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Tecnología y Sociedad

El fantasma de Steve Jobs ha creado 141 patentes póstumas

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Aunque se trate de avances menores, el antiguo director ejecutivo de Apple obtiene más patentes que la mayoría de los inventores

  • por Antonio Regalado | traducido por Lía Moya
  • 28 Noviembre, 2014

¿Cuál es el legado de Steve Jobs? Esta es una forma de medirlo: desde su muerte en 2011 por cáncer de páncreas, el antiguo director ejecutivo de Apple ha conseguido 141 patentes. Eso es más de lo que consiguen la mayoría de los inventores en toda su vida.

Jobs estaba estrechamente vinculado a los detalles de desarrollo de muchos productos de Apple, y algunos de sus intentos aún están en proceso de patentado en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos. Este elevado número de patentes refleja los intensos esfuerzos de Apple por patentar cada aspecto de sus productos, sin importar lo pequeño que sea, algo a lo que el propio Steve Jobs animaba.

En términos generales, una tercera parte de los 458 inventos y diseños patentados que llevan el nombre de Jobs se han aprobado después de su muerte.

Los documentos de patente de Jobs son un registro de la historia de Apple desde que era una start-up hasta convertirse en una de las empresas más grandes del mundo. Su primera patente, obtenida en 1983, se titula simplemente “Ordenador personal”. Una de las más recientes, presentada después de su muerte y aprobada el pasado agosto, cubre el diseño del espectacular cubo de cristal que forma la entrada de la tienda de Apple en la Quinta Avenida.

Algunos observadores de la empresa se preguntan si Apple puede seguir teniendo éxito sin su icónico fundador. Su director ejecutivo actual, Tim Cook, es un pragmático especialista en la cadena de suministro que ascendió en la empresa al asegurarse de que las fábricas chinas entregaban los iPhones a tiempo. El nombre de Cook nunca ha aparecido en una patente.

Este año la periodista Yukari Iwatane Kane, en su libro Haunted Empire: Apple After Steve Jobs (sin traducción al español), afirmaba que la compañía se estancaría y perdería importancia sin Jobs. Argumentaba que Apple, igual que Polaroid después de Edwin Land, o Sony después de Akio Morita, no tendría éxito sin el genio temperamental creador de productos "increíbles".

Pero Apple aún no se ha frenado. Ha anunciado nuevos productos prometedores, como el Apple Watch y un sistema de pago, Apple Pay. Y las ventas de Apple no paran de crecer, sus ingresos anuales se han duplicado desde que Cook tomó las riendas, alcanzando los 182.000 millones de dólares (unos 145.000 millones de euros).

Ahora que Apple tiene éxito bajo otro líder, se podría reevaluar la importancia de los inventos de Jobs.

En 2012 se incluyó póstumamente a Jobs en el Salón de la Fama de los Inventores. Incluso tiene una exposición itinerante propia llamada "Patentes y Registros de Marcas de Steve Jobs: Arte y Tecnología que Cambiaron el Mundo", expuesta recientemente en la biblioteca pública de Denver (EEUU).

Pero las numerosas patentes de Jobs "no le convierten en uno de los grandes inventores de la historia estadounidense", afirma el programador y consultor de patentes alemán Florian Mueller, que ha estado siguiendo muy de cerca las batallas legales en torno al iPhone. Señala que muchas de las patentes de Jobs se refieren al diseño -el aspecto y tacto del iPhone- no a avances técnicos más sustanciales.


Imagen: Patentes de diseño obtenidas por Steve Jobs en la década de 1980 que muestran conceptos para el Apple III y el MacIntosh.

"Aceptar que Steve Jobs fue un gran inventor depende de si estás dispuesto a definir el término en un sentido muy amplio", afirma Mueller. "Estoy convencido de que si auténticos inventores estadounidenses como Edison, Bell y Whitney vieran los logros y contribuciones de Steve Jobs sin duda respetarían al hombre por lo que ha hecho, pero no le considerarían uno de los suyos".

Una de las críticas deriva de que, en sus patentes, el nombre de Steve Jobs suele aparecer junto a una larga lista de otros, lo que significa que estos inventos o diseños no son exclusivamente suyos. Jobs se limitaba a compartir los méritos por lo que hacían los más de 80.000 empleados de Apple, algo que Kane afirma "alimentó su leyenda de visionario extraordinario".

Tim Wasko, que desarrolló la interfaz para el reproductor QuickTime de Apple y el iPod, recuerda que Jobs daba feedback sobre los pequeños detalles y acababa apareciendo en la patente. Es lo que Wasko afirma que sucedió cuando se le ocurrió el concepto para un botón usado en software llamado iDVD. El botón se cierra como un iris, lo que permite interrumpir un proceso. "Tenía un aspecto muy chulo, así que le encantó", recuerda Wasko. "Hizo comentarios y sugerencias útiles, así que merece estar en la patente".

Los inventores fallecidos pueden seguir obteniendo patentes si el proceso de aprobación se alarga pasada su muerte y cuando un abogado pide "continuaciones", básicamente versiones nuevas de patentes anteriores. Y cuantos más abogados y más dinero tenga un inventor, más probabilidades hay de que su fantasma siga haciendo ruido. Los herederos de Jerome Lemelson, el a veces polémico inventor independiente que creó el lector de códigos de barra, obtuvo 96 patentes después de su muerte en 1997 a los 74 años.

A veces, quién aparece en una patente es igual de importante que su contenido, al menos eso es cierto en el caso de Jobs. En 2012, durante una demanda contra Motorola y Google, una juez de Chicago (EEUU) tuvo que ordenar a los abogados de Apple que dejaran de referirse a una patente clave referida a los movimientos de barrido y subida y bajada en las pantallas táctiles como "la patente Steve Jobs". Su razonamiento: los abogados de Apple estaban intentando convertir el caso en un concurso de popularidad recordando el querido fundador de Apple. (Jobs era el primero de los 25 inventores que figuraban en aquella patente).

Incluso cuando Jobs enfermó, los abogados de Apple siguieron presentando solicitudes de patente con su nombre cada pocos días, entre ellas una para una variación sobre la barra de herramientas de subida y bajada por el documento del Mac el 4 de octubre de 2011, un día antes de que falleciese.

Y el nombre de Jobs se sigue añadiendo a nuevas patentes, algunas de las cuales ofrecen una idea de sus intereses personales, como un superyate de 80 metros, Venus, que encargó y ayudó a diseñar. El mes de marzo de este mismo año, una empresa con sede en Cape Cod (EEUU), Savant Systems, presentó a Jobs como el inventor principal en una solicitud de patente que cubre la idea de usar una tableta como el iPad para navegar un barco.

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