Las primeras herramientas litográficas eran bastante sencillas, pero las tecnologías que producen los chips actuales son los inventos más complejos de la humanidad
Organizaciones sin ánimo de lucro y grupos académicos trabajan para ayudar a las regiones vulnerables al clima a participar en el debate mundial sobre geoingeniería climática
La inteligencia artificial generativa y su impacto en la sociedad marca la segunda jornada del DES2023
Meredith Broussard argumenta que la aplicación de la IA a profundos problemas sociales ya está produciendo resultados desastrosos
Desarrollar modelos entrenados con datos racistas o sexistas, utilizar datos de personas fallecidas para crear vídeos falsos y tomar decisiones basadas en los criterios de un algoritmo. La presidenta de OdiseaIA, Idoia Salazar, y la fundadora de The Ethical Tech Society, Lorena Jaume-Palasí, debaten sobre los riesgos de la IA y la forma de abordarlos en el cuarto episodio del pódcast 'Constante Futuro'
Las empresas ya cuentan con los instrumentos necesarios para evaluar sus impactos más profundos en el tejido social y podrían usarlos para mitigar los efectos nocivos
El Gobierno lanzó una web para ofrecer cuatro pruebas sin coste a cada domicilio, pero los bloques de apartamentos figuran como dirección única y muchas de las personas más necesitadas carecen de internet, lo que afecta a los colectivos más vulnerables. La Administración no reconoce su error
La desregulación financiera, el antisindicalismo, el valor accionista como mayor objetivo de los negocios y la globalización de las cadenas de suministro han dejado atrás a pequeñas ciudades que fueron prósperos centros de fabricación, con igualdad y empleos de calidad. Alguien tiene que arreglarlo
Las plataformas han acelerado y escalado la desinformación, pero el problema es inherentemente humano. Y, mientras los responsables, mayoritariamente hombres blancos, siguen sin tomar medidas enérgicas, QAnon, los antivacunas y las campañas coordinadas de acoso siguen floreciendo
Muchísimas partes de la web dependen de programas de código abierto protegidos por informáticos que los vigilan y arreglan prácticamente a cambio de nada, sin que nadie reconozca ni agradezca su labor crítica. Gigantes como Google y Twitter usan estos programas sin contribuir a su funcionamiento