Skip to main content

Los fármacos para perder peso han vuelto a ser noticia la semana pasada. Primero, supimos que Eli Lilly, la compañía detrás de Mounjaro y Zepbound, se convirtió en la primera empresa sanitaria del mundo en alcanzar una valoración de un billón de dólares. 

Estos dos medicamentos, recetados para la diabetes y la obesidad respectivamente, están generando miles de millones en ingresos para la compañía. Otros fármacos agonistas de GLP-1 (una clase que incluye Mounjaro y Zepbound, con el mismo principio activo) también han sido aprobados para reducir el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular en personas con sobrepeso. Muchos esperan que estos aparentes fármacos milagro puedan tratar trastornos neurológicos e incluso adicciones.  

Pero esta semana también supimos algo decepcionante: los medicamentos GLP-1 no parecen ayudar a las personas con enfermedad de Alzheimer. Además, quienes dejan de tomarlos al quedarse embarazadas pueden experimentar aumentos de peso potencialmente peligrosos durante la gestación. A esto se suma la preocupación de algunos investigadores por el uso posparto para perder el peso del embarazo sin conocer los riesgos. 

Todo esto debería recordarnos que aún hay mucho que desconocemos sobre estos fármacos. Hoy repasamos las preguntas que siguen abiertas en torno a los agonistas de GLP-1. 

Un breve repaso. El péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) es una hormona producida en el intestino que ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre. Pero también parece tener efectos en todo el organismo. Se han encontrado receptores a los que se une el GLP-1 en múltiples órganos y en el cerebro, explica Daniel Drucker, endocrinólogo de la Universidad de Toronto que lleva décadas estudiando esta hormona. 

Los fármacos agonistas de GLP-1 imitan la acción de esta hormona. Se han desarrollado varios, como semaglutida, tirzepatida, liraglutida y exenatida, con nombres comerciales como Ozempic, Saxenda y Wegovy. Algunos se recomiendan para personas con diabetes.  

Pero como también parecen suprimir el apetito, se han convertido en populares aliados para perder peso. Y los estudios han hallado efectos inesperados: mejoras en la salud mental, menor inclinación a fumar o beber alcohol, e incluso un aumento en el crecimiento de células cerebrales en animales de laboratorio. 

Hasta aquí, todo prometedor. Pero persisten varias zonas grises. 

¿Son buenos para el cerebro? 

Novo Nordisk, competidor de Eli Lilly, fabrica los fármacos GLP-1 Wegovy y Saxenda. La compañía probó recientemente una semaglutida oral en personas con Alzheimer y deterioro cognitivo leve. El ensayo, con placebo, incluyó 3.808 voluntarios. Lamentablemente, el fármaco no pareció retrasar la progresión de la enfermedad en quienes lo tomaron. 

La noticia fue un duro golpe para la comunidad científica. “Fue devastador”, admite Drucker. Aunque, en el fondo, no esperaba una “victoria clara”. El Alzheimer ha demostrado ser extremadamente difícil de tratar y, cuando se diagnostica, el daño ya está muy avanzado. 

Aun así, Drucker no pierde del todo la esperanza. Las investigaciones sugieren que el GLP-1 reduce la inflamación cerebral, mejora la salud de las neuronas y favorece la comunicación entre regiones del cerebro. Todo indica que los fármacos deberían beneficiar al cerebro, afirma. Todavía existe la posibilidad de que ayuden a prevenir el Alzheimer en personas cognitivamente sanas. 

¿Son seguros antes, durante o después del embarazo? 

Otros estudios publicados esta semana plantean dudas sobre los efectos de los GLP-1 en torno al embarazo. Actualmente, se aconseja dejar el tratamiento dos meses antes de concebir. En parte porque algunos estudios en animales sugieren riesgos para el desarrollo fetal, pero sobre todo porque no se ha investigado su impacto en embarazadas. 

En la población general, se sabe que muchas personas recuperan gran parte del peso perdido al dejar estos fármacos. Así que no sorprende que un estudio publicado en JAMA esta semana detectara un efecto similar en embarazadas. 

El trabajo halló que quienes habían tomado estos medicamentos ganaron unos 3,3 kilos más que las demás. También parecían tener un riesgo ligeramente mayor de diabetes gestacional, trastornos de la presión arterial e incluso parto prematuro. 

Suena bastante preocupante. Pero otro estudio publicado en agosto llegó a la conclusión opuesta: observó una reducción del riesgo de esos problemas entre mujeres que habían tomado los fármacos antes de quedarse embarazadas. 

Si te preguntas cómo interpretar todo esto, no eres la única persona. Nadie sabe realmente cómo deberían usarse estos medicamentos antes del embarazo (ni durante, dicho sea de paso). 

Otro estudio difundido esta semana reveló que en Dinamarca cada vez más personas recurren a los GLP-1 en el posparto para perder el peso ganado durante la gestación. Drucker me comenta que, de forma anecdótica, recibe muchas consultas sobre este posible uso. 

Pero el posparto es un periodo complejo. Es una etapa de enormes cambios físicos y hormonales que incluye el vínculo con el bebé, la lactancia e incluso una especie de »reconfiguración» del cerebro. No tenemos idea de si, o cómo, los GLP-1 podrían afectar a todo eso. 

¿Cómo y cuándo se pueden dejar estos fármacos con seguridad? 

Otro estudio publicado esta semana (sí, los GLP-1 son uno de los temas más candentes en la medicina actual) analizó qué ocurre cuando se interrumpe el tratamiento con tirzepatida (comercializada como Zepbound) para la obesidad.  

Los participantes tomaron el fármaco durante 36 semanas; después, la mitad continuó con el tratamiento y la otra mitad pasó a un placebo durante 52 semanas más. En esas primeras 36 semanas, el peso y la salud cardiovascular mejoraron. Pero al final del estudio, la mayoría de quienes habían cambiado al placebo recuperaron más del 25% del peso perdido. Uno de cada cuatro recuperó más del 75%, y un 9% terminó con más peso que al inicio. Su salud cardíaca también empeoró. 

¿Significa esto que hay que tomar estos medicamentos para siempre? Los científicos tampoco tienen respuesta para eso. Ni para saber si es seguro hacerlo de forma indefinida. La respuesta podría depender de la persona, su edad, su estado de salud o el motivo por el que usa el fármaco. 

Hay otras zonas grises. Los GLP-1 parecen prometedores para tratar adicciones, pero aún no sabemos cuán eficaces son. Tampoco conocemos los efectos a largo plazo en niños que los toman. Ni las consecuencias que podrían tener en personas con peso saludable que los usan para adelgazar. 

A principios de este año, Drucker recibió un Breakthrough Prize in Life Sciences en una glamurosa gala en California. “Todas estas celebridades de Hollywood se me acercaban y me decían «muchísimas gracias»”, cuenta. «Muchas de esas personas no necesitan estar tomando estos medicamentos».