Computación
"El trabajador puede pedirle al edificio cognitivo que avise a la persona con la que tiene una reunión"
Para el consultor IoT de IBM Juan Benavente, la rigidez de los edificios inteligentes queda superada gracias a tecnologías como el procesamiento del lenguaje natural, que logran construcciones perceptivas y adaptables a cada usuario y situación
Puertas automáticas que no se abren, mala regulación del aire acondicionado, y tener que moverse todo el tiempo para que no se apague la luz son algunas de las realidades de los edificios (tal vez no demasiado bien bautizados) inteligentes. Estas edificaciones prometían adaptarse a las necesidades del usuario en todo momento y maximizar la eficiencia, pero el resultado final se ha limitado a procesos automatizados que, pese a su gran capacidad de captación de datos y de análisis, cometen fallos (y ni siquiera se dan cuenta).
En plena ola de la transformación digital, la vuelta de tuerca de las construcciones inteligentes se erige en forma de edificios cognitivos. Este nuevo concepto se vende a sí mismo por su capacidad para individualizar y facilitar la experiencia de cada usuario. Gracias a las nuevas tecnologías como el procesamiento del lenguaje natural y el aprendizaje automático, estas estructuras quieren hablar con cada usuario para aprender a qué planta va, cómo le gusta el café y si el ascensor está a punto de estropearse. Y no sólo eso, también pretenden actuar en consecuencia. Así lo explica el consultor sénior IoT (internet de las cosas, por sus siglas en inglés), especializado en edificios cognitivos de IBM Juan Benavente. Para el experto, el hermano mayor del edificio inteligente es capaz de "ofrecernos servicios más personalizados y más adaptados a través de interfaces más amigables gracias a la tecnología".
¿En qué se diferencian un edificio inteligente y un edificio cognitivo?
El edificio cognitivo ofrece una capacidad computacional mayor, posibilidad de recoger y almacenar más datos, ponerlo todo en contexto, y ofrecerlo a través de una interfaz mucho más sencilla. Por ejemplo, nos permite interpretar el lenguaje natural para interactuar con los usuarios, y analizar imágenes y vídeos, algo que en el caso del edificio inteligente no era posible. En la práctica, esto posibilita llegar a un lugar y, a través de una conversación por voz o chat, acceder a todos los servicios del edificio.
También es un sistema que puede entrenarse a partir de una experiencia previa y de una fuente de datos que es capaz de entender y procesar, para lanzar hipótesis. Por ejemplo, antes se podían descubrir patrones en relación a la eficiencia energética; ahora se puede mejorar el resultado y obtener conclusiones más avanzadas según el conocimiento anterior y nuevos inputs.
Entonces, no se trata de infraestructuras distintas, sino que una es la evolución de la otra y la incluye.
Exacto. El edificio cognitivo es el siguiente paso del inteligente. No estamos olvidando lo anterior, sino que estamos añadiendo la capacidad cognitiva y la capacidad de analizar y recoger más información de fuentes diferentes. Ésta puede ser información propia del edificio, información meteorológica, o información no estructurada (como imágenes, vídeos y lenguaje natural).
Una novedad es que en un edificio cognitivo un trabajador puede pedirle a un bot que avise a la persona con la que tiene una reunión, y que le busque una sala donde realizar el encuentro. Ese diálogo se produce mediante lenguaje natural, el trabajador no necesita aprender nada ni ser un experto.
Los edificios inteligentes han recibido críticas relacionadas con procesos de automatización que no funcionan del todo bien. ¿Un edificio cognitivo soluciona estos fallos?
Ningún sistema es infalible. Aunque un edificio no tuviera nada tecnológico sufriría fallos. Hacerlo inteligente puede hacer que acarree problemas, pero como pasaría con cualquier otro sistema. Gracias a la posibilidad de conectar los dispositivos del edificio cognitivo podemos tener información en tiempo real, y esta capacidad de interconexión permite detectar problemas que ya pasaban para actuar a tiempo. Gracias al IoT podemos reaccionar mucho antes y resolverlos con más rapidez.
¿Qué tecnología hay detrás de los sistemas cognitivos en estos edificios?
