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Nico Ortega

Tecnología y Sociedad

Los tres obstáculos que la renta básica universal debe superar en 2019

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Las pruebas piloto de renta básica universal más prometedoras están sufriendo retrasos y recortes. Los cambios de Gobierno, las dificultades de financiación o la incompatibilidad con otras ayudas hacen que la implantación de proyectos para garantizar ese ingreso mínimo sea complejo

  • por Erin Winick | traducido por Ana Milutinovic
  • 15 Enero, 2019

A Silicon Valley (EE. UU.) le encanta la idea de la renta básica universal. De hecho para muchos miembros de las élites tecnológicas es una solución a la pérdida de empleo causada por la automatización, si le dieran una oportunidad.

La idea es que todos los ciudadanos reciban una cantidad fija de dinero del Gobierno para los alimentos, la vivienda y la ropa, sin tener en cuenta los ingresos o la situación laboral. Este subsidio mínimo se podría complementar con los salarios profesionales. Los defensores afirman que eso ayudaría a combatir la pobreza dando a las personas la flexibilidad para encontrar trabajo y fortalecer su red de seguridad. Además, creen que ofrece una manera de apoyo a las personas que podrían verse afectadas negativamente por la automatización.

Lograr que las se involucren con la renta básica requiere datos, y es lo que varias pruebas han estado tratando de obtener. Pero este año, algunos experimentos se interrumpieron, se retrasaron o terminaron antes del tiempo. Eso también significa que el aporte de datos sufrió recortes.

En junio del año pasado escribimos Para que la renta básica sea un éxito, siga el ejemplo de Canadá. Hablamos in situ con las 4.000 personas de Ontario (Canadá) que recibían los cheques y que formaban parte de la prueba y vimos cómo estaba cambiando la comunidad. Luego, solo dos meses después, se comunicó que el programa terminaría en el próximo año en lugar de continuar durante tres años. Los últimos cheques serán entregados a los participantes en marzo de 2019.

Hemos estado un tiempo esperando los datos sobre la renta básica. En 2016, MIT Technology Review señaló  "puede que en 2017 descubramos si la renta básica universal es una buena idea" (ver La renta básica universal pasa de la teoría a la práctica con pequeños proyectos piloto). Había dos pruebas principales que estábamos esperando. En primer lugar, el prometedor programa de renta básica de Finlandia, que tuvo mucha publicidad cuando se lanzó en 2017 (ver Finlandia empieza a probar la renta básica universal). Después, en 2018, se reveló que el programa ya no se extendería más allá de su período de prueba original. En segundo lugar, otro ensayo, el de la incubadora tecnológica Y Combinator, también ha tenido retrasos, y el experimento se ha pospuesto para 2019.

Eso no quiere decir que todas las pruebas de la renta básica universal se hayan hundido. Solo en América del Norte hay dos programas que han estado funcionando durante más de 20 años. Otros países, por ejemplo Kenia, también tienen sus propias pruebas de gran repercursión en curso. Pero los problemas en los casos de Ontario, Finlandia e Y Combinator ilustran la problemática que los programas de la renta básica enfrentan constantemente.

Programas de renta básica, subvenciones en curso y  propuestas en América del Norte

Fuente: Laboratorio de la Renta Básica de Stanford (Stanford Basic Income Lab)

Problema número 1: La política

En Finlandia, la prueba se mantuvo relativamente a pequeña escala, probablemente como resultado de un Gobierno conservador que, según los fundadores del think-tank Parecon Finland, "no tenía la intención de experimentar adecuadamente con la Renta Básica Universal (RBU)", considerándola "condenada desde el principio".

El programa de Ontario fue suprimido por el Gobierno conservador recién llegado a poder de la provincia. El programa fue lanzado inicialmente por el anterior Gobierno liberal, por lo que siempre existía una preocupación inminente de que no sobreviviría a las elecciones. Los cambios políticos dificultan el mantenimiento de estas pruebas a menos que la forma en la que están diseñadas sea algo que ambas partes puedan aceptar.

Problema número 2: Financiación

Como pueden imaginar, dar dinero gratis cuesta caro. Las pruebas privadas deben contar con unos donantes generosos y, a menudo, cuesta obtener el dinero necesario. Y Combinator ha tenido que recaudar casi 53 millones de euros de individuos, fundaciones nacionales y grupos filantrópicos locales. Se ha dicho que la prueba no comenzaría hasta que se obtuviera toda la financiación. Los proyectos gubernamentales, por otro lado, tienen que contar con el apoyo de los ciudadanos que pagan impuestos y de los políticos. La ministra de servicios sociales de Ontario, Lisa MacLeod, mencionó el alto coste del proyecto (150 millones de dólares (132 millones de euros) en dólares canadienses) como la razón de los recortes y expresó que eso "claramente no era la solución para las familias de Ontario".

Problema número 3: Interrumpir las ayudas existentes

"A los líderes de este programa piloto les preocupa que los beneficiarios puedan terminar realmente peor a largo plazo por recibir estos ingresos básicos, al no poder solicitar otros programas sociales, por ejemplo", explica la socia del Laboratorio de la Renta Básica de Stanford Catherine Thomas. Para evitarlo, han tenido que trabajar con agencias municipales y estatales para obtener exenciones para los beneficiarios de este programa piloto. Pero eso requiere mucho tiempo y burocracia. "Y Combinator Research se retrasó por haber trabajado con agencias del Gobierno local para obtener exenciones y por haber buscado opciones bancarias no abusivas ni demasiado complicadas para las personas de ingresos bajos", cuenta Thomas. Finlandia también ha enviado mensajes contradictorios a lo largo de la prueba con respecto a su postura sobre las prestaciones para las personas desempleadas.

Por otro lado, el candidato demócrata para las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020, Andrew Yang, cree que los experimentos ya realizados son suficientes para demostrar que la renta básica puede tener éxito. "Es un error pensar que no tenemos información sobre esto. Sí que la tenemos", afirrmó a MIT Technology Review (ver La renta básica universal es lo más efectivo que podemos hacer). "Se han implementado muchos programas relacionados con la renta básica en las últimas décadas".

Tiene razón en que esta no es una idea nueva: varios programas llevan funcionando desde hace tiempo, incluido el Fondo de Dividendo Permanente de Alaska, que lleva proporcionado datos sobre la renta básica desde 1982. El economista conservador Milton Friedman apoyó una versión anterior de la idea en la década de 1960, y tanto Richard Nixon como su oponente demócrata, George McGovern, apoyaron alguna versión de esta idea durante la campaña de 1972. Fue un caso raro de apoyo de entre ambos partidos.

Para sus defensores, que son muchos, particularmente en Silicon Valley, la renta básica universal es una idea radical que no solo aliviará la pobreza, sino que también paliará los efectos de una mayor automatización. Pero para otros, conlleva la posibilidad de reducir la fuerza laboral o hacer que los más pobres de la sociedad salgan perdiendo.

Esta discrepancia no se puede discutir tan fácilmente. La única forma en la que la idea podría ser aceptada a un nivel significativo a gran escala es con más datos y pruebas más amplias. Sin eso, no importa cuánto apoyo reciba de Silicon Valley, parece poco probable que la sociedad, al menos en EE. UU., la acepte.

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