Nakeema Stefflbauer solo llevaba un par de años viviendo en Berlín (Alemania) cuando, en 2015, un gran número de refugiados de países como Siria e Irak empezaron a llegar a Alemania. Esta neoyorquina, familiarizada con la cultura árabe y de Oriente Medio debido a sus viajes por la región, decidió ofrecerse como voluntaria para apoyar a los recién llegados. Stefflbauer recuerda que los refugiados con las que interactuaba se mostraban agradecidos de hablar con alguien que "entendía su sociedad, a diferencia de la perspectiva alemana general de que estaban rezagados y apenas conocían la tecnología moderna".

A Stefflbauer, que había ocupado varios puestos tecnológicos antes de mudarse a Berlín en el año 2013, le molestó enseguida lo que vio cuando trabajaba con una organización cuya misión era conectar a los refugiados con la comunidad tecnológica: sentía que el grupo pasaba por alto a las mujeres refugiadas en sus esfuerzos de divulgación. "Me frustré. A las personas que lideraban ese esfuerzo no les importaba el desequilibrio de género en la tecnología o en su programa, siempre que tuvieran a refugiados en sus fotos", admite la experta. 

Stefflbauer decidió tomar cartas en el asunto y comenzó a visitar los centros de refugiados de toda la ciudad para encontrar a mujeres interesadas en aprender habilidades tecnológicas. Con una pequeña cohorte inicial de mujeres, Stefflbauer creó una nueva organización no gubernamental para ayudar a las mujeres de zonas infrarrepresentadas a entrar en la industria tecnológica de Berlín.

Al igual que otros centros tecnológicos, Alemania tiene varios desafíos relacionados con la raza y la diversidad. Según un estudio nacional, más de la mitad de los fundadores de start-ups  de primera generación encuestados afirmaron haber tenido experiencias racistas, según un estudio nacional. En el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones alemán, la proporción de mujeres en puestos directivos en el desarrollo de software y la programación es solo del 9%. "Las empresas hablan de diversidad, competitividad e innovación.  Pero ¿cómo y qué están innovando cuando todos se parecen y hablan igual?", pregunta Stefflbauer. 

La iniciativa fue denominada FrauenLoop ("círculo de la mujer", que hace referencia a la idea de que las mujeres se quedan fuera del círculo en el mundo de la tecnología), y ha crecido de manera constante desde su fundación en 2016. Stefflbauer es la CEO de la organización y ha forjado relaciones con varias empresas, incluidas GitHub, EcoVadis y Taxfix, que donan fondos y organizan talleres. FrauenLoop ahora tiene un grupo central de unos 30 mentores, y cada año unas 150 mujeres participan en los cursos en áreas como desarrollo web, ciencia de datos y automatización de pruebas de software. La organización también ofrece apoyo para la búsqueda de empleo, así como consejos sobre cómo navegar y prosperar en lo que Stefflbauer llama el entorno "no utópico" del empleo tecnológico.

Así, mujeres de casi 40 nacionalidades han participado en el programa. Stefflbauer destaca los ejemplos de participantes que han encontrado trabajos bien remunerados en la industria, incluidas siete antiguas aprendices que se unieron a la empresa alemana SAP.  De las 50 mujeres que completan cada año el programa de 12 meses de esta organización, entre 10 y 15 acaban contratadas para puestos de tiempo completo, según Stefflbauer. "Llevar a cabo un seguimiento de las mujeres después de la formación es clave para mí", afirma la CEO.

Los números de FrauenLoop pueden parecer pequeños en comparación con la escala de los desafíos de la diversidad tecnológica enBerlín. Pero Sarah Chander, asesora principal de políticas del grupo European Digital Rights de Bruselas (Bélgica), indica que la organización ha estado realizando un trabajo valioso. "FrauenLoop ha sido una de las pocas iniciativas de inclusión tecnológica centradas en mujeres racializadas y marginadas", "Su trabajo ha sido vital en un mundo donde empresas tecnológicas han excluido sistemáticamente e incluso perjudicado a las mujeres de color", señala la experta. Chander resalta que espera que la influencia de FrauenLoop se extienda más ampliamente por Europa. 

Stefflbauer trabaja para la Bunderverband Deutsche Startups (Asociación Alemana de Start-ups) y está escribiendo un libro con relatos en primera persona de mujeres negras en posiciones destacadas en las industrias tecnológicas internacionales como parte de su objetivo más amplio de impulsar el cambio. Así concluye: "Por más importante e impactante que sea el sector a escala mundial, debería ser un lugar para que todos nosotros nos veamos reflejados, aceptados y satisfaciendo nuestras aspiraciones".