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El gigante tecnológico policial Flock Safety ofrece ahora sus drones también a la seguridad del sector privado tras años reservados a los departamentos de policía, según ha anunciado hoy la tecnológica, que ahora apunta a potenciales clientes como empresas interesadas en frenar los hurtos en tiendas.

Las empresas estadounidenses ya pueden instalar las estaciones de aterrizaje para drones de Flock en sus centros. Si la empresa cuenta con una exención de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) para volar más allá del alcance visual (cada vez es más fácil obtenerlas  ), su equipo de seguridad puede volar los drones dentro de un radio determinado, que suele ser de unos pocos kilómetros.

«En lugar de una llamada al 911 [que activa el dron], se trata de una alarma», explica Keith Kauffman, antiguo jefe de policía que ahora dirige el programa de drones de Flock. «Sigue siendo el mismo tipo de respuesta».

Kauffman explicó cómo podría funcionar el programa de drones en el caso de los robos en tiendas: si el equipo de seguridad de una tienda como Home Depot, por ejemplo, viera a unos ladrones salir de la tienda, se podría activar el dron, equipado con cámaras, desde su estación de acoplamiento en el tejado.

«El dron sigue a las personas. Las personas se suben a un coche. Pulsas un botón», dice, «y rastreas el vehículo con el dron, que simplemente sigue al coche».

Las imágenes de vídeo de ese dron podrían enviarse al equipo de seguridad de la empresa, pero también podrían transmitirse automáticamente directamente a los departamentos de policía.

La empresa afirma que está en conversaciones con grandes minoristas, pero aún no ha firmado ningún contrato. La única empresa del sector privado que Kauffman ha nombrado como cliente es Morning Star, una procesadora de tomates de California que utiliza drones para proteger sus instalaciones de distribución. Flock también promocionará los drones en campus hospitalarios, almacenes e instalaciones de petróleo y gas.

Cabe señalar que la FAA está elaborando actualmente nuevas normas sobre cómo concede la autorización a los pilotos que vuelan drones fuera del campo de visión, y no está claro si el caso de uso de Flock estaría permitido según las directrices propuestas actualmente.

La expansión de la empresa al sector privado sigue la estela del auge de los programas puestos en marcha por los departamentos de policía de todo el país para desplegar drones como primeros intervinientes. En dichos programas, las fuerzas del orden envían drones al lugar de los hechos para proporcionar imágenes más rápidamente de lo que tardaría un agente en llegar allí.

Flock ha liderado sin duda esta iniciativa, y los departamentos de policía han reivindicado el logro de éxitos gracias al uso de drones, como el suministro de provisiones a un niño perdido en las montañas de Colorado. Pero los programas también han suscitado preocupaciones sobre la privacidad, inquietudes sobre un exceso de vigilancia policial en barrios marginales y demandas judiciales en las que se acusa a los departamentos de policía de impedir el acceso público a las imágenes captadas por los drones.

Otras tecnologías que ofrece Flock, como los lectores de matrículas, han sido objeto de críticas recientemente por la facilidad con la que las agencias federales de inmigración de EE UU, incluidas ICE y CBP, pueden consultar los datos recopilados por los departamentos de policía locales en el marco de los esfuerzos de deportación masiva del presidente Trump.

La expansión de Flock hacia la seguridad del sector privado es «un paso lógico, pero en la dirección equivocada», afirma Rebecca Williams, estratega sénior de la unidad de privacidad y gobernanza de datos de la ACLU.

Williams alegó una creciente erosión de las protecciones de la Cuarta Enmienda, que impide los registros y confiscaciones ilegales, en la era digital, debido a que el Gobierno puede comprar datos privados que, de otro modo, necesitaría una orden judicial para obtener. La legislación propuesta para frenar esa práctica se ha estancado, y la expansión de Flock al sector privado agravaría el problema, afirma Williams.

«Flock es ahora el Meta de la tecnología de vigilancia», afirma Williams, refiriéndose a la cantidad de datos personales que la empresa ha adquirido y monetizado. «Esta expansión es muy preocupante».