Computación
El truco criptográfico que podría arreglar los problemas de 'blockchain' y masificar su uso
El protocolo de conocimiento cero se conoce desde hace años pero, ahora, los criptógrafos han conseguido aplicarlo la cadena de bloques para solucionar sus fallos de privacidad. Gracias a él, la tecnología podría convertirse en un elemento habitual en nuestro día a día
Aunque no lo crea, aún hay mucha gente que no confía en el gran impacto que las cadenas de bloques como Bitcoin y Ethereum podrían tener sobre el mundo de la tecnología convencional. En lo que se refiere a privacidad, las inquietudes de la gente giran en torno a dos cuestiones. La primera es que estos sistemas son demasiado anónimos para aplicarse en servicios usados por millones de personas. La segunda es que son demasiado rastreables.
Pero el protocolo criptográfico llamado prueba de conocimiento nulo o protocolo de conocimiento cero, basado en matemáticas muy complejas, podría revolucionar las cuestiones de privacidad de las cadenas de bloques y, de paso, abrir la puerta a todo un abanico de nuevas aplicaciones.
Bitcoin, Ethereum y la mayoría de las cadenas de bloques públicas son, de hecho, seudónimas, en lugar de verdaderamente anónimas; las personas que realizan transacciones dentro de la red están representadas por cadenas de números y letras visibles para el público, llamadas direcciones. (ver ¿Qué es Bitcoin, y por qué es importante?)
Mientras nadie logre vincular su nombre real a su dirección, el usuario podrá ocultar sus transacciones de manera efectiva. Sin embargo, si su verdadera identidad se vincula a su dirección, de repente cualquiera podrá ver cada transacción que haya hecho en la red.
Las fuerzas de seguridad son conscientes de este fallo y han dedicado los últimos años a perfeccionar su capacidad de seguir el dinero dentro de las cadenas de bloques Bitcoin y Ethereum. Esto les permite rastrear a las personas que usan las criptomonedas con fines ilícitos (ver Ningún criminal está a salvo en Bitcoin (pero sí en otros sistemas de criptomoneda))
Aquí es donde entra en escena el protocolo de conocimiento cero, una tecnología tan alucinante que parece sacada de las páginas de una novela de ciencia ficción. Esencialmente, es "una forma de demostrar algo a alguien sin revelar ninguno de los datos involucrados en la prueba", explica el científico informático de la Universidad de Cornell (EEUU) Emin Gün Sirer. Como un ejemplo sencillo, imagine que debe demostrar que tiene al menos 18 años. En lugar de mostrar su identificación, la matemática subyacente de las pruebas de conocimiento cero puede permitirle convencer a alguien al 100% de que es mayor de 18 años sin revelar ni una pizca de otra información sobre usted. Ni su nombre, ni su dirección, ni una foto.
Hace dos décadas que los criptógrafos conocen este protocolo, pero hasta el año pasado no habían descubierto cuál podría ser su gran aplicación, la cual llega ahora en forma de una criptomoneda basada en Bitcoin llamada Zcash. Zcash usa el protocolo de conocimiento cero para garantizar que las transacciones sean válidas a pesar de que los datos sobre el remitente, el destinatario y el monto negociado permanecen ocultas. El poder de la idea ya ha llamado la atención de algunos de los bancos más importantes del mundo. JPMorgan Chase colaboró recientemente con Zcash para agregar funcionalidad de conocimiento cero a su propia cadena de bloques privada basada en Ethereum.
Sirer afirma que el protocolo de conocimiento cero podría abrir la puerta a muchas aplicaciones más allá de las finanzas, incluidas aquellas que aún no sabemos que necesitamos. Y dado que Ethereum también agregó esta funcionalidad hace poco, hay motivos para pensar que pronto podríamos comenzar a aprender cuáles son. (ver Ethereum, el hermano pequeño de Bitcoin que nació para superar sus capacidades)
Aún resulta difícil predecir hasta dónde puede llevarnos esta tecnología, y los expertos más destacados del campo no han hecho más que empezar a estudiar cómo usarla. Pero existe una posibilidad muy real de que un día se extienda a casi todos los aspectos de nuestra vida en internet. Tal vez ahora mismo estemos asistiendo al comienzo de una revolución sobre la forma en la que gestionamos nuestros datos más privados.