Una superficie con sensores desarrollada por Microsoft ofrece una nueva forma de utilizar los ordenadores.
Los usuarios de ordenador llevan 20 años utilizando el teclado y el ratón. Una nueva interfaz experimental bajo desarrollo en Microsoft podría ofrecerles una forma completamente nueva de utilizar sus sistemas.
Los dispositivos multi-touch y sensibles al movimiento han emergido recientemente de los laboratorios de investigación, ofreciendo nuevas formas de interacción con los ordenadores. La interfaz táctil experimental de Microsoft da un paso más allá, permitiendo a los usuarios que interactúen mediante gestos como el de exprimir, alargar, enrollar o frotar.
Situada en la base del nuevo dispositivo, una “placa sensora” produce campos magnéticos múltiples por encima de su superficie. Al detectar las perturbaciones en estos campos, el sistema logra hacer un seguimiento del movimiento de un objeto de metal a lo largo de su superficie, o la manipulación de una bolsa con limaduras de hierro o un fluido magnético. El usuario puede arrastrar un cojinete de bolas a lo largo de la superficie para mover el cursor sobre la pantalla, o manipular una bolsa llena de fluidos de hierro para esculpir objetos virtuales en 3D.
Stuart Taylor, desde el Microsoft Research Cambridge del Reino Unido, afirma que la superficie se puede reconfigurar fácilmente para permitir distintas formas de entrada de datos. En colaboración con algunos colegas en Microsoft y con Jonathan Hook en la Universidad de Newcastle, Taylor creó unas matrices de 64 bobinas magnéticas, cada una de ellas enrollada en un cable, dentro de una placa sensora de 100 centímetros cuadrados. “En esencia, este modelo es el de la configuración de una guitarra eléctrica,” afirma Taylor. “Si interrumpes el campo, eso hace que se induzca una corriente en la bobina.”
“Es un concepto interesante que extiende el concepto de multi-touch hacia algo más tangible,” afirma Anthony Steed, profesor del grupo de Gráficos Informáticos y Entornos Virtuales del University College London. Tener una superficie que permita a los usuarios manipular distintos objetos sería algo de mucho interés, afirma.
Sin embargo, señala Steed, fabricar un dispositivo que pudiese pasar de ser un dispositivo de entrada a uno de salida, y viceversa, sería todo un reto. Aunque los cojinetes de bolas movibles con campos magnéticos no deberían ser demasiado difíciles, “mover bolsas con fluidos de hierro sería más complicado,” afirma.
Taylor admite que aún es pronto. Al igual que ocurrió con los primeros sensores táctiles basados en capacitancia—originalmente utilizados en instrumentos electrónicos experimentales y hoy día de uso común en los iPhones—es difícil saber a dónde puede llegar todo esto o qué impacto tendría a largo plazo. “Realmente estamos en el punto de partida, valorando todas las aplicaciones de carácter más amplio,” afirma.