Por un lado, está la parte del internet de las cosas, que se obtiene de la capa física del edificio. Permite conocer todo lo que pasa en la infraestructura y almacenarlo en un único lugar. También juegan un papel importante las redes neuronales; nuevas series de algoritmos; la nube como capacidad computacional para agregar toda la información que se va recogiendo y que se puede aprovechar, y para tener el músculo para computarla; y la parte de inteligencia artificial con la plataforma IBM Watson.
¿Cómo puede mejorar un edificio cognitivo el día a día de las personas, por ejemplo, en cuanto a accesibilidad?
Hoy en día nacemos con los dispositivos debajo del brazo y los usuarios demandan cada vez servicios mejores. La tecnología de estos edificios nos permite ofrecer experiencias individualizadas y adaptar los servicios a los diferentes tipos de usuarios. Por ejemplo, si una persona tiene movilidad reducida y llega al edificio en coche, la capacidad cognitiva de éste puede reservarle una plaza de aparcamiento que tenga un acceso cercano a un ascensor.
Foto: Los edificios cognitivos monitorizarían distintos elementos de la estructura, como el flujo de personas, el uso de agua y electricidad y la iluminación. Crédito: IBM.
¿Y en otros aspectos diarios?
En un edificio pueden pasar muchas cosas. Hay servicios de limpieza, de catering, de mantenimiento, de reposición de una serie de elementos de la infraestructura, etcétera. Hasta ahora, estos servicios estaban bastante aislados y no llegábamos a obtener conclusiones entre unos y otros. Pero un trabajador, como usuario, pasa por todos ellos casi sin darse cuenta: va a comer, utiliza el baño e interactúa con un recepcionista. Uniendo la mayor capacidad computacional y el cruce de datos de distintas fuentes, por ejemplo, puede preverse una mayor afluencia de personas a la hora a la que llega el autobús y mejorar la distribución de los ascensores.
En la empresa ISS están tratando de enfocarse en el usuario y adaptar sus servicios en su sede central en Copenhague [Dinamarca]. Uno de los temas más interesantes es cómo, en función de las personas que van a acudir al edificio según la fecha, tratan de reducir el desperdicio de comida adaptando el servicio de catering de acuerdo a la demanda de gente.
¿Cómo pueden las capacidades cognitivas ayudar al proceso de construcción y al mantenimiento del edificio?
El edificio tiene una fase inicial de diseño, otra de construcción, la fase de gestión de bienes y, después, la de uso; las circunstancias que se dan en cada una de ellas son muy diferentes. Con el edificio cognitivo podría haber un bot que ayudara a un operario cuando tiene que realizar una instalación compleja a partir de conversaciones anteriores con otros usuarios. En el mantenimiento, de la misma manera, un trabajador puede obtener información de un catálogo de incidencias típicas del que se haya alimentado el sistema. El usuario no tiene ni por qué saber que quien lo está ayudando es una máquina.
Por ejemplo, la empresa KONE, que fabrica y mantiene ascensores y escaleras mecánicas, está utilizando el machine to machine (máquina a máquina) para sus sistemas. Mediante la información que aportan los ascensores, IBM Watson analiza la experiencia previa para formular mejores hipótesis. Si es la cuarta vez que el ascensor se pasa unos centímetros al bajar, puede prever que hay un 80% de probabilidades de que se averíe, hacer una planificación de mantenimiento o parar el servicio por temor a que haya riesgo. También puede interactuar con el usuario y preguntarle a qué planta quiere ir.
Estas innovaciones suelen arrastrar dos temas delicados: privacidad y seguridad. ¿Cómo responde a estas cuestiones un edificio cognitivo?
Tratamos de utilizar la menor información posible para evitar complicaciones. Nosotros ofrecemos sistemas que, a diferentes niveles, ofrezcan diferentes medidas: para comunicaciones, la encriptación; para gestión de dispositivos, poder acceder y ver qué ocurre; a nivel de usuario, mecanismos de autentificación; y, en la nube, se están creando soluciones de inteligencia artificial focalizadas en la seguridad que detectan determinados patrones que dan indicios de que se está sufriendo un ataque.