Inteligencia Artificial
"Las empresas grandes tendrán su propio operador de drones con su equipo de pilotos"
El profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Luis Iglesias considera que estas naves tienen un gran potencial en la ingeniería civil, principalmente por cada vez más bajos costes, y considera que la legislación actual es el mayor freno para exprimir las ventajas de esta innovación
Los conocimos como armamento militar, pero ahora llevan paquetes, transportan personas, cámaras y sirven incluso como juguetes. La versatilidad de los drones los han convertido en una de las tecnologías más mediáticas de los últimos años. Un auténtico bum. Según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea de España (AESA), en agosto de 2016 había en España 1.556 operadores registrados, lo que supone un aumento de algo más de 600 frente a finales de 2015.
Pero además de estos usos, las aeronaves no tripuladas también pueden jugar un papel en el sector de la construcción. Para el experto en ingeniería cartográfica, geodésica y fotogrametría de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM, España) Luis Iglesias, la expansión del uso de drones en obras de ingeniería civil es una realidad potencial. Sin embargo, considera que está siendo frenada por la confusión de la normativa actual que, entre otras cosas, limita los vuelos a 500 metros alrededor del piloto y dentro de su alcance visual. Y sobre esto precisamente habló en reciente un seminario especializado celebrado en la UPM.
¿En qué punto se encuentran los drones dentro de la ingeniería civil?
Los drones se están utilizando mucho para producción cartográfica a baja escala. También se están desarrollando muchas aplicaciones para inventarios en temas de electricidad, monitorización e inspección, etcétera. Pero ahora está todo un poquitín paralizado debido a la normativa que tenemos en España. Desde la universidad, estamos muy interesados en los diferentes tipos de desarrollo, pero también esperamos a la nueva normativa [que sustituya a la actual]. El bum con el que se han encontrado las autoridades ha sido tan rápido que la situación les ha sobrepasado un poco.
¿De qué manera se están utilizando estas aeronaves?
Nosotros [en la universidad] investigamos cómo obtener información sobre el trazado de las carreteras para temas de seguridad y visibilidad. Cuando se diseña una carretera hay una serie de parámetros, como la distancia y las curvas, que se establecen, pero con los que luego la visibilidad no coincide. Sobre todo porque en el entorno de la carretera suele haber obstáculos que no se tienen en cuenta en el diseño, como el arbolado. Aunque aún no lo hemos hecho, nuestra intención es utilizar drones para obtener esa información de forma eficiente y rápida.
¿La rapidez sería la principal ventaja?
No sólo esa. Es mucho más económico que hacer un levantamiento fotogramétrico clásico con avión, que suele ser bastante caro. Por eso, cuando la extensión es pequeña, con este tipo de aplicaciones es relativamente fácil obtenerlo y mucho más rápido. Hay otras ventajas, como la seguridad en inspecciones de líneas de alta tensión, pero una de las principales es el bajo coste de los equipos.
Eso es lo que ha llevado al bum. Estos equipos no son recientes. Hemos encontrado soluciones de ingeniería para carreteras de hace varios años, pero tanto las naves como los programas para dirigirlas eran carísimas. Ello impedía que los drones fueran accesibles.
La tecnología avanza y los precios bajan, ¿existe interés en las empresas?
Las empresas están muy interesadas en posibles aplicaciones, las que más se están moviendo son las eléctricas. Lo que ocurre es que estamos todavía en un impasse [por la normativa] que no sabemos todavía cómo será. Pero yo creo que antes o después, desde el punto de vista científico y empresarial, esto se va a abrir. Si quieres aplicar una tecnología y tienes las autorizaciones pertinentes, no tiene que haber ningún problema en hacerlo.
Foto: El profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Luis Iglesias. Crédito: Cortesía del entrevistado.
Un uso masivo de drones también podría generar nuevos tipos de negocios, ¿correcto?
Es otra de las limitaciones de la normativa. Para poder trabajar con drones necesitas ser operador de dron, la persona física-jurídica legalmente responsable del aparato. Y luego está el piloto de dron, quien lo maneja y que tiene que vincularse a un operador. En otras palabras, una persona normal no puede comprarse un dron y ponerse a trabajar.
Esto provocará dos situaciones. Las empresas grandes tendrán su propio operador de drones con su equipo de pilotos y gestionarán sus necesidades. Sin embargo, las empresas pequeñas, salvo que tengan interés en desarrollar una actividad propia de drones, tendrán que recurrir a operadores externos. También depende del ámbito de negocio. Si eres una empresa agrícola con muy pocas hectáreas y tienes un problema fitosanitario, no te haces operador. Sin embargo, a una gran empresa hortofrutícola sí que podría interesarle.
Volar más implica más datos. ¿Cómo pueden procesarse?
Eso ahora mismo puede ser el cuello de botella porque se puede captar un volumen muy importante de información. Hacen falta recursos informáticos fuertes para tratarla en un tiempo adecuado.
Aquí hay dos etapas que son muy importantes: la planificación y el vuelo. Si necesitas modelos 3D tienes que programar muy bien el vuelo, ver qué solapamientos necesitas porque cada punto tiene que aparecer en más de dos fotos para restituir el modelo. Si esa planificación la puedes cargar en el dron, es mucho más sencillo. Para cartografía, por ejemplo, ya hay mucho software desarrollado. Existe incluso la posibilidad de procesar los datos recogidos a través de la nube y desde el móvil.
Ha comentado la situación española, ¿conoce la de otros países?
Los países latinoamericanos tienen una normativa muy parecida a la nuestra. Y allí esta tecnología puede ser muy importante porque hay zonas que carecen de cartografía detallada. En España estamos acostumbrados a tener una bastante buena, pero hay zonas en Colombia que no, especialmente cartografía altimétrica, para los problemas que se les plantean. Es el caso de una zona en el estado de Guajira donde se están utilizando drones con vistas al análisis de posibles inundaciones y con la que hemos colaborado durante el último año.
La idea surgió en el año 2012, cuando sufrieron grandes inundaciones que afectaron gravemente a la zona. El Gobierno colombiano hizo una serie de proyectos para analizar las posibles actuaciones, sobre todo en las zonas urbanas. La Universidad de la Guajira está desarrollándolo ahora mismo. Surgió la oportunidad de usar un dron de ala fija [capaces de volar distancias más largas] y consiguieron la cartografía. En un día se volaron 150 hectáreas con dos vuelos, uno fotográfico y otro con infrarrojos. Ahora buscan utilizar drones multirrotor para cartografía.
La idea es, a partir de esos modelos, intentar analizar las zonas con mayor riesgo posible de inundación para actuar, tomando posibles medidas preventivas como diques. Se trata de responder ante situaciones especiales en las que puede venirse abajo toda la infraestructura.