El futuro de la industria estará dominado por lanzamientos regulares de cohetes pagados por distintas empresas que se las ingeniarán para maximizar la carga que envíen a la órbita. Bajo este esquema, los satélites que se lancen serán mucho más pequeños ya que podrán 'bajarse' más cerca de su destino
Si queremos coger un autobús para salir de la ciudad, el horario nos dirá cuándo sale el próximo. Compramos el billete y el autobús sale a su hora, esté lleno o casi vacío. Luego hace su ruta, y los pasajeros se van bajando durante el camino. Y al parecer, así será el futuro de los lanzamientos espaciales.
El modelo de "viajes compartidos" en órbita, en el que las empresas compran una plaza en cohetes que se lanzan en un horario regular, va a revolucionar la industria. SpaceX ya ha programado una misión de viaje compartido a la órbita para el próximo marzo y planea realizar este tipo de misiones una vez al mes. Arianespace, la empresa multinacional de vuelos espaciales, planea realizar un viaje compartido a la órbita terrestre baja en mayo y a la órbita geoestacionaria (GEO) en 2022. Otras compañías como Rocket Lab y Spaceflight también están organizando sus propios viajes compartidos. "Son la clave para avanzar en la industria satelital", opina la directora de Tecnologías de Satélites Pequeños en el Laboratorio de Dinámica Espacial en Logan, Utah (EE. UU.), Asal Naseri.
Los lanzamientos compartidos no son un concepto nuevo. La NASA lleva casi 30 años lanzando su propia versión desde el transbordador espacial. Pero, hasta ahora, los vuelos compartidos solo implicaban añadir algunas cargas útiles menores a las misiones más grandes, cuyos costes de lanzamiento ya estaban pagados.
Hasta hace poco, estas cargas útiles también eran poco comunes. Pero a medida que la industria espacial ha intentado maximizar la inversión, las cargas secundarias se han convertido en la norma. Mientras tanto, la proliferación de pequeñas empresas de satélites ha alentado a los proveedores de lanzamientos a pensar en los beneficios de enviar muchas cargas útiles pequeñas en una sola misión, con varios clientes para cubrir el coste del lanzamiento entre todos.
Para las compañías satelitales, este modelo ofrece ventajas frente a la opción de acoplarse en un viaje como carga útil secundaria. "A los proveedores de satélites les gustan los viajes compartidos porque obtienen un mejor servicio", asegura el ingeniero de vuelos espaciales en la Universidad Estatal de Utah Charles Swenson. Pueden desplegar sus satélites en las "paradas" orbitales específicas a lo largo de la ruta de la misión, están más involucrados en la creación de las estrategias de la misión y les resulta más fácil que se cumpla cualquier solicitud especial que puedan tener.
Los lanzamientos compartidos, a su vez, están afectando a los diseños de satélites por parte de sus fabricantes. En lugar de lanzar un puñado de satélites potentes y caros para una sola aplicación, ahora diseñan grandes constelaciones de cientos, o incluso miles, de satélites más pequeños para hacer el mismo trabajo. Además, han empezado a pensar en cómo construir un satélite que se ajuste de forma cómoda y segura a las cargas útiles de viajes compartidos junto a muchos otros objetos. Swenson lo compara con la forma en la que los contenedores de acero revolucionaron la industria naviera al obligar a los clientes a elaborar estrategias para llenar una gran caja rectangular con todos sus productos. La gente empezó a fabricar productos apilables, con máxima eficiencia de espacio y seguridad para enviarlos dentro de estos contenedores estándar.
El mayor impacto que podrían generar los viajes espaciales compartidos reside en abaratar y facilitar el envío de satélites a órbitas más altas y extensas. Los lanzamientos tradicionales no despliegan las cargas útiles directamente en las regiones como la GEO. Al igual que un autobús que se detiene a unos cuantos kilómetros de nuestro destino exacto, esos lanzamientos suelen dejar los satélites en órbitas más bajas, y ellos deben abrirse camino utilizando sistemas de propulsión a bordo, que son costosos y voluminosos, o tan débiles que son incapaces de llevar el satélite a su órbita objetivo hasta meses más tarde.
Pero un lanzamiento compartido hacia la GEO, como el que hará la misión GO-1 de Arianespace en 2022, elimina la necesidad de sistemas de propulsión pesados y costosos. El presidente de la filial estadounidense de Arianespace, Wiener Kernisan, explica: "Esperamos poder ofrecer algo como la misión GO-1 al menos una vez al año". Y afirma que ya ha escuchado que algunos clientes tienen ganas de construir satélites GEO con pesos de entre solo 270 y 500 kilogramos, algo generalmente inaudito para los satélites que entran en una órbita tan alta. Además, cree que algunos fabricantes podrían conseguir pesos de hasta solo 150 kilos.
Las compañías de telecomunicaciones que dependen de los sistemas basados en la GEO querrán aprovechar estos ahorros. Pero compartir viajes también podría tener otras aplicaciones útiles. Los satélites de observación de la Tierra como la constelación de la calidad del aire geoestacionario de la NASA, que se lanzará en los próximos años, podrían reducirse para ser más ligeros. A la mayoría de los experimentos científicos se les ha impedido llegar a GEO debido a los altos costes, pero eso ahora podría cambiar. Por ejemplo, Swenson participa en una misión experimental de la NASA llamada Excited que quiere lanzar varios satélites en una alta inclinación orbital para estudiar las interacciones de plasma en la ionosfera y la termosfera. Estos satélites deberám estar orientados en forma de "L", y Swenson cree que un lanzamiento compartido podría fácilmente dejar estos satélites en esa formación.
Por supuesto, también existen desafíos para lograr que los lanzamientos compartidos funcionen. Preparar, almacenar y gestionar media docena o más satélites para un solo lanzamiento requiere mucho trabajo. Del mismo modo que algunas personas pierden su autobús, algunos clientes satelitales podrían perder su lanzamiento. Podría ser bastante fácil, según Swenson, perder la noción de qué satélite es de quién cuando hay múltiples despliegues en un momento dado.
Sin embargo, Kernisan opina que "para que las empresas sigan avanzando, debemos encontrar nuevas soluciones". Los proveedores de servicios de lanzamiento como Arianespace y SpaceX ya están pensando en diseñar los propulsores de la etapa superior para que se activen y desactiven para incluir las rutas de misiones compartidas más complejas y dejar las cargas útiles en órbitas más extremas.
Y aunque los viajes compartidos adoptan un enfoque único para todos, algunos servicios necesitarán personalizar las misiones para los clientes que estén dispuestos a pagarlo. Naseri especialmente quiere ver si los proveedores de lanzamiento pueden garantizar la liberación segura de una gama más diversa de cargas útiles. La experta concluye: "Ya estamos viendo una demanda de nuevas innovaciones por parte de los clientes. El mercado de viajes espaciales compartidos ya está aquí, y ha venido para quedarse".