia en persona mostró una tasa ligeramente más baja de seguimiento de la terapia, pero fue más resistente.
Otro problema consiste en que a los usuarios les cuesta confiar en la eficacia de una aplicación. Muchas aplicaciones de salud mental se comercializan citando estudios científicos. "Pero estos estudios suelen ser de menor calidad, así que es como comparar manzanas con naranjas", opina Torous. Eso no quiere decir que las aplicaciones sean dañinas, pero su comercialización podría ofrecer promesas excesivas. Un estudio de 2019, publicado en el Journal of Medical Internet Research descubrió que menos del 2 % de las afirmaciones de los creadores de las aplicaciones se basaban en pruebas, y que más del 50 % de las promesas sobre el alivio de la ansiedad o la depresión no tenían fundamento. El experto añade: "Muchas de ellas aseguran que se basan en la terapia cognitivo-conductual. Pero no sabemos cómo la interpretan. Es como decir '¡Si le gustó el libro, la película le va a encantar!'"
Lo que sí hay son algunas pruebas de que las aplicaciones con un ser humano al otro lado podrían ser bastante efectivas. Un estudio de 2019 descubrió que cuando una aplicación incluía una terapia u otra interacción con otra persona, las tasas de participación aumentaban y las personas encontraban más beneficios que si simplemente escucharan una grabación o monitorizaban su estado de ánimo, concluye Torous.
Todavía no está claro cuál será el futuro de la atención de la salud mental en un mundo donde la cuarentena podría durar meses y la única forma en la que podremos conectarnos con otros sería a través de un dispositivo digital. Los teléfonos inteligentes no solo representan una posible puerta de entrada a la atención de la salud mental; también podrían transformar radicalmente lo que significa acudir a una consulta médica.
Esta situación también podría ayudar a que alguien que de otro modo no se hubiera sentido cómodo buscando atención de salud mental se decida a hacerlo por primera vez a través de un dispositivo digital. En un momento tan estresante, eso podría ser suficiente. Torous concluye: "Creo que este podría ser el momento en la historia de la psiquiatría en el que veremos un aumento en el acceso de las personas a la atención de salud mental